Contenidos de la página
- Ciudad de Chernóbil
- La ciudad de Chernóbil
- La plaza central de la ciudad de Chernóbil: “Alley of Memory and Hope”, “Wormwood Star Memorial” y el “Museo”
- Memorial dedicado a “aquellos que salvaron el mundo”: Monument of those who saved the world.
- Monumento a Lenin
- Chernobyl Open Air Museum of Machinery
- Iglesia de la ciudad de Chernóbil
VISITA A LA ZONA DE EXCLUSIÓN DE CHERNÓBIL
Ciudad de Chernóbil
En 1986, la ciudad de Chernóbil, que presta su nombre a todo el área de exclusión, tenía unos 13.000 habitantes. Hoy, oficialmente, no hay ninguno, pero no es una ciudad fantasma. Sigue estando parcialmente habitada, ya que está mucho menos contaminada que otros puntos.

La ciudad de Chernóbil
Curiosamente, la ciudad de Chernóbil está bastante más lejos de la central nuclear que Prípiat.
Históricamente, Chernóbil ha sido la población más grande de lo que ahora es la zona de exclusión. El pacífico pueblo, que data del siglo XII fue una vez una vibrante ciudad judía, pero a principios del siglo XX muchos de sus habitantes fueron asesinados primero por el Ejército Rojo y luego durante la ocupación nazi. Con los años, la industria nuclear volvió a traer crecimiento y prosperidad a esta ciudad humilde históricamente castigada por la fatalidad.
En la entrada hay un memorial en forma de puesto de control. Una sencilla recreación histórica que se estableció por iniciativa del Departamento de la Policía Nacional en la región de Kiev y que está dedicada al coraje y sacrificio del personal encargado de hacer cumplir la ley durante la liquidación del accidente en el Central nuclear de Chernóbil.
Aparentemente todo está en calma, casi congelado. Parece una ciudad triste. Medio viva, medio muerta. Sin embargo, hay señales de vida. Aquí viven unas 600 personas, la mayoría trabajadores de la planta energética. Son los liquidadores modernos de Chernóbil, que desmantelan la central nuclear. Se les permite permanecer en la zona durante 15 días, pero luego tienen que irse los 15 siguientes. Esa es la norma para no superar la exposición a la dosis de radiación. Mientras están aquí, viven en pisos o residencias abandonadas y compran lo que necesitan en las tiendas locales.
En el centro hay un pequeño supermercado, con productos escasos, eso sí, con los estantes llenos de alcohol. Además, hay un hotel/restaurante donde comen y duermen los turistas y sus guías.

el hotel 10 o hotel Desyatka
El hotel 10 ( está a 10 km de la central nuclear) desafía toda lógica comercial. Su único reclamo es su ubicación, en Chernóbil, dentro de la Zona de Exclusión. Este hecho, que disuadiría a cualquier turista normal, es otro de los incentivos de la visita.
Existen alojamientos mucho mejores en Kiev, pero para el turista oscuro, dormir en Chernóbil añade mucho valor a la experiencia.
Su página web ofrece un recibimiento acogedor: “Comparte con nosotros una experiencia inolvidable en Chernóbil”.
El hotel en sí mismo está bien, doy fe. Amabilidad, buena y abundante comida, conexión WiFi, una cama limpia y no pasas frío. Eso sí, el lavabo lo encontrarás en el pasillo.
Las casas fueron abandonadas inmediatamente después del desastre. La gente lo dejó todo. Algunas personas han regresado y han organizado nuevamente su vida para vivir aquí de forma modesta.


En Chernóbil las tuberías van por encima de la carretera y de las calles. Cuando se construyeron a marchas forzadas en 1986, las nuevas tuberías no fueron enterradas para evitar el contacto con el suelo radioactivo, así que son visibles. A veces pasas por encima de ellas, pero la mayoría son ellas las que pasan por encima de ti.
La plaza central de la ciudad de Chernóbil: “Alley of Memory and Hope”, “Wormwood Star Memorial” y el “Museo”
En la plaza central de la ciudad de Chernóbil está el “Wormwood Star Memorial”, una estatua que representa el tercer Ángel de la Apocalipsis, un personaje bíblico que guarda una macabra relación con este lugar. Y es que, según la Biblia, cuando sonó esa trompeta, un astro de grandes dimensiones se precipitó sobre la tierra, contaminando las aguas y todo lo que encontró a su paso.
El nombre de la estrella en cuestión era Ajenjo, un dato que sería insignificante si no fuera porque ajenjo en ucraniano significa Chernóbil.

Como pasa siempre en estos casos, hay quien atiende a la razón y quién busca respuestas en los malos augurios contenidos en las profecías bíblicas… Mientras los científicos culpan del accidente al diseño del reactor y los errores humanos que se cometieron durante aquella noche fatídica, los más creyentes, sin embargo, han querido atribuirlo a un suceso divino profetizado en los versículos del Apocalipsis de San Juan.
«El tercer ángel tocó la trompeta, y una grande estrella que ardía como una antorcha cayó del cielo, sobre la tercera parte de los ríos y sobre las fuentes de las aguas. Y esa estrella tiene por nombre Ajenjo» … «Entonces, vi un águila volando alto y oí que decía con voz fuerte: “Desastres, desastres, desastres para los habitantes de la tierra. Comenzarán después de que los tres últimos ángeles toquen las trompetas”».
Apocalipsis 8:11-13
Casualmente, chernóbil significa en ucraniano «hierba negra», y a menudo se traduce como «ajenjo», una planta de sabor muy amargo que, precisamente, es muy común en la zona, por lo que se otorgó ese nombre a la ciudad.
Justo delante de la Estrella de Ajenjo hay un memorial llamado “Alley of memory and hope”,
Hay más de 100.
En la misma plaza puedes entrar a un pequeño museo ( tendrás suerte si lo encuentras abierto, ya que sus horarios caprichosos ).
Al pie de la estatua del ángel hay una gran losa de hormigón con forma de mapa. Es la parte ucraniana de la zona de esclusión.
Aquí mismo, cada 25 de abril, al anochecer, residentes, trabajadores y visitantes se reúnen para conmemorar el aniversario de la catástrofe y rezar por los muertos. Un suceso tan complejo y con repercusiones tan duraderas que, más de 35 años después, aún cuesta entenderlo. En medio de una atmósfera emocionante, los reunidos sostienen velas mientras escuchan poemas o canciones locales.
Memorial dedicado a “aquellos que salvaron el mundo”: Monument of those who saved the world.
En Chernóbil, hay un parque de bomberos operativo. En frente, un monumento recuerda a aquellos que, en la madrugada del 26 de abril de 1986 respondieron a la llamada de emergencia de la central nuclear. Entonces no sabían que allí librarían su última batalla.
El memorial muestra a unos hombres valientes enfrentándose a una muerte segura sin un equipamiento que les hubiera permitido tener, como mínimo, una oportunidad para sobrevivir. Sus protagonistas son 7 bomberos de piedra gris que se afanan con sus mangueras y sus instrumentos alrededor de una figura central que representa a la central nuclear. Uno de ellos lleva un medidor de radiación y en su rostro se adivina que las lecturas que está obteniendo indican que nadie va a salir con vida de allí. Otro aparece arrodillado con evidentes síntomas de intoxicación radiológica. Detrás suyo se encuentra la figura de un médico que corre desesperadamente a atenderlo.
Sobre todos ellos, como presidiendo la escena, hay un globo terráqueo que simboliza el mundo que ellos salvaron esa noche. Y es que ellos, por encima de todos, impidieron que el desastre se multiplicara al impedir que el incendio se extendiera al cercano reactor número 3.
La escena en sí es muy épica y logra de inmediato llenar de emoción el rostro del observador.
Monument to Those Who Saved the World, uno de los monumentos más icónicos de la Zona. Se encuentra frente a la Estación de Bomberos No. 3, desde donde se enviaron equipos la noche del desastre.
Los recuerdan también sus familiares que, una vez al año les traen comida y bebida. Estos hombres y los que estaban de guardia en Prípiat fueron los primeros en llegar a la zona del accidente y sus primeras víctimas. Ninguno de ellos sobrevivió más de 4 meses.

El memorial fue una iniciativa de los propios bomberos de la estación número tres de Chernóbil. Ninguna instancia oficial puso un sólo céntimo para levantarlo. Paradójimamente, esos mismos que se desentendieron de su financiación, ahora se enorgullecen de ella y presumen ante los visitantes extranjeros.
Monumento a Lenin
Debido a que permanece congelado en el tiempo, la zona de exclusión de Chernóbil es uno de los pocos lugares del país donde todavía se pueden ver hoces, martillos y … ¡estatuas de Lenin!. Pues sí, como si de un viaje en el tiempo se tratara, de repente nos situamos en la época soviética y encontramos algo inexistente en la Ucrania posterior a 1991: una estatua de LENIN.

Las leyes de descomunización del gobierno pro occidental de Ucrania han dado cobertura legal a la destrucción de cualquier monumento en honor al fundador de la Unión Soviética. Al no ser Chernóbil una ciudad, en el sentido administrativo del término, no tiene autoridad local para tomar ninguna decisión al respecto.
Chernobyl Open Air Museum of Machinery
Los vehículos expuestos en el Museo de Mecánica fueron utilizados por los liquidadores para descontaminar la zona. Hay un pequeño robot (en la foto de la izquierda) que se utilizó para las tareas de limpieza del tejado del reactor.

El tejado del reactor era un lugar absolutamente incompatible con la vida humana, por lo que se utilizaron robots teledirigidos para su limpieza. Sin embargo, la radiación allí era tan alta que, al poco tiempo, los operarios perdían el control sobre las máquinas y estas dejaban de funcionar. Algunas hasta se precipitaron del tejado.
Minutos era lo que tardaba la radiación en convertir la tecnología punta de le época en chatarra.
Las señales de peligro no son un decorado. Todas las máquinas se limpiaron pero siguen siendo radioactivas. A una distancia segura, los dosímetros marcan unos niveles normales. En la ciudad de Chernóbil los resultados de la medición oscilan entre 0.12-0.14 μSv/h (microsieverts/h). Aquí rondan los 0.20-0.22 μSv/h. No es peligroso pero significa que estamos cerca de fuentes de radiación.
Iglesia de la ciudad de Chernóbil
La sencilla IGLESIA DE SAN ELÍAS, construida en 1877 es la única en funcionamiento en la zona de exclusión. Sus paredes son nítidas y blancas, con arcos de color azul y amarillo oro, como la bandera de Ucrania. Dos cúpulas doradas coronan el techo. El contraste entre la iglesia y los 30 km de escombros que la rodean, es muy llamativo y triste a la vez.
Antes de la reunión anual en la plaza central de Chernóbil, en la iglesia ortodoxa local se celebra una misa. Tras ella, los participantes tocan la campana de la memoria, en el patio de la iglesia. Una por cada año transcurrido desde el accidente. En 2022 sonará 36 veces.
La única iglesia abierta de la zona de Chernóbil muestra unos niveles mínimos de radiación. Según cuentan, muy por debajo de los parámetros de la zona de exclusión e incluso por debajo de los que hay en Kiev.
En palabras del presidente de la Unión Ucraniana de Chernobyl, Yury Andreyev “incluso durante los días más difíciles de 1986, el área alrededor de la iglesia de St. Elijah estaba limpia de radiación, sin mencionar que la iglesia en sí también lo estaba”. Andreyev afirma también que el nivel de radiación en la ciudad de Chernóbil (mucho menor que en Prípiat y otras zonas circundantes) … “sólo se puede explicar por la voluntad de Dios”.
Pues eso.
En la ciudad de Chernóbil la vida sigue. Lenta, inhóspita y con ropa de combate. Como si todavía siguieran en guerra contra ese enemigo invisible.