Contenidos de la página
LA RUTA 66 EN NUEVO MÉXICO. Tramo 3. De Santa Rosa a Albuquerque ( Vía Santa Fe), 295 km.
Cuando la Ruta 66 se trazó por primera vez en 1926, la nueva carretera se diseñó siguiendo el sendero Old Pecos desde Santa Rosa hasta Santa Fe. Desde Santa Fe continuaba en dirección Alburquerque a través de La Bajada Hill, una estrecha y zigzagueante carretera con una desnivel muy pronunciado. Un tramo tan problemático, que a menudo los viajeros tenían que contratar a residentes de la zona para conducir sus vehículos. Y aunque se suponía que este trazado debía ser permanente, finalmente no lo fue debido a una retorcida maniobra política:
En 1937, el entonces gobernador de Nuevo México, Arthur T. Hannett, perdió la reelección y atribuyó las culpas a los políticos de Santa Fe. Como venganza, decidió abrir una ruta alternativa a Albuquerque que pasara por alto a los negocios y a los políticos de la capital del estado.
En una carrera contrarreloj, sin permisos de obra y expropiando tierras tanto públicas como privadas sin ofrecer compensación alguna, el proyecto se acabó antes de que el nuevo gobernador jurara el cargo. La nueva carretera se terminó y los automóviles circularon por una nueva ruta que acortaba casi 150 km la distancia entre Santa Rosa y Albuquerque.
En rojo, la alineación pre 1937 y en azul, el tramo posterior a esa fecha
Desde el punto de vista lógico, la nueva alineación era más cómoda y directa. Además evitaba algunos de los obstáculos peligrosos de una de las secciones más problemáticas de la Ruta, como el tramo de La Bajada Hill.
Finalmente, cuando se pavimentó la carretera en 1938, este segmento se designó oficialmente como Ruta 66, la misma ruta que seguiría la nueva Interestatal-40 años después.
De Santa Rosa a Santa Fe (siguiendo la alineación original de 1926)
Al salir de Santa Rosa por al Ruta 66 se cruza el río Pecos y se avanza por la I-40 hasta la salida 256 en dirección 84 Norte siguiendo el recorrido de la Route 66 original, hoy totalmente enterrada bajo los cimientos de la autopista. Se atraviesan algunos poblados sin demasiado interés turístico, como Dilia, Apache Springs, Los Montoyas o Romeroville, donde se enlaza con la Interestatal-25 para ir avanzando teniendo en mente que la pequeña carretera que discurre junto a la autopista era la antigua Ruta 66. Después de pasar por Bernal se pueden ver las montañas que conforman el lado sur de las Rocosas.
Poco más hasta llegar hasta SANTA FE, capital de Nuevo México.
Santa Fe, la «ciudad diferente
Santa Fe, que hoy cuenta con algo más de 88.000 habitantes (2021), es una de las ciudades más icónicas y pintorescas de la Ruta 66. Las artes, la artesanía, la comida y una intensa vida al aire libre son el reflejo de la combinación de la cultura de la colonia española/mexicana con la de los nativos americanos, que ha sido preservada a través de una ley de 1958 que protege el estilo arquitectónico tradicional en los distritos históricos.
La capital del estado de Nuevo México es la segunda ciudad más antigua creada por colonos europeos en Estados Unidos. Sólo St. Augustine, en Florida, que data de 1565, es anterior. Apenas se pone un pie en la ciudad, uno se da cuenta de que no hay ningún lugar en Estados Unidos que se le parezca.
Situada a 2.196 metros de altitud, allá donde las grandes llanuras se encuentran con las montañas rocosas, Santa Fe está entre las ciudades más peculiares e interesantes del país gracias, en parte, a la riqueza histórica legada por las culturas indígena, española y mexicana.
Un poco de historia de Santa Fe
Los españoles exploraron Nuevo México a mediados del siglo XVI cuando Francisco Vásquez de Coronado nombró a los nativos «Pueblo». Se establecieron en Santa Fe durante el invierno de 1609-1610 mientras buscaban “civilizar” el continente norteamericano y expandir su imperio en el Nuevo Mundo. Eligieron el emplazamiento por ser un sitio seguro, alejado de las hostilidades de los indios Pueblo (o anasazi ), con mucha tierra disponible y abundante agua. Su primer gobernador, Pedro de Peralta, llamó a la nueva ciudad » la Villa Real de Santa Fe de San Francisco de Asís».
Como muchos otros asentamientos coloniales españoles de la época, la colonia en Santa Fe era un fuerte defendible con un pueblo ubicado alrededor de una plaza central que ejercía como centro comercial, social y político de la comunidad. En ella podrían caber «1000 personas, 5000 cabezas de ovejas, 400 cabezas de caballos y 300 cabezas de ganado sin amontonarse». La planificación de la ciudad incluía un palacio como sede del gobernador y la administración, una cárcel y una capilla. Por temor a los ataques de los indios Pueblo locales, muchos funcionarios y ciudadanos españoles de alto rango construyeron sus casas alrededor de la plaza por ser un área más segura.
El asentamiento original alrededor de la plaza se expandió para incluir suburbios en el lado opuesto del río Santa Fe, como el barrio de Analco, donde hacia 1620, se construyó la Capilla de San Miguel.
Los colonos y misioneros españoles trataron de someter y evangelizar a los más de 100.000 indios Pueblo que vivían en la zona. En 1680, después de años de trabajos forzados e insistencia en la conversión católica, estos se rebelaron, matando a casi 400 colonos, expulsando al resto y destruyendo la mayoría de edificios de Santa Fe, salvándose de la quema el Palacio de los Gobernadores y, parcialmente, la Capilla de San Miguel.
Con la rebelión, los indios Pueblo ocuparon la ciudad y tanto los colonos como la mayoría de sus sirvientes indios tlaxcaltecas huyeron hacia El Paso. En 1692, los españoles, bajo el mando de Diego de Vargas, volvieron a restablecer el dominio español, tras lo cual se empezó a reconstruir Santa Fe y el Barrio de Analco.
Santa Fe se mantuvo como provincia española hasta 1821, año en que México obtuvo la independencia de España
En 1821, William Becknell abrió la senda de Santa Fe, de más de 1.600 km de longitud, lo que atrajo a nuevos pobladores a la zona.
El 18 de agosto de 1846, el ejército estadounidense tomó Santa Fe y, dos años más tarde México firmó el tratado de Guadalupe Hidalgo, por el que cedía Nuevo México y California a Estados Unidos.
En 1862, durante la Guerra Civil americana, las tropas confederadas ocuparon la ciudad durante 27 días, hasta que las tropas unionistas les obligaron a retirase.
En 1912, Nuevo México se convirtió en el estado número 47 de la Unión y Santa Fe se convirtió en su capital. En ese momento, los planificadores de la ciudad decidieron preservar la ciudad histórica y construir una ciudad armoniosa utilizando estilos y métodos tradicionales.
Con la llegada del ferrocarril en 1880, Santa Fe y Nuevo México experimentaron una revolución económica sin precedentes.
Tipicos edificios de adobe en Francisco St., centro histórico de Santa Fe.
Experiencias cercanas
Flagstaff, Williams y el Crand Canyon
Ruta 66 y el Gran Cañón
Recorre la Ruta 66, uno de los símbolos de Estados Unidos, Descubre la cultura de Arizona y admira el Cañón del Colorado.
¡Un paseo por la “Calle principal de América”!
Paseando por Santa Fe
Las ciudades coloniales españolas en América se establecieron siguiendo estrictas reglas establecidas por el Rey y su Consejo de Indias. Los principales edificios de la comunidad se disponían alrededor de una plaza central y, generalmente, estaban ubicados junto a un río o arroyo (el río Santa Fe, en este caso). Así, un recorrido lógico por la ciudad debería empezar en la plaza principal y las sinuosas calles del distrito histórico, que incluye construcciones de adobe, galerías de arte, museos y coloridos mercados al aire libre.
Cruzando el río Santa Fe, un pequeño arroyo sin más, se llega a Vargas St. para visitar la Capilla y la casa más antiguas de Estados Unidos, ubicadas en el barrio de Analco, un pequeño distrito por el que merece la pena dar un romántico paseo para ver sus estructuras originales de Adobe.
La Plaza de Santa Fe se remonta a principios del s.XVII y, en un principio, fue construida por Pedro de Peralta como prisión. Durante más de 400 años ha sido el epicentro de la ciudad y su centro comercial, donde a lo largo de los años se han llevado a cabo negocios de todo tipo.
Hoy, es una atracción internacional donde bandas, eventos artísticos y artesanales, vendedores y tiendas de nativos americanos se alinean alegremente.
La Catedral Basílica de San Francisco de Asís es la sede de la Archidiócesis Católica de Santa Fe. Situada en el centro de la ciudad, la catedral fue construida por el arzobispo Jean Baptiste Lamy entre 1869 y 1886 en el lugar que ocupaba La Parroquia, una iglesia de adobe de 1717 que fue desmantelada una vez que la nueva construcción se completó (sólo se conservó una antigua capilla que está situada en el lado norte de la catedral).
Lamy, nacido en Francia, diseñó la catedral al estilo neorrománico francés, en contraste con las estructuras de adobe que la rodean.
El edificio del Palacio de los Gobernadores situado al norte de la histórica Plaza de Santa Fe, fue erigido por los españoles entre 1610 y 1612 para la administración de la vida colonial. A lo largo de los años, ha sido testigo de la Revuelta Pueblo (1680–1692), de un breve período de dominio mexicano (1821–1848) y del asentamiento de Santa Fe como territorio estadounidense (1848–1912).
Desde 1912 administra el estado de Nuevo México y se conserva, aunque su estructura se ha ido modificando a lo largo de los años en función de las necesidades cambiantes y los intereses estilísticos, como el edificio público ocupado continuamente más antiguo de los Estados Unidos.
En 1909, el edificio fue designado como sede del Museo de Historia de Nuevo México y, para reforzar sus conexiones con culturas anteriores, se reacondicionó al estilo de renacimiento español-pueblo, que ayudó a influir en el carácter arquitectónico de Santa Fe y gran parte del estado.
Muchos visitantes de Santa Fe, visitan el Palacio por el mercado de arte de indígenas estadounidenses ubicado bajo su entrada. Allí, los artesanos nativos venden joyas hechas a mano y otras artesanías.
Tampoco hay que perderse el Hotel La Fonda on the Plaza, cuya hospitalidad antecede a la independencia estadounidense. Según los registros históricos de Santa Fe, su verdadera historia se remontaría 400 años atrás, ya que se encuentra en el mismo lugar que ocupaba primera posada de la ciudad, abierta cuando los españoles fundaron la ciudad en 1607. De ser cierto, La Fonda se convertiría en el establecimiento hotelero más antiguo de América.
A lo largo del siglo XIX, La Fonda se convirtió en la opción de alojamiento preferida entre cazadores, soldados, buscadores de oro, jugadores o políticos. A medida que fueron pasando los años, la estructura de adobe cambió de propietario varias veces, superando acontecimientos históricos como la Guerra Civil, la expansión del ferrocarril o la condición de estado de Nuevo México.
En 1925, el edificio volvió a cambiar de manos cuando fue adquirido por Atchison, Topeka & Santa Fe Railway, que lo arrendó a Fred Harvey, un empresario hostelero reconocido por el agudo sentido de la hospitalidad de las posadas de su propiedad, las famosas Harvey Houses, conocidas por sus altos estándares de calidad, excelente comida y, por supuesto, sus «Harvey Girls», excepcionalmente bien preparadas para ejercer su labor como camareras.
Las estrecheces económicas llevaron a su venta en 1968, no quedando ni rastro de esa etapa.
El barrio histórico de Analco
El Barrio Histórico de Analco en Santa Fe, declarado Monumento Histórico Nacional, es uno de los barrios residenciales más antiguos de los Estados Unidos. Los españoles lo levantaron en 1620, pero sufrió una gran destrucción durante la revuelta de los indios Pueblo de 1680.
Tras la reconquista española, los residentes de Analco reconstruyeron el vecindario, convirtiéndose en el suburbio elegido por sirvientes, comerciantes, indígenas no Pueblo que servían a los españoles y artesanos calificados, básicamente, zapateros, sastres, músicos, plateros, herreros, albañiles, adobes, albañiles y carpinteros.
La palabra indígena tlaxcalteca, “Analco”, significa “el otro lado del río”. Así se distinguía este barrio del que crecía alrededor de La Plaza, donde residían los funcionarios del gobierno y otros ciudadanos destacados.
A través de los edificios de adobe que conforman el barrio histórico de Analco, los visitantes se pueden hacer una idea de cómo vivían los colonos españoles de clase trabajadora y observar la fusión de los estilos de construcción españolas, indias y, finalmente, estadounidenses.
Ubicada en la esquina de E. Vargas St. y Old Santa Fe Trail, se encuentra la antigua MISIÓN DE SAN MIGUEL (Capilla de San Miguel), cuya construcción comenzó en 1610 y terminó en 1625, lo que la convierte en la iglesia más antigua de los Estados Unidos.
El edificio, que fue construido en adobe, con techo plano y gruesos muros, como una iglesia comunitaria para los soldados, trabajadores y sirvientes de los funcionarios españoles, resultó parcialmente dañado durante la Revuelta de los indios Pueblo de 1680, pero se reconstruyó después del regreso de los españoles (1692 – 1710).
El interior de la capilla incluye varias pinturas y estatuas que datan del s.XVIII. El retablo de madera, que incluye una imagen de San Miguel fue tallada en 1709 en México y añadida a la iglesia en 1798 por los frailes franciscanos. La parte trasera a contiene la campana de San José, que data de la época de la Guerra Civil estadounidense.
LAS MISIONES
La capilla de San Miguel fue construida siguiendo el «Camino Real de Tierra Adentro», un sendero histórico que recorre 650 kilómetros desde México, atravesando Nuevo México y Texas, hasta llegar hasta Ohkay Owingeh Pueblo, en Santa Fe. A lo largo del camino, a una distancia de un día a caballo entre una y otra, se iban constituyendo las misiones con el fin de evangelizar a los nativos.
La casa frente a la Capilla de San Miguel está considerada como la casa continuamente habitada más antigua de los Estados Unidos, aunque realmente se desconoce su auténtica edad. Si bien las muestras de los anillos de las vigas de madera las sitúan entre 1740 a 1767, partes de las paredes inferiores de una habitación de la casa están hechas de adobe encharcado, una técnica de construcción indígena anterior a los ladrillos de adobe introducidos por los colonos españoles.
Durante la sublevación de los indios Pueblo la casa fue dañada pero tras la reconquista en 1692 se reparó, siendo la residencia del Gobernador Marqués de Peñuela en 1709.
La casa ha permanecido ocupada hasta la década de 1920. Ahora contiene un pequeño museo (muy interesante) con objetos cuotidianos del s.XVIII y una bonita tienda de regalos.
En 1881, la casa era una gran estructura de dos pisos que acogía a 12 familias. La segunda planta servía como dormitorio para los habitantes de la casa.
Con el paso de los años, tanto la casa más antigua como la adyacente Misión de San Miguel cayeron en un grave estado de deterioro, con un peligro real de colapsar. Como medida de seguridad, se eliminó la segunda planta entre 1887 y 1895. En la foto (1921) se ve la casa, ya con una sola planta y las reparaciones en su fachada.
El interior del pequeño museo de la Casa más antigua de Estados Unidos
Además de la Misión de San Miguel y la Casa más antigua de los Estados Unidos, en Vargas St hay 5 edificios más que son interesantes a nivel histórico. Son los siguientes: Dormitorio de St. Michael o edificio Lamy. 413, Old Santa Fe trail / Casa Gregorio Crespín. 132 E, De Vargas St. / Casa Roque Tudesquí. 129-135 E. De Vargas St. / Casa Boyle. 327 E. De Vargas St. / Casa Adolfo Bandelier. 352 E. De Vargas St.
Canyon Road
Canyon Road es una de las calles más bonitas de Estados Unidos. Está ubicada como la continuación de East Vargas Street y reúne la mayoría de las galerías de arte de Santa Fe, que abarcan todo tipo de piezas, desde las propias de los nativos americanos hasta el arte más vanguardista.
A través de un agradable paseo se pueden contemplar pie de calle obras de artistas locales, del resto del país y de todo el mundo. Eso sí, solo contemplar ya que sólo unos pocos afortunados coleccionistas disponen de capital suficiente como para invertirlo en cualquiera de las extraordinarias obras originales en exposición.
Para que la experiencia sea completa, Canyon Road, además de arte, también ofrece establecimientos gastronómicos y de joyería de Santa Fe.
Los Museos
Una de las singularidades más evidentes en Santa Fe es su notable población nativa y el respeto por su cultura. Sólo hay que pasear por sus calles para percibir que está muy presente. Junto a La Plaza hay museos que se centran en el arte y la cultura de los nativos americanos, como el MUSEO DE ARTE NATIVO CONTEMPORANEO, el MUSEO DE HISTORIA DE NUEVO MÉXICO, o el MUSEO DE ARTE DE NUEVO MEXICO o más generales como el GEORGIA O´KEEFFE MUSEUM , que exhibe el trabajo de la artista, que vivió en Santa Fe y Abiquiu, Nuevo Mexico.
Estos no son los únicos museos que hay en Santa Fe. En Museum Hill también hay otros como el MUSEO DE ARTE POPULAR INTERNACIONAL, con arte popular, juguetes y textiles o el MUSEO DE ARTE COLONIAL ESPAÑOL, un viaje a la América colonial española, o el MUSEO DE ARTE Y CULTURA INDIAS.
El extraordinario Museo de Arte Nativo Americano
TAOS PUEBLO
Un tour de un día completo desde Santa Fe a Taos Pueblo, donde se pueden comprar recuerdos y experimentar la cultura y la comida nativas, puede ser una opción de viaje de ida y vuelta memorable.
Taos Pueblo
» We have lived upon this land since days beyond history´s record, far past any living memory, deep into the time of legend. The story of my people and the story of this place are one single story. No man can think of us without thinking of this place. We are always joined together».
«Hemos vivido en esta tierra desde más allá de los registros de la historia, mucho más allá de cualquier memoria viva, en lo más profundo de la época de la leyenda. La historia de mi pueblo y la historia de este lugar son una sola historia. Ningún hombre puede pensar en nosotros sin pensar en este lugar. Siempre estamos unidos»
Manifiesto Tribal
El asentamiento Pueblo de Taos al norte de Santa Fe, declarado Patrimonio Mundial de la Unesco. La arquitura comunal de varios pisos es la estampa más característica de Taos. Aquí empezó la Revuelta Pueblo en 1680
Taos Pueblo, el «hogar de los sauces rojos», está situado en el valle de Taos, al pie de las montañas Sangre de Cristo, a una hora y media (109 km) al noroeste de Santa Fe. Ocupado continuamente durante más de 1000 años, Taos Pueblo es el único pueblo nativo americano vivo que es a la vez Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y Monumento Histórico Nacional.
Hoy en día, Taos todavía irradia ese cautivador encanto del viejo mundo. El pueblo aparece hoy tal como lo hizo cuando llegaron los primeros exploradores españoles en 1540, quienes al ver las brillantes paredes de adobe, pensaron que habían encontrado las legendarias Siete Ciudades de Cibola.
Se sabe que Taos Pueblo inspiró lo que ahora se conoce como arquitectura del suroeste
El 30 de septiembre se celebra la Fiesta de San Gerónimo, con escalada de postes y feria de artesanías. El Taos Pow-wow (segundo fin de semana de julio) reúne a naciones indígenas de todo el país. Visita: https://taospueblo.com/
Aquí, en la aldea, la mayoría de los residentes respetan la tradición de no tener electricidad ni agua corriente. Dividida en dos (por decirlo así) por Red Willow Creek, en el lado Norte, los edificios Pueblo varían de uno a cinco pisos de altura y cada.. Cada puerta es una entrada a una casa de propiedad privada. Las casas se transmiten de generación en generación y son mantenidas por cada familia… Este mantenimiento incluye enlucidos con adobe, reparación de techos y el cuidado de la carpintería de madera.
El fotogénico lado norte de la aldea. En el centro de la plaza, los visitantes verán unas frágiles estructuras de madera a modo de tendedero que se utilizan estacionalmente para secar maíz, carnes y bayas. También hay unos montículos de adobe que sirven para hornear pan.
Además del apartado histórico, el pueblo también es conocido por tener una comunidad artística muy activa.
En el lado norte donde también se sitúa la histórica Plaza, los visitantes encontrarán a algunos artistas locales que venden su cerámica de arcilla micácea, joyas de plata y turquesa, pintura o artículos tradicionales de cuero. Y es que frente a las distracciones del mundo moderno que los rodea, el mayor desafío al que enfrentan los residentes de Taos radica en el hecho de preservar las costumbres y tradiciones antiguas…
Otras características del pueblo incluyen varias kivas (espacios religiosos y ceremoniales) redondas y un muro defensivo circundante.
Las iglesias son solo una de las muchas características históricas y culturales que hacen que Taos Pueblo sea Patrimonio Mundial y un Monumento Histórico Nacional. Construida en 1850 para reemplazar a la primera iglesia, destruida por la guerra, La Capilla de San Jerónimo, que lleva el nombre del santo patrón de Taos Pueblo, es uno de los monumentos más destacados de Taos Pueblo. Sus campanarios simétricos, su portal escalonado y sus suaves paredes de adobe atraen a artistas y fotógrafos de todo el mundo. Además de su sencilla bellza exterior, destacan las vigas de troncos talladas a mano los santos y la figura del altar central es la Virgen María, que junto con varios otros santos decorativos fueron traídos por los primeros misioneros españoles. A la derecha del altar hay un ataúd, que simboliza a Jesucristo.
Las ruinas de la Misión San Jerónimo y la iglesia reconstruida son recordatorios físicos de la turbulenta historia del pueblo y la resistencia del pueblo Taos.
LA IGLESIA DE SAN JERÓNIMO
Las misiones españolas eran instituciones religiosas construidas para convertir los pueblos nativos a la religión y la cultura españolas. La historia de esta Misión en particular, está estrechamente relacionada con los acontecimientos históricos y conflictos que han ido ocurriendo en la aldea con el paso del tiempo:
Taos Pueblo recibió su primer sacerdote franciscano católico en 1598, cuando Juan de Oñate, después de establecer un asentamiento español en la zona, asignó a Fray Francisco de Zamora como misionero en el área de Taos.
La primera iglesia de San Jerome fue construida en 1619, no sin dificultades debido a conflictos y a la falta de cooperación de los indios.
En 1640, la iglesia fue destruida y varios misioneros españoles fueron asesinados por los indios en Taos. Lentamente, y con la persistente resistencia local, la iglesia se fue reconstruyendo. La convivencia siguió deteriorándose a medida que se seguían recaudando impuestos y se suprimían las prácticas religiosas tradicionales.
Durante la Revuelta de los indios Pueblo en 1680, fue nuevamente destruida en un esfuerzo por eliminar el reino español de territorio. Tras la reconquista española de 1692, la iglesia fue reconstruida de nuevo.
La nueva iglesia, terminada en 1726, estaba hecha de adobe y tenía un campanario cuadrado, y estaba ubicada en el exterior de los dos complejos principales del pueblo a ambos lados del río.
La misión se convirtió en el centro de otro levantamiento en 1847 Cuando mexicanos e indios resistieron la toma estadounidense del territorio durante la guerra entre México y EE.UU y mataron al nuevo gobernador estadounidense de Taos, Charles Bent, tropas y voluntarios del gobierno marcharon hacia Taos y atacaron a los disidentes mexicanos e indios que se habían refugiado en la iglesia de San Jerónimo.
Durante el asedio, que duró varios días, el santuario, acribillado con balas de cañón, fue destruido totalmente, así como los hombres, mujeres y niños que se encontraban en su interior.
La nueva iglesia de San Jerónimo, dentro del reciento amurallado se construyó en 1850.
Las ruinas de la iglesia de San Jerónimo, destruida en 1847, todavía se pueden ver hoy al noroeste de los dos bloques principales del pueblo. El contorno de la nave y el campanario cuadrado aún son visibles. Los antiguos muros de la misión sirven para encerrar el desde entonces es un cementerio. Muchas generaciones de españoles e indios americanos yacen enterradas dentro de esos muros.
La encarnación más nueva de la iglesia se encuentra dentro de los muros de adobe del pueblo original. Construida en 1850, la iglesia católica de San Jerome, que sigue siendo un hermoso ejemplo de la arquitectura del norte de Nuevo México, está catalogada como Monumento Histórico Nacional y lleva el nombre del santo patrón de los indios Pueblo.
Hoy en día, la mayoría del pueblo Taos se identifica como católico y al mismo tiempo reconoce fuertes vínculos con sus tradiciones culturales indias americanas.
Los domingos por la mañana todavía se sigue celebrando una misa.
Red Willow Creek es la fuente de agua potable para los residentes del pueblo. Cruzando el rio por el puente de madera se llega al lado Sur de la aldea. Hlaukwima mantiene una estructura parecida a las del lado Norte, con estructuras de hasta 3-4 pisos. El acceso a estas es a través de escaleras
El lado sur y el lado norte son parte del conjunto que es Taos Pueblo
Taos Pueblo está abierto a los visitantes todos los días, excepto cuando los rituales tribales requieren el cierre de la aldea. Desde finales del invierno hasta principios de la primavera, el pueblo cierra durante unas diez semanas.
REGLAS DE COMPORTAMIENTO DURANTE LA VISITA A LAS TIERRAS TRIBALES PUEBLO
En tierras tribales se deben respetar las costumbres, la religión y las tradiciones locales.
Los líderes tribales pueden restringir el acceso a ceremonias privadas, por lo que hay que verificar que el acceso esté permitido. Tomar fotos también puede estar prohibido o se puede requerir un permiso para ello. Incluso si tiene un permiso, es mejor solicitarlo antes de tomar una foto de un miembro de la tribu.
No tirar basura. No llevar ni consumir alcohol ni drogas. Se deben respetar los letreros de «Fuera de límites». No mover artefactos o fragmentos de cerámica expuestos. No acelerar y respetar las señales de tráfico.
Respetar a la gente local. Los bailes no son un espectáculo, son una ceremonia. Hay que mostrar respeto y permanecer en silencio en todas las ceremonias.
Los cementerios, las salas ceremoniales… Hay lugares sagrados donde no se permite la entrada a personas que no sean Pueblo.
Distrito histórico de Taos
La ciudad de Taos, desarrollada a apenas 5 km del asentamiento milenario de Taos Pueblo ha absorbido durante siglos la influencia de las culturas indígena, española y americana. El epicentro de la vida social y cultural se desarrolla alrededor de la histórica Plaza, cuyos cimientos se sembraron en el año 1796 cuando el Rey de España otorgó la Concesión de Tierras a Don Fernando de Taos y a 63 familias, configurando el asentamiento más importante fuera del antiguo pueblo de Taos. Aquí, los lugareños se reúnen para disfrutar de música en vivo y mercados de agricultores y los visitantes pasean por calles llenas de tiendas y galerías de arte.
Y es que desde la llegada de los primeros artistas en la década de 1920, Taos se ha convertido en un refugio para artistas y creativos. Los visitantes podrán admirar pinturas, esculturas, exposiciones fotográficas, poesía, arte en metales y obras audiovisuales en numerosas galerías privadas, o en museos como el Harwood Museum of Art (Museo de Arte Harwood) y el Taos Art Museum (Museo de Arte de Taos).
Además, su privilegiado enclave en medio de la sierra Sangre de Cristo también atrae a los amantes de la naturaleza y las actividades al aire libre, que pueden encontrar numerosos lugares para salir de excursión, esquiar o pasear en bicicleta.
Desde Santa Fe, la Carretera Madre continuaba en dirección Alburquerque por un tramo especialmente problemático a través de La Bajada Hill… Hoy esa pista sin asfaltar es impracticable y está cerrada al tráfico, aunque si se dispone de un vehículo lo suficiente alto de bajos, uno se puede acercar lo bastante como para apreciar las vistas.
Lo más práctico es olvidarse por un tiempo de la Ruta 66 y coger la I-25 hasta llegar a Alburquerque…