Contenidos de la página
- Nueva York: el Distrito Financiero (II). Zona Cero, Memorial 9/11, City Hall y Battery Park City
- La Zona Cero
- National 9/11 Memorial and Museum
- Liberty Park
- One World Trade Center
- Oculus, el intercambiador de la Zona Cero
- LOS ALREDEDORES DE LA ZONA CERO
- St. Paul´s Chapel
- City Hall y su entorno
- Battery Park City
Nueva York: el Distrito Financiero (II). Zona Cero, Memorial 9/11, City Hall y Battery Park City
De todos los lugares emblemáticos en este extremo de la isla de Manhattan, el emplazamiento donde en 2001 se alzaban las Torres Gemelas destaca por encima de los demás.
En 1973, las torres se convirtieron en los edificios más altos del mundo y durante los 28 años siguientes más de un millón de visitantes al año disfrutaron emocionados de las vistas desde el mirador de la azotea. Pero la mañana del 11 de septiembre del 2001 lo cambió todo. Los neoyorquinos y millones de personas en todo el mundo, contemplaron horrorizados como dos aviones comerciales secuestrados se estrellaban contra las dos torres, que tardaron ciento dos minutos en desplomarse.
Y cuando cayeron, el paisaje del Distrito Financiero cambió para siempre.
La Zona Cero
Desde 2001, la Zona Cero es el destino más importante para entender el clima emocional de Nueva York tras el 11 de septiembre. Acotado entre las calles Vesey St, West St, Liberty St y Church St., el espacio que en su día alojó a las Torres Gemelas y más adelante a un aterrador solar, hoy renace como un nuevo complejo financiero y como un espacio de homenaje permanente a las víctimas de los atentados. Ahora, esta parte del Bajo Manhattan no sólo vuelve a ser el corazón comercial del mundo y uno de los símbolos más emblemáticos del éxito financiero de la ciudad, sino que se ha convertido en un magnífico lugar para la reflexión.
Se puede decir que la compleja reconstrucción del espacio que ocupaban las Torres Gemelas empezó en 2002, cuando la Corporación para el Desarrollo del Bajo Manhattan (CDBJ) convocó un concurso para desplegar un plan de reactivación de la Zona Cero. El ganador fue el proyecto «Fundamentos de la memoria», presentado por Daniel Libeskind.
En el diseño, el arquitecto trabajó en estrecha colaboración con la Autoridad Portuaria, la misma CDBJ, la ciudad de Nueva York y los diferentes arquitectos involucrados en el levantamiento de los diferentes edificios y espacios, a sabiendas de que involucrar a todas las partes interesadas era fundamental para fomentar la armonía entre la memoria y la necesidad de levantar un nuevo barrio vibrante y dinámico.
Como muestra el plano, finalmente, el plan para rellenar el «vacío» que quedó después del 11-S, estaría compuesto por un memorial, un museo, una serie de rascacielos entre las que destacaría el One World Trade Center, un pequeño parque elevado junto a la piscina sur que conectaría con los edificios del World Financial Center y un moderno Intercambiador de Transporte.
National 9/11 Memorial and Museum
El 26 de febrero de 1993, un artefacto explosivo detonó en uno de los aparcamientos subterraneos del complejo del World Trade Center. Murieron 6 personas y alrededor de un millar resultaron heridas. Aparte de algunos desperfectos en su interior, el edificio resistió perfectamente. El atentado fue perpetrado por un grupo terrorista árabe dirigido por el musulmán radical Shaikh Omar Abdel-Rahman, que fue declarado culpable por la corte de Nueva York en 1995.
Para el proyecto del WORLD TRADE CENTER SITE MEMORIAL, se convocó un concurso internacional de diseño en el que participaron un total de 5.201 equipos, de entre los cuales, fue el dúo formado por el arquitecto Michael Arad y el paisajista Peter Walker, el que mejor satisfizo las exigencias de Libeskind.
Su idea era la de crear un espacio que, en lugar de ocultar la ausencia causada por la destrucción, la visibilizara. Las desaparecidas Torres Gemelas debían estar presentes en la memoria de todos lo neoyorquinos, así que el principal propósito de los urbanistas fue reconstruir la Zona Cero sin dejar de honrar la memoria de las víctimas.
El resultado, bautizado como Reflecting Absense, cuenta con dos enormes piscinas construidas sobre los cimientos de las Torres Gemelas y alimentadas desde su perímetro por unos saltos de agua, cuyo constante y sereno descenso invita a la reflexión. Caminar alrededor de estas piscinas y escuchar el relajante sonido del agua mientras se lee, en los parapetos de bronce que las rodean, los nombres que recuerdan a los miles de fallecidos es una experiencia conmovedora.
Alrededor de los estanques se articula el llamado «bosque de árboles», una plaza arbolada que, aunque está rodeada de rascacielos, parece muy lejos de los sonidos habituales de la ciudad de Nueva York. Las hojas de sus más de 400 robles blancos renacen cada año en primavera, ofrecen una buena sombra en verano y que, con su cambio de color, anuncian la llegada del otoño.
Y de entre todos los árboles de este pequeño bosque urbano, hay uno cuya historia de supervivencia y adaptación es inspiradora. Se trata del conocido como «SURVIVOR TREE», el árbol que sobrevivió a la destrucción de las Torres Gemelas.
En octubre de 2001, fue literalmente rescatado de entre los escombros de las torres. Su corteza estaba carbonizada por los incendios y muchas de sus extremidades reducidas a cenizas, aún así, todavía mostraba signos de vida…
Severamente dañado, el árbol, que resultó ser un peral, fue trasladado hasta un vivero del Bronx, donde el Departamento de Parques de la ciudad se hizo cargo de él hasta 2010, año en que pudo ser trasplantado de nuevo a su hogar original. Hoy, el árbol luce exuberante como único ejemplar de peral entre los cientos de robles que lo rodean y se conserva como un impagable ejemplo de supervivencia y resiliencia.
Todo el conjunto se ve reforzado por el elegante 9/11 MEMORIAL MUSEUM, al que se accede a través de un impresionante pabellón de cristal y acero situado entre las piscinas del Memorial.
9/11 MEMORIAL MUSEUM
Este emotivo Museo, especialmente necesario para la recuperación de la normalidad en la ciudad, abrió sus puertas en 2014 para recordar con dignidad los sucesos de aquel trágico martes de 2001 a través de una extensa colección de objetos recuperados y la utilización de imágenes, videos, relatos y tecnología interactiva que, sin duda, hacen de la visita toda una experiencia intensa y reflexiva.
En la sala principal del pabellón se levantan dos columnas de acero que formaban parte de la estructura de sostén de la Torre Norte. Ambas se mantuvieron en pie entre el mar de escombros, por lo que se convirtieron en un poderoso símbolo de resistencia. Estos tridentes son sólo dos de los más de 10.000 objetos de la colección del museo.
Otras piezas llamativas que figuran en el exquisito catálogo del museo son, por ejemplo, la escalera de Vesey Street, por la que pasaron cientos de trabajadores que consiguieron salir con vida de las torres, la conmovedora galería In Memoriam, con sus paredes llenas de nombres y fotografías de las víctimas o el deteriorado camión de la compañía 3 de bomberos, testigo directo del horror.
También hay numerosos objetos personales expuestos. Entre ellos, llama la atención la polvorienta cartera de Robert Joseph Gschaar, un agente de seguros que trabajaba en la planta 92ª de la torre sur, que contiene una fotografía de su esposa Myrta y un billete de 2US$ que ella le había entregado como símbolo de una segunda oportunidad como pareja.
Tampoco hay que perderse el «Wall of faces», con los retratos de las víctimas de los ataques de 2001 y 1993, ni la llamada «Last Column», que está cubierta de inscripciones y recuerdos conmemorativos.
MEMORIAL MUSEUM 9/11. 180 Greenwich St, New York. Entrada de pago, ya sea con una entrada o un pase de atracciones.
Columna de sustento de la Torre Norte
El polvo, la ceniza y los escombros llenaron el interior de Chelsea Jeans, una tienda de Broadway cerca de Fulton St. El propietario, David Cohen, decidió mantener el escaparate tal como quedó después de la tragedia. La tienda cerró un año más tarde, pero la Sociedad Histórica de Nueva York lo conservó como evidencia documental.
La última columna. El 28 de mayo e 2002, en una ceremonia privada organizada por los trabajadores de la Zona Cero, se extrajo el «último» escombro, marcando el simbólico fin de los trabajos de recuperación de la zona.
Deteriorado camión de la compañía 3 de bomberos. Once miembros de la compañía entraron en la Torre Norte. Algunos de ellos acababan de salir de servicio después de completar el servicio nocturno.
La escalera de Vessey St. resistió al colapso de las Torres. Recordada como la «escalera de los supervivientes», por ella pasaron cientos de personas que consiguieron salir con vida antes del desplome de las torres.
Motor de ascensor de una de las torres gemelas. Uno de los 99 motores que formaban parte del complejo de ascensores de cada torre.
En el mismo Distrito Financiero hay otro museo relacionado con los atentados del 11 de septiembre: el 9/11 Tribute Museum. Creado por los supervivientes y los familiares de las víctimas, a diferencia del 9/11 Memorial Museum, este se centra en las historias y anécdotas personales. Podríamos decir que es más discreto, pero mucho más íntimo e introspectivo. Con una perspectiva diferente de lo que pasó aquel día.
FDNY 10 HOUSE MEMORIAL WALL
En la esquina de Greenwich Street y Liberty Street, muy cerca del complejo del nuevo World Trade Center se encuentra el FDNY Memorial Wall, del artista Joe Petrovics, un gigantesco muro de bronce que recuerda a los 344 bomberos (el recuento incluye al bombero voluntario Glenn J. Winuk) que perdieron la vida en los atentados del 11-S mientras ejercían las tareas de rescate.
El conjunto mide 17 metros de largo y 1.8 metros de alto y está situado en la pared de la estación de bomberos más cercana al epicentro de la tragedia, la «Engine and Ladder Company 10», en el 124 de Liberty Street. El panel central muestra relieves de las Torres Gemelas en llamas, representando el momento en el que el segundo avión se estrella contra la torre sur. Los laterales representan a los bomberos intentando controlar los incendios.
Liberty Park
Muy cerca del museo se encuentra el LIBERTY PARK, un pequeño jardín elevado donde poder descansar mientras se contempla el memorial con un poco de perspectiva.
Desde el 2017, el espacio acoge la escultura «The Sphere», de Fritz Koenig, que originalmente estaba situada en la plaza central del antiguo World Trade Center… Paradójicamente, como un símbolo de la paz mundial.
La pieza sobrevivió sorprendentemente bien al derrumbe de las Torres Gemelas, que le cayeron, literalmente, encima. Rescatada de entre los escombros, fue depositada sin restaurar en Battery Park, donde se mantuvo hasta que fue trasladada al Liberty Park.
La escultura, magullada pero íntegra, en Battery Park, su primera ubicación después de los atentados.
Cuando se recuperó de entre los escombros, la «Esfera» asumió una simbología para la que no fue concebida: la de esperanza y resiliencia.
La escultura fue devuelta al World Trade Center, en Liberty Park en 2017, en memoria de los que murieron durante los atentados del 11 de septiembre de 2001
En uno de los extremos del parque, Santiago Calatrava es el responsable de la construcción de la nueva iglesia ortodoxa de San Nicolás, desaparecida con el colapso de la Torre Sur del WTC. Su inauguración coincidió con el vigésimo aniversario de los atentados.
One World Trade Center
Donde quiera que uno se encuentre en el Distrito Financiero, hay un edificio que domina el paisaje: el One World Trade Center, que no solamente despunta sobre el renovado cielo de Manhattan sino que, además, se ha convertido en la gran referencia del admirable renacer del Distrito Financiero.
Diseñada por el estudio Skidmore, Owings & Merrill, la torre es, sin duda, el epicentro del plan recuperación de la zona tras la tragedia. Y es que desde su inauguración en 2014, ocupa simbólicamente el doloroso vacío que quebró el perfil del Bajo Manhattan.
Las referencias simbólicas están muy presentes:
- Su altura, 417 metros, coincide con la de la Torre Norte de las Torres Gemelas.
- La aguja de 124 metros que la corona proporciona al edificio una altura total de 541 metros (… o 1776 pies, una referencia al año en que se firmó la Declaración de Independencia de EE.UU).
- El mirador también está a la misma altura que las del antiguo complejo.
El nuevo One World Trade Center (así se llamaba también la antigua Torre Norte) se construyó bajo nuevos parámetros de seguridad, que incluyen muros de cemento de 1 metro de grosor alrededor de los ascensores y unos cimientos de 60m de profundidad resistentes a explosiones.
El rascacielos cuenta con el One World Observatory, situado a una altura de 386,5 metros.
OBSERVATORIO DEL ONE WORLD TRADE CENTER, EL MIRADOR MÁS ALTO DE NUEVA YORK
Aunque el mirador se encuentra entre las plantas 100 y 102, la experiencia comienza ya en la planta baja, donde tras un repaso al proceso de creación de la torre se entra en uno de los cinco modernos ascensores que suben hasta lo más alto del edificio. Nada más iniciar la subida, el ascensor se convierte en una máquina del tiempo que durante 47 segundos repasa la evolución de Manhattan a través de los años… Finalmente se llega al piso 102, donde espera una última y espectacular sorpresa…
Desde aquí, hay que bajar hasta la planta 100, donde se obtiene una extraordinaria panorámica de 360º en la que se avistan la Estatua de la Libertad y las grandes referencias en altura de la ciudad.
Para muchos, el mejor momento para subir es la puesta de sol, cuando Manhattan empieza a adquirir las luces más vistosas.
Las vistas (con teleobjetivo) desde la planta 100 del One World Trade Center
Oculus, el intercambiador de la Zona Cero
Cada día, centenares de turistas y residentes llenan de vida el Oculus de Santiago Calatrava, un flamante intercambiador de transportes que sorprende por su blanca estructura con forma de esqueleto de dinosaurio y un enorme espacio abierto de su interior. La construcción de esta espectacular obra futurista se inició en 2005 y fue inaugurada en 2016, después de 7 años de retraso y un elevadísimo sobrecoste asumido por la ciudad.
Aquí confluyen 11 líneas de metro, el tren que comunica Manhattan con el estado de Nueva Jersey, al otro lado del río Hudson, y un moderno centro comercial que se ha convertido en una atracción más para turistas, muchos de los cuales, entre compra y compra, se dirigen hacia los balcones, donde admiran los rascacielos que hay alrededor.
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LOS ALREDEDORES DE LA ZONA CERO
St. Paul´s Chapel
Entre los imponentes rascacielos del Distrito Financiero, en la esquina de Broadway con Vesey St., la St. Paul´s Chapel sobrevive estoicamente como el edificio público más antiguo de Nueva York utilizado ininterrumpidamente y única iglesia de la era colonial que aún se mantiene en pie en Manhattan.
Inaugurada en 1766, 80 años antes que la actual Trinity Church y 10 años antes del nacimiento de los Estados Unidos, durante su primera década fue, técnicamente, propiedad del rey Jorge III.
Rodeada inicialmente de tierras de cultivo y huertos, la «remota» Capilla de St. Paul se construyó inicialmente como complemento a la antigua Trinity Church para acoger a la creciente población de la ciudad.
La Capilla se ha resistido a la adversidad a lo largo de sus muchos años.
Durante los primeros días de la Revolución Americana, la invasión de las tropas británicas provocó el conocido como Gran Incendio de 1776, que destruyó una cuarta parte de los edificios de la ciudad uno de los cuales fue la Trinity Church original. El fuego también alcanzó la Capilla, pero fue sofocado por voluntarios a base de cubos de agua.
Con la vieja Iglesia en ruinas, St. Paul se convirtió en la parroquia más antigua de Manhattan ( y la más importante hasta 1790, cuando se reconstruyó la Iglesia de la Trinidad ).
Precisamente por la destrucción de la Trinity Church, el flamante primer presidente de los Estados Unidos, George Washington, después de dirigirse al Congreso en el discurso inaugural de su legislatura en 1789, caminó hasta esta ( su capilla favorita ), donde el Obispo de Nueva York ofició una misa.
Washington continuó asistiendo a St. Paul, ocupando el mismo banco durante los dos años siguientes, hasta que Nueva York dejó de ser la capital temporal del país.
Con la adición del campanario en 1794, muchos consideraron a St. Paul el edificio más elegante e imponente de la ciudad.
Hoy, el One World Trade Center se vuelve a elevar poderosamente por detrás de la Capilla tal como lo hicieron las Torres Gemelas durante tantos años.
Un grabado del interior de la Capilla. El banco que sólía utilizar Washington para rezarse conserva en el interior como una reliquia. New York Public Library.
EL MILAGRO DE ST. PAUL´S CHAPPEL
St. Paul´s Chapel alcanzó la fama tras el 11-S. Y es que, inexplicablemente, sobrevivió intacta a la caída de las torres gemelas, a pesar de estar ubicada a sólo una manzana. Ni siquiera un cristal roto. Desde entonces es conocida como la » pequeña capilla que no cayó» (the litte Chapel that Stood, en inglés).
Por su cercanía a las torres, se convirtió inmediatamente en un refugio espiritual y un lugar de descanso para heridos y personal de emergencia. Además, durante los 8 meses siguientes acogió a los más de 3.000 bomberos y voluntarios que trabajaron en la Zona Cero buscando víctimas y ayudando a despejar los restos.
La capilla habilita una sala interior para la exposición «Un espíritu inquebrantable: esperanza y reconciliación en la Zona Cero». A través de fotografías, objetos personales y muestras de respeto, el memorial honra a las víctimas y voluntarios que trabajaron sin descanso sirviendo comidas, preparando camas y atendiendo a los equipos de rescate
City Hall y su entorno
Los 60 pisos y 240 metros de altura del WOOLWORTH BUILDING, adornados con gárgolas, bóvedas y pináculos, fueron los más altos del mundo desde 1913 hasta 1929, cuando fue superado efímeramente por el Edificio Trump, ahora, 40 de Wall Street, y el Chrysler Building en 1930. El edificio se creó para F.W. Woolworth, fundador de la cadena de tiendas «five-and-ten-cent-store», que pagó los más de 13.5 millones que costó el proyecto en metálico.
El deslumbrante vestíbulo está decorado con paredes de mármol y detalles en madera, un hermoso techo abovedado y algunas figuras ornamentales, entre las que se encuentra una caricatura del propio Woolworth contando monedas de 5 y 10 centavos y otra de Cass Gilbert, mostrando una maqueta del edificio. El edificio sólo se puede explorar a través de una visita guiada, que también incluye la visita a los rincones más originales del edificio, como el acceso propio al metro o una piscina secreta. Lo que sí que se puede hacer es echar un rápido vistazo hasta que el personal de seguridad nos despida desde la misma puerta giratoria y, no siempre de la manera más amable.
Después de unos años en que el edificio estuvo vacío, una constructora compró las 30 mejores plantas para convertirlas en 33 residencias de lujo, cuyo valor puede alcanzar en algún caso los $80 millones.
Su dirección es el 233 de Broadway y los tours están disponibles a partir de 20$ en el mismo edificio.
Atravesando el pequeño y agradable oasis del City Hall Park se llega al CITY HALL, donde se sitúa la sede del consistorio municipal y la oficina del alcalde. Construido entre 1802 y 1812, se trata del tercer ayuntamiento que ha tenido la ciudad, después del que establecieron los holandeses en una taberna de Pearl St. y el que fijaron los británicos en el actual emplazamiento del Federal Hall National Memorial.
El City Hall está situado en el centro del City Hall Park y está abierto al público en horario laboral. El edificio está orientado al sur porque en el momento de su construcción nadie creyó que la ciudad se extendería mucho más al norte.
Battery Park City
Frente al Hudson, abrazado por la brisa marina, se encuentra la explanada de 10 ha sobre la que se asienta Battery Park City, un espléndido barrio que ha sido ganado al río gracias a los cientos de toneladas de tierra y roca extraídos de las obras del World Trade Center en la década de 1970.
Milagrosamente, gran parte del barrio sobrevivió al 11-S, incluidos algunos de sus jardines, como el Robert F. Wagner Jr., que cuenta con las mejores vistas sobre la Estatua de la Libertad; o el West Thames Park, donde se reservaron pequeñas parcelas para unos vecinos que cultivan sus plantas o crean sus propios jardines.
Ahora, el renovado vecindario es un lugar estupendo para pasear entre bloques de oficinas, residencias de lujo y tiendas a lo largo de una explanada en la que uno se permite soñar despierto mientras contempla las formidables vistas sobre la Estatua de la Libertad y los barcos que navegan por el Hudson, en la que parece una relajada parodia del Distrito Financiero.
Después de una trabajada transformación, el Winter Garden, uno de los 6 edificios que formaban el antiguo World Financial Center, muy severamente dañado por los atentados del 11-S, abrió sus puertas el 17 de septiembre de 2002, rebautizado como BROOKFIELD PLACE.
Desde sus cristaleras, han sido muchos los que han asistido a la lenta pero constante reconstrucción de la Zona Cero, y ahora, poco a poco, ha dejado de ser únicamente un lugar donde relajarse, para convertirse en un sofisticado centro comercial lleno de elegantes tiendas exclusivas y locales gastronómicos con una oferta muy variada, que dispone, además, en invierno, de una pista de hielo con vistas al Hudson.
Muy cerca, junto al puerto deportivo, se encuentra el NEW YORK POLICE MEMORIAL ( Liberty St. con South End Ave ), un emotivo homenaje a los policías desaparecidos entre los escombros de las Torres Gemelas. Sorprendentemente, no está demasiado bien ubicado, así que puede pasar muy desapercibido para el visitante que no pretenda visitarlo expresamente.
Justo detrás ( Kowsky Plaza, 385 End Ave ) puede verse una sección del MURO DE BERLÍN. En 1982, el artista francés Thierry Noir inició la tradición de pintar ilegalmente el lado occidental de la pared con el objetivo de “desmitificarlo”. Thierry pintó cientos de simples y coloridas «Grandes Cabezas» rápidamente y a escondidas. Una de ellas la regaló el gobierno alemán a la ciudad de Nueva York con motivo del 15° aniversario de la caída del infame muro.
TEARDROP PARK ( Warren St ) es también un tesoro para aquellos que tienen la suerte de encontrarlo. Empequeñecido por los enormes edificios residenciales que la rodean, este parque público, ubicado en la esquina de la calle Warren y River Terrace, ofrece un santuario único para descansar y para que los niños jueguen en un entorno natural calificado como «una parte del valle de Hudson en Battery Park City».
Por supuesto, pocas personas pueden permitirse vivir alrededor de Teardrop Park, pero está abierto para que cualquiera lo disfrute. Y vale la pena explorarlo.
Otro de los imprescindibles de Battery Park City es el IRISH HUNGER MEMORIAL, el pequeño parque al principio de Vesey St. que rinde tributo al millón de irlandeses que murieron durante la Gran Hambruna irlandesa (1845-1852). Unos años devastadores que además obligó a miles de ellos a emigrar hacia el Nuevo Mundo para empezar una nueva vida.
La obra representa un paisaje rural irlandés cuya pieza central es una cabaña de piedra de la década de 1820, transportada desde Irlanda. Además, para reproducir este pequeño fragmento de paisaje celta se han utilizado piedras, tierra y vegetación de cada uno de los 32 condados de Irlanda.
Los visitantes pueden seguir los caminos que van desde la cabaña hasta un mirador sobre un pedestal elevado de piedra caliza con vistas a Ellis Island, simbolizando un nuevo comienzo para los irlandeses que encontraron refugio en Estados Unidos.