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Nueva York: el Distrito financiero (I). Wall Street, Battery Park, South Street Seaport

La parte más antigua de Manhattan, el Distrito Financiero, ha ido creciendo desde finales del s. XVIII hasta convertirse en lo que es hoy, el epicentro de las finanzas y el comercio mundial. El barrio está lleno de monumentos y referencias históricas, magníficos edificios neoclásicos y colosales edificaciones de acero y vidrio. Su visita es imprescindible para cualquier forastero, sobre todo entre semana, cuando se puede apreciar en toda su vitalidad.
Lower-East-Side
4 Jun, 2022
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Nueva York: el Distrito financiero (I). Wall Street, Battery Park, South Street Seaport

por | Jun 4, 2022 | NUEVA YORK

A primera hora del día, las bocas del metro expulsan a cientos de miles de corredores de Bolsa, agentes y empleados de banca que recorren la desordenada maraña de calles estrechas del Distrito Financiero a la sombra de gigantescos rascacielos. Pero detrás de esta verticalidad y su permanente bullicio laboral, este vecindario reserva algunas sorpresas, como instantes de serenidad junto a un viejo cementerio o frente a una cervecería.

Con la llegada del fin de semana y el cierre de la Bolsa, el corazón del mundo financiero deja de latir, pero no el barrio. Antiguamente este distrito estaba poblado solo de lunes a viernes, mayoritariamente por trajes y lobos de Wall Street, pero hoy los edificios de viviendas brotan como setas y resulta que vivir el el FiDi nunca ha estado tan de moda. Eso sí, el paisaje inmobiliario del barrio es bastante prohibitivo.

Distrito-financiero-Manhattan

Wall Street en tonos vintage al atardecer (Fotografía de Maciej Bledowski)

Algunos datos históricos sobre el Distrito Financiero

El Distrito Financiero está situado en el mismo emplazamiento donde se asentaron los primeros colonos holandeses a mediados del s.XVII. Casi 1.000 personas y 120 casas de madera y ladrillo habitaban la colonia de New Amsterdam, que floreció gracias a  las actividades comerciales de la poderosa Compañía Holandesa de las Indias Orientales. Al sur, la pequeña ciudad estaba protegida por un fuerte y al norte por un muro de gruesos maderos, construido en 1653 entre los ríos Hudson y East para proteger la ciudad de posibles ataques indios.

En esta historia temprana de la ciudad, Peter Stuyvesant fue una figura clave para el desarrollo de la colonia. Sus éxitos como gobernador, el último antes de la cesión a los ingleses en 1664, incluyeron la expansión del asentamiento más allá de la punta sur de Manhattan, la construcción de la muralla de Wall Street y los canales que con el tiempo se convertirían en  Broad Street y Broadway.

Durante la dominación británica, la ciudad pasó a llamarse Nueva York, la casas coloniales de estilo georgiano, como la Fraunces Tavern, fueron sustituyendo progresivamente a las estrechas viviendas holandesas, se eliminó el muro de madera, se construyó el Ayuntamiento de la ciudad (hoy Federal Hall) y Wall Street se convirtió en una elegante arteria administrativa y residencial.

Después de la Guerra de la Independencia, la zona se llenó de tiendas y almacenes, se desarrollaron entidades de crédito y otros servicios bancarios y la floreció la especulación, especialmente después de 1860, con las actividades empresariales de los Vanderbilt, Goulds, Morgans y otros financieros, que contribuyeron a que Nueva York fuera sustituyendo gradualmente a Londres como la capital financiera del mundo.

De paseo por Wall Street y alrededores

Hoy en día, la pasión por la creación de riqueza se percibe en las calles y las oficinas de Wall Street, verdadero epicentro de la actividad económica del distrito y símbolo del poder financiero de la nación.

Wall Street debe su nombre al muro levantado en 1653 para defender el asentamiento de New Amsterdam de los indígenas americanos. Cuando los ingleses derrotaron a los holandeses el muro se desmoronó hasta derruirse en 1699.

El árbol de Wall Street

El árbol del número 68 de Wall Street. En aquellos tiempos, las operaciones se cerraban con un simple apretón de manos.

Allí donde esta se cruza con Broad Street, se sitúa el edificio de 8 plantas de la BOLSA DE NUEVA YORK, la New York Stock Exchange, cuya majestuosa fachada de columnas corintias  es reconocida de inmediato.

Su historia se remonta al 17 de mayo de 1792, cuando 24 inversores se reunieron bajo la amplia sombra de un plátano de Wall Street para comerciar con acciones y bonos, emitidos tanto por el gobierno como por algunas compañías privadas, y firmar el que se conoce como «Buttonwood Agreement»,  un acuerdo que incluía la eliminación de los intermediarios para las transacciones, el establecimiento de comisiones fijas de un 0,25% y un trato de favor para los corredores que fueran signatarios.

Se había gestado la institución precursora de la Bolsa de Nueva York.

Con el tiempo, sus actividades pasaron a realizarse bajo techo, probablemente en tabernas, hasta que en la década de 1860, adquirieron unas oficinas en William Street. En la actualidad, los adrenalínicos agentes de bolsa negocian miles de millones de acciones de las más importantes empresas de los sectores industrial, financiero y de servicios de EE.UU.

Al pasear por Wall Street, es imposible no fijarse en la imponente estatua de bronce de George Washington que preside la entrada al histórico edificio del FEDERAL HALL y que señala el lugar donde, el 30 de abril de 1789, juró su cargo como primer presidente de los EE.UU.  Y es que en este pequeño Partenón que hoy parece fuera de lugar entre los mastodónticos edificios que lo rodean, el 4 de marzo de 1789 se reunió por primera vez el Congreso de la nación, siendo su sede hasta 1791, año en el que fue trasladado al Congress Hall de Filadelfia. 

Broad-Street - Bajo Manhattan

La New York Stock Exchange desde el Federal Hall.

En el interior del edificio, una elegante rotonda franqueada por 16 columnas de mármol coronada por una cúpula da paso a una exposición histórica gratuita en la que se incluyen objetos personales de Washington, un documental y, sobre todo, la biblia original sobre la que, no solamente el presidente juró su cargo, sino que también estuvo presente en la toma de posesión de Warren G. Harding en 1921, Dwight D. Eisenhower en 1953, Jimmy Carter en 1977 y George H. W. Bush en 2001, además de ser testigo de otros eventos históricos como la colocación de la primera piedra del Arco de Washington Square y la del pedestal de la Estatua de la Libertad.

LA NIÑA SIN MIEDO

La chica de bronce con cola de caballo, de pie y con las manos en las caderas, es una escultura de bronce creada por Kristen Visbal y encargada por State Street Global Advisors, una firma de servicios financieros, para llamar la atención sobre el liderazgo de la mujer en las empresas estadounidenses.

La figura, que muestra una niña de 1.21 metros promoviendo el empoderamiento femenino, fue controvertida desde el principio. Se presentó el 8 de marzo del 2017 para celebrar el Día Internacional de la Mujer y se instaló frente al Charging Bull,  de Di Modica, en el extremo norte de Bowling Green. 

La yuxtaposición de la pareja se convirtió en un éxito de selfies y en un nuevo símbolo del movimiento por la igualdad de género que no hizo ninguna gracia al escultor italiano. Este se quejó abiertamente de que la compañía explotaba comercialmente su obra de arte inspirando una connotación negativa que, antes de la aparición de la niña no tenía.  

Finalmente, la estatua fue retirada de su ubicación original para ser reinstalada frente al edificio de la Bolsa de Nueva York, su actual  emplazamiento. En su lugar original, se instaló una placa con dos huellas de pisadas, sugiriendo a los visitantes adoptar su valiente pose.

Con la polémica, se calcula que la estatua generó 7,4 millones de dólares en publicidad gratuita para la entidad financiera. 

Fearless-Girl-Wall-Street

Si George Washington es testigo de la vibrante actividad de la Bolsa de Nueva York, también lo es LA NIÑA SIN MIEDO, una desafiante figura menuda de bronce que desde 2017 reivindica el poder de liderazgo de las mujeres en el mundo de la empresa.

Pero más allá de inversores y enormes rascacielos de oficinas, en este barrio bullicioso también hay espacio para las calles estrechas y tranquilas. Entre ellas, y como detenida en el tiempo, hay una pequeña calle adoquinada y peatonal que se llena de vida al caer la tarde: Stone Street, de la que se dice que fue la primera calle de la ciudad en ser pavimentada.

Además de ser una de las más bonitas de la ciudad, es también una de las calles más animadas, sobre todo por las tardes, cuando los trabajadores salen de sus oficinas y llenan todos los bares y restaurantes. Y, en cuanto llega el calor, los negocios sacan las mesas al exterior y ocupan toda la calle, lo que le da un aire de lo más festivo.

Stone-Street-Nueva-York

Ambiente festivo en Stone Street

EXPERIENCIA INOLVIDABLE: TOMAR UNA CERVEZA EN FRAUNCES TAVERN

Construida en 1719 como hogar del líder colonial Etienne de Lancey, antepasado de la prominente familia neoyorquina que dio nombre a Delancey Street, en el Lower East Side, esta hermosa casa de ladrillos ocres y rojos constituye el mejor ejemplo de la ciudad en cuanto a arquitectura británica se refiere.

Samuel Fraunces adquirió el edificio en 1765 y lo transformó en una taberna en la que se reunían los soldados revolucionarios. Precisamente por eso, el establecimiento fue uno de los objetivos de los cañones británicos durante la Guerra de la Independencia.

Con el tiempo, la taberna pasaría a la historia por ser el lugar donde el gobernador George Clinton celebró con una comida la evacuación británica de Nueva York en 1783 y el sitio en el que, en diciembre del mismo año, el General Washington ofreció el elocuente discurso de despedida a sus tropas antes de retirarse de la actividad pública y volver a la vida rural de Virginia:

«Con el corazón lleno de amor y gratitud, me despido de ustedes. Deseo ardientemente que sus días venideros sean tan prósperos y felices como gloriosos y honorables han sido los precedentes»   ( visto en perspectiva, la decisión de Washington fue precipitada, puesto que 6 años más tarde se convertiría en el primer presidente de la nación.)

Los incendios del s.XIX dejaron el edificio en ruinas, y lo que quedó fue adquirido en 1904 por los Hijos de la Revolución, una organización que reúne a los descendientes de los americanos que lucharon en la Guerra y dedicada a mantener viva la memoria de la rebelión. Ellos se encargaron de reconstruirlo y de replicar varios de sus salones originales para recobrar el aspecto que tenían en 1783.

Hoy en día todavía es posible visitar su interior e incluso comer o tomar algo en un ambiente  que conserva el aire de la época (presumen de ofrecer 130 variedades de cerveza artesanal y más de 200 clases de whisky). En el segundo piso, hay un museo con más de 3 mil objetos, pinturas y documentos relativos a la Nueva York colonial, a la revolución americana y a los primeros años de Estados Unidos como país. Entre sus curiosidades, un mechón de pelo de George Washington.

Fraunces Tavern, 54 Pearl Street.

Trinity Church

Encajada entre los enormes rascacielos del Lower Manhattan, esta deliciosa iglesia  se ha ganado el corazón de la comunidad financiera. No es raro ver a ejecutivos de Wall Street sacudirse las tensiones del día en el mismo lugar que acoge el eterno descanso de algunos notables estadounidenses.

La primera Trinity Church, una modesta capilla rural coronada por una aguja, se abrió al culto en 1698. Siete años más tarde, la Reina Ana de Inglaterra otorgó a la parroquia anglicana de Trinity una serie de tierras, convirtiéndola en una de las mayores terratenientes de la isla. 

Cuando el ejército británico ocupó Nueva York en 1776, la estructura original de la iglesia fue destruida por un incendio. Esta permaneció en ruinas hasta que en 1790 fue sustituida por una nueva iglesia, cuyo techo se hundió en 1839, tras no sobrevivir a una enorme nevada. 

La tercera Trinity Church, el edificio actual, se consagró en 1846 como uno de los mejores ejemplos de arquitectura neogótica en los Estados Unidos. El exterior, de piedra arenisca rosácea se distingue fácilmente por su bella torre y su aguja de 85 metros de altura, que ahora parece empequeñecida pero que dominó los tejados de las casas vecinas durante más de 40 años. 

La capilla de todos los Santos se añadió en 1913.

Distrito Financiero- Trinity-Church

Hoy en día, la Trinity Church es uno de los propietarios comerciales más grandes de la ciudad de Nueva York.

El cementerio anexo proporciona un poco de calma en medio de tanto ajetreo. En este pequeño oasis verde y sombreado están enterrados varios neoyorquinos ilustres, entre los que destacan Alexander Hamilton, considerado como uno de Padres Fundadores de la nación y una de las figuras más relevantes de la historia de Estados Unidos, que murió en un duelo con el vicepresidente Aaron Burr, Francis Lewis, uno de los firmantes de la Declaración de Independencia  o la de Robert Fulton, el inventor del barco de vapor.

La lápida más antigua  corresponde a la sepultura de Richard Churcher, fallecido en 1681. La gran cruz del camposanto está dedicada a Caroline Webster Schemerhom Astor, la reina de la alta sociedad de principios del s. XIX.

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La lápida más antigua del cementerio (la segunda por la izquierda). El cartel informa que… «aunque es difiícil de leer, esta lápida está fechada en 1681, y es para Richard Churcher, de 5 años, hijo de William Churcher».

Trinity-Church-Cementery-New-York

Otras lápidas antiguas que datan de la primera mitad de 1800.

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Lugar donde está enterrado Robert Fulton, el inventor del barco a vapor.

Alexander-Hamilton-Grave

Aquí descansa el cuerpo de Alexander Hamilton, uno de los Padres Fundadores de Estados Unidos

La Trinity Church es una de las iglesias más ricas del mundo, ya que por acuerdos que se cerraron en su origen, sigue siendo propietaria de varios terrenos de los alrededores, siendo muchos de ellos zonas comerciales que generan unos beneficios generosos.

Bowling Green

En 1733 , el césped de este antiguo parque ovalado (el más antiguo de la ciudad)  era utilizado por los aristócratas de las viviendas cercanas para jugar a los bolos,  pagando «un grano de pimienta», como modesto arrendamiento a la Corona Inglesa.

La verja de hierro que lo rodea es la original de 1771, aunque las coronas que la remataban fueron saqueadas durante el fervor revolucionario, al igual que la estatua del Rey Jorge III, echada a bajo por una enfurecida multitud alentada por el fervor revolucionario de 1776.  El hierro obtenido fue fundido y convertido en balines de mosquetón. Simbólicamente, se trataba de pequeños trozos del monarca disparados a sus propias tropas durante la Guerra de la Independencia.

Antes de que eso pasara, el lugar había sido escenario de uno de los acuerdos comerciales más célebres de la historia, cuando Peter Minuit, primer gobernador de la colonia holandesa de New Amsterdam pagó a los nativos el equivalente a 60 florines (unos 24$)  por la compra de la isla de Manhattan. Un territorio que, por otra parte, tampoco era de su propiedad.

La entrada norte al parque está custodiada por la estatua de un toro en actitud de embestir, el «CHARGING BULL»,  del escultor italiano Arturo di Modica, un bronce  de 3200 kg, que en 1989 fue misteriosamente colocado frente a la Bolsa de Nueva York. Sin pretenderlo,  el toro pronto se convirtió en un icono de Wall Street.

Bowling-Green

Hoy en día, en lugar de la estatua del Rey Jorge III hay una gran fuente, a la que acuden los oficinistas de la zona a almorzar.  

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El toro embistiendo, de Arturo di Modica, hito del Financial District desde finales de los 80.

CHARGING BULL

El creador del enorme Charging Bull, Toro Embistiendo, Arturo di Modica,  esculpió la obra en su taller del Soho y, una noche de diciembre del 89, lo depositó discretamente frente al edificio de la Bolsa de Nueva York a modo de regalo para la ciudad. Entonces no se trataba de un símbolo de la eterna lucha del mercado (eso llegó más tarde), sino la contribución  de un artista que no tenía otro lugar para guardar su colosal creación.

El gesto no gustó mucho a las autoridades, que ordenaron inmediatamente que se lo llevaran de ahí. El problema era que pesaba demasiado, por lo que se quedó allí lo suficiente como para que los vecinos se encariñaran con él. Con el tiempo, el Ayuntamiento lo recolocó definitivamente en Bowling Green.

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Battery Park

Situado en la punta sur de Manhattan, este luminoso y aireado parque de unas 10 hectáreas es un refugio para los numerosos oficinistas que buscan un lugar agradable para escapar del bullicio del Distrito Financiero.

BATTERY PARK ofrece vistas panorámicas de la Estatua de la Libertad, la bahía de Nueva York y, sobre todo, de la enorme variedad de rascacielos del Distrito Financiero. Sus sinuosos senderos están salpicados de monumentos conmemorativos. Entre otros están las rosas del Hope Garden, dedicadas a las víctimas del sida, las páginas de piedra del Nueva York Korean War Memorial o el águila que recuerda las Segunda Guerra Mundial con las fechas americanas: 1941-1945.

Battery Park - Distrito Financiero

Battery Park, custodiado por los enormes rascacielos del Distrito Financiero.

Battery Park - Distrito Financiero

Castle Clinton National Monument. Vistas desde el Battery Park

La fortificación lleva el nombre del alcalde que reforzó las defensas portuarias, DeWitt Clinton. En cuanto a Battery Park, su nombre lo recibió por las baterías de cañones que se instalaron allí.

El edificio principal de Battery Park es el CASTLE CLINTON, el único fuerte que existe en Manhattan. Fue construido entre 1808 y 1809 con fines defensivos, es decir,  para proteger a la ciudad contra los ataques de la marina británica en la guerra de 1812. Sus 28 cañones nunca fueron disparados y, finalmente,  a lo largo de su historia ha desempeñado muchas más funciones: en 1823 fue reutilizado como parque de atracciones, recibió a casi 8 millones de inmigrantes entre 1855 y 1890 (antes de Ellis Island) , acogió el acuario de Nueva York entre 1896 y 1940 y más recientemente ha albergado obras de teatro y conciertos.

En la actualidad, esta ciudadela circular se ha convertido en Monumento Nacional y ya no sirve para proteger. Ni si quiera tiene demasiado interés si uno no es aficionado a la historia o a la arquitectura militar.  La mayoría, llegan hasta aquí con el único propósito de conseguir o canjear las entradas para el ferry que lleva a la Estatua de la Libertad y a la Isla de Ellis.

South Street Seaport

Esta pequeña cuadrícula de calles peatonales se ha conservado como distrito histórico (fue el puerto marítimo más importante del país entre finales del S.XVIII y principios del s.XIX). Es más comercial que histórico, pero es conveniente tener los ojos bien abiertos y no perderse los hermosos y poco frecuentes edificios que se han conservado en esta zona.

Fulton Street es la calle principal del barrio. Los vestigios de su pasado marítimo son hoy el hogar de restaurantes, tiendas y zonas de ocio.  Aquí se encuentran los edificios de obra vista conocidos como Schermerhorn Row que fueron construidos como almacenes entre 1811 y 1812 .

En una de ellos, se encuentra el pequeño museo de South St Seaport, que además de exponer la historia del barrio, permite el acceso a los barcos y veleros históricos que están atracados en el East River.

South-Street-Seaport

Vistas desde el Pier 17

En el 209 de Water St. el museo incorpora dos comercios únicos Bowne Printers, la recreación de una imprenta tradicional, donde se puede aprender sobre el complicado proceso de impresión  en el pasado y Bowne & Co Stationers, una tienda histórica donde encontrar recuerdos y regalos originales. Ambos están abiertos al público en general, sin necesidad de pasar por el museo.

en frente de estos comercios históricos está el TITANIC MEMORIAL, un faro levantado en 1913 como homenaje a las víctimas del barco siniestrado.

Ya en el East River, la explanada del piso superior del Pier 15 es ideal para descansar un rato. Desde sus bancos se contemplan unas vistas magníficas sobre el puente de Brooklyn, el río y el Downtown.  El Pier 17 es un complejo comercial con tiendas, restaurantes y terrazas con grandes vistas.

Museos en el Distrito Financiero

Skycraper Museum

El Museo de los Rascacielos celebra el rico patrimonio arquitectónico de la ciudad en este estupendo espacio, que explora el mundo de los edificios altos a través de exhibiciones, programas y publicaciones, incluyendo a los individuos que han dado forma a los sucesivos horizontes de la ciudad. 39 Battery Place.

National Museum of American Indians

Situado en la antigua US. Custom House, el Museo recorre la historia de los nativos americanos, a través de una vasta colección de arte y artefactos de casi todas las tribus nativas de las Américas. Sorprendentemente, más de un millón de objetos de la colección permanente fueron recopilados por un solo hombre: George Gustav Heye (1874-1957), que viajó durante sus últimos 50 años por toda América. La entrada es gratuita.  1 Bowling Green.

New York City Police Museum

El Departamento de policía más grande y famoso del mundo se enorgullece de sus logros. Y desde 1998, el Museo de la Policía de Nueva York se dedica a preservar su historia a través de sus exposiciones, colecciones y programación educativa, aunque seguramente lo que más interese al gran público sean los historiales de detención de criminales famosos, las armas, incluyendo la que usó la banda de Al Capone para asesinar a Frankie Yale o una breve introducción a las ciencias forenses. En el Hall of Heroes del NYPD hay un homenaje a los 23 agentes de policía que murieron en el ataque al World Trade Center. 100 Old Slip.

Desgraciadamente, de todos los lugares emblemáticos en este extremo de la isla de Manhattan, hay uno que destaca por encima de los demás. Se trata de la Zona Cero , la que el 11-S de 2001 se convirtió en el aterrador epicentro del mundo…