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Monterey, Carmel y Big Sur, con la mirada puesta en el océano

Monterey, Carmel y Big Sur, con la mirada puesta en el océano

Uno no puede venir al norte de California sin experimentar la pintoresca belleza del Big Sur, uno de los pocos lugares de la costa central de California que todavía no ha sido deslucido por la especulación inmobiliaria . Y es que a unos pocos quilómetros de Carmel-by-the-Sea, la Highway One se transforma en una carretera estrecha y zigzagueante que discurre por la escarpada cordillera de Santa Lucia, plagada de Secuoyas Redwood y montañas majestuosas que descienden bruscamente hasta el Océano Pacífico.

Un tramo de unos 190 km que está considerado como una de las rutas panorámicas más deslumbrantes del mundo. Un itinerario perfecto  con lugares increíblemente hermosos donde detenerte y absorber la esencia de la belleza natural de la zona, con los rocosos acantilados del BIG SUR como grandes compañeros de viaje.

Big Sur California

Hermosas vistas desde uno de los miradores del Big Sur. 

LONGITUD DEL TRAMO : 197 km desde Monterey hasta Morro Bay

TIEMPO ESTIMADO : Se puede recorrer en un día, aunque para descubrir las grandes riquezas de la ruta hay que dedicarle, al menos, un par de ellos. Sería una lástima renunciar, por ejemplo, a los paseos por Carmel o a las excursiones por los senderos de los parques naturales.

La Pacific Coast Highway y el Big Sur

La legendaria PACIFIC COAST HIGHWAY O HIGHWAY 1 es una autopista estatal que durante sus más de 900 km recorre algunos de los paisajes más bellos y salvajes de la costa del Pacífico, alcanzando su máximo esplendor en una de las rutas escénicas más fascinantes de los EE.UU, los 190 km que van desde Monterey y Carmel by the Sea hasta Morro Bay, en la costa central de California. Un tramo que recorre el BIG SUR, una región dominada por las montañas de Santa Lucía, cuyas pendientes junto al océano forman espectaculares acantilados desde los que obtienen vistas incomparables.

No es que sea demasiada distancia, pero es que esta parte del litoral californiano situada entre San Francisco y Los Angeles condensa lugares y momentos de una belleza sublime, con densos bosques, playas de colores increíbles, leones marinos, acantilados espectaculares, pueblos de ensueño, puentes alucinantes, cascadas que mueren en calas vírgenes… y, en general, un encanto natural difícil de describir y que nada tiene que ver con las televisivas imágenes que nos llegan sobre California.

Monterey

A menos de 2 horas de San Francisco, Monterey, una pequeña y tranquila ciudad a orillas del Pacífico, ofrece un acuario de fama mundial y dos lugares muy populares para los turistas y lugareños que quieren dar un paseo con vistas al océano, ir a la playa o comer en un entorno agradable.: Cannery Row y Old Fisherman´s Wharf.

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Entrada al Old Fisherman´s Wharf

La atracción más celebrada de Monterey es el prestigioso ACUARIO DE LA BAHÍA DE MONTEREY.

Construido en una fábrica de conservas de sardinas desaparecida hace ya mucho tiempo, permanece abierto desde 1984, ofreciendo a los visitantes todo tipo de fauna marina, desde tiburones martillo y nutrias marinas, hasta bancos de relucientes anchoas del norte.

Un pequeño paseo lleva hasta otro de los imperdibles en Monterey, CANNERY ROW, un área comercial y de entretenimiento muy concurrida. Originalmente, la zona albergaba una vibrante industria de conservas de sardinas, pero después de la Segunda Guerra Mundial, la pesca de sardinas cesó, en gran parte por la sobreexplotación. La industria colapsó y con ella sus fábricas.

Algunos años más tarde, John Steinbeck, el de las «Uvas de la ira«, publicó «Cannery Row» donde idealiza la avenida Ocean View de Monterey y la industria pesquera de la zona. Con el libro, muchas personas vinieron a visitar la ciudad y esta revitalizó.

Poco después, la Ocean View Avenue de Steinbeck pasó a llamarse Cannery Row, en su honor.

Hoy en día, las aguas de Monterey están protegidas como un santuario marino y están repletas de vida. La calle se ha reinventado a sí misma acondicionando antiguos edificios de conservas en restaurantes, galerías, estudios de artistas y tiendas. También abundan los recordatorios sobre las localizaciones sobre las que escribió el ganador del Premio Pulitzer, John Steinbeck, en «Cannary Row».

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Old Fisherman´s Wharf

OLD FISHERMAN´S WHARF es quizás la zona de ocio más conocida de la ciudad.  Cuando decayó la pesca comercial, este antiguo muelle y mercado (1846) fue reconvertido en un centro de recreo muy popular y en uno de los símbolos de Monterey. Además de incluir tiendas de recuerdos y restaurantes donde comer pescado fresco, también hace de embarcadero. Y es que desde aquí salen las excursiones en barco para descubrir uno de los reclamos menos conocidos de la ciudad: el avistamiento de ballenas.  Para ver leones marinos no hace falta contratar ningún tour, se ven muchos desde el mismo muelle.

Pebble Beach

Pebble Beach es una pequeña comunidad residencial en la península de Monterey que destaca por sus playas tranquilas, su magnífico entorno natural y, sobre todo, por ser el hogar de algunos de los mejores campos de golf del mundo.

Una de sus atracciones es la 17-Mile Drive , una carretera escénica ( de peaje ) que serpentea entre espectaculares acantilados, playas de arena blanca, bosques místicos e icónicos campos de golf.  

Hay que tomarse el tiempo necesario para recorrer este tramo de carretera y sumergirse por completo entre las maravillas de esta joya junto al mar. sin olvidarse de tener preparada la cámara de fotos… Y es que es probable que uno se tope con sorpresas, como ciervos pastando por los campos de golf,  escandalosos leones marinos cerca de Bird Rock o con las increíbles vistas desde China Rock.

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Mapa de la 17 Mile Drive. Siguiendo la línea de puntos rojos de la carretera se recorren los diferentes puntos de interés de la zona, incluyendo el inspirador Lone Cypress, el icono natural de la Comunidad de Pebble Beach y uno de los árboles más fotografiados del mundo. 

La entrada a Pebble Beach Resorts y 17-Mile Drive es de $ 11.25 (2022) por vehículo, que se reembolsan con una compra de $35 o más en cualquiera de los restaurantes de Pebble Beach Resorts, excepto Pebble Beach Market. Tras abonar el pago en cualquiera de las cinco puertas de entrada recibes un folleto como el de arriba que detalla los muchos puntos de interés escénicos e históricos a lo largo de la ruta ( … y también sirve como recuerdo perfecto ). 

Carmel by the Sea

Junto a Monterey, y a las puertas del Big Sur, se encuentra el pequeño e idílico pueblo de Carmel by the sea, que cuenta con poco menos de 4.000 habitantes y es conocido mundialmente por su ambiente bohemio, su afición por el arte, que se hace visible a través de sus más de 100 galerías en las que se puede ver y comprar todo tipo de obras,  sus excelentes tiendas y restaurantes, su hermosa playa de arena blanca, sus bonitas casas de madera…

… Y por ser unos de los destinos más populares para mascotas.

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Sus singulares casas tipo cabaña, sus patios y sus tranquilas calles adornadas como si se tratara de un decorado son ahora un lujo exquisito para unos pocos privilegiados.

La mejor forma de visitar el pueblo es a pie. Carmel ha mantenido intacta la esencia de su creación como comunidad dedicada al arte y la bohemia, así que, de momento, las grandes cadenas de moda o los restaurantes de comida rápida no son bienvenid@s.

La encantadora y refinada Ocean Avenue presume de boutiques exclusivas, comercios de comida delicatessen o tiendas para mascotas, aunque también hay algo de espacio para los bolsillos más estrechos, con puestos de ropa y regalos más asequibles.

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Una de las calles singulares del centro de Carmel-by-the-Sea

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Las calles de Carmel-by-the-sea están llenas de hermosas viviendas ajardinadas como estas.

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Ocean Avenue desemboca espléndidamente en la hermosa playa de Carmel. Su  arena blanca está rodeada de encantadoras casitas y grandes mansiones que son la envidia de toda California.

La historia de la ciudad se remonta a finales de 1771, cuando Fray Junípero Serra, al frente de los Franciscanos, fundó la Misión de San Carlos Borromeo de Carmelo, la segunda de las 21 misiones que construyeron entre 1769 y 1823 en la Alta California con el fin de evangelizar a los nativos. Los restos del fraile, que murió aquí en 1784, descansan en la basílica de la Misión, situada a unos pocos minutos en coche del centro de Carmel.

Carmel, ciudad de mascotas…

La profunda devoción de la legendaria cantante, actriz y activista Doris Day por los animales ayudó a poner en marcha el Cypress Inn, un hotel pionero en alojamientos que aceptan mascotas y uno de los hoteles boutique mas queridos de Carmel desde su inauguración en 1929. El establecimiento siempre presumió de ser la posada «más amable con las mascotas» en la ciudad «más amable con las mascotas».  Durante más de 20 años fue su orgullosa copropietaria.

«Cypress Inn cree firmemente que las mascotas de todas las formas, tamaños y razas son una parte integral de la familia y son bienvenidas para unirse a sus humanos durante su estadía en el hotel».

… y de personajes ilustres.

Entre  1986 a 1988 Clint Eastwood fue el alcalde de Carmel. En la actualidad es el propietario del histórico Mission Ranch Hotel, que él mismo se encargó de restaurar. No es el único personaje ilustre que tiene o ha tenido su parcela en Carmel. El compositor de bandas sonoras Alan Silvestri, Charles Chaplin, Kevin Costner, Brad Pitt o Doris Day son algunos otros. Los campos de golf de Pebble Beach son también frecuentados por famosos de todo tipo.

MISSION RANCH HOTEL & RESTAURANT

El histórico Mission Ranch es una joya situada en un entorno solitario, idílico y verdaderamente único, con vistas sobre Point Lobos, Carmel River Beach y el Océano Pacífico. Un lugar muy especial para una escapadas romántica o unas vacaciones en familia. 

El rancho, que data del 1800 fue una de las primeras lecherías en California. Fue restaurada por el ex alcalde de Carmel-by-the-Sea, Clint Eastwood, que reside en Carmel desde hace mucho tiempo, para convertirla en un resort de UN LUJO QUE NO ES EXCESIVAMENTE PROHIBITIVO. 

Ya sea para hacer una parada rápida para comer, o para pasar la noche (a mi no se me ocurre un lugar mejor para dormir) este sitio tiene que formar parte de un viaje por el Big Sur, aunque solo sea para disfrutar de los hermosos terrenos y las ovejas pastando en el prado… Además, durante su estancia, los huéspedes también pueden utilizar las instalaciones del  Mission Ranch Tennis and Fitness Club, propiedad de la finca.

El Big Sur

Un verdadero paraíso para los amantes dela naturaleza y un sueño para los aficionados a la fotografía.

Saliendo de Carmel-by-the-Sea en dirección sur, la Highway 1 se transforma en una de las rutas panorámicas más deslumbrantes y pintorescas del mundo. Son unos 190 km de carretera estrecha y zigzagueante que recorren la costa por la  escarpada y montañosa cordillera de Santa Lucía, elevada bruscamente frente al océano pacífico a lo largo de una pintoresca costa central de California que todavía no ha sido deslucida por la especulación inmobiliaria.

«El encuentro entre el mar y la tierra más impresionante del mundo», en palabras del escritor británico Robert Louis Stevenson

Es gratuita y lo único que se tiene que hacer es conducir y disfrutar lentamente de cada uno de sus regalos. Dejarse cautivar por las montañas y por el azul infinito del Océano… Por las olas que chocan contra los rocosos acantilados, por las ballenas que, con un poco de suerte se pueden ver en el horizonte y por las idílicas playas y los elefantes marinos que las han conquistado.

Los cielos nublados y neblinosos son muy comunes en esta parte de California, especialmente por las mañanas, lo cual no hace más que aumentar la belleza accidentada del Big Sur.

Y para observar todo esto hay muchos apartaderos donde dejar el coche y recrearse con las espléndidas vistas. Todos perfectamente señalizados.

La parte norte del Big Sur está a unas dos horas en coche de San Francisco, lo que la convierte en una excursión perfecta de uno o dos días. 

Point Lobos State Natural Reserve

A sólo 6 km de Carmel-by-the-Sea se encuentra la que, para algunos, está considerada como la «joya de la Corona» de los 280 parques estatales de California, la Reserva Natural Estatal de Point Lobos, un hermoso tesoro formado por costas rocosas, acantilados fuertemente golpeados por el mar y una fascinante vida salvaje que atrae a los amantes de la naturaleza y de las hermosas vistas de todo el mundo. Además, algunas de sus riquezas son de interés científico, como formaciones geológicas únicas y una flora y fauna increíblemente variada, tanto en la tierra como en el mar.

La visita puede llevar al menos un par de horas ya que hay unos cuantos senderos por recorrer. Uno de los más pintorescos es el Bird Island Trail, una senda de 1.7 km donde se pueden ver leones marinos, nutrias y cormoranes. De camino, hay buenas vistas de dos playas de arena blanca: la pequeña China Cove, con sus brillantes aguas turquesas, y la más larga, Gibson Beach, a la que sepuede acceder a través de una escalera.

El precio por disfrutar de una mañana salvaje es de unos simbólicos 10$ por vehículo que, además, servirán para el aparcamiento y el parque de Julia Pfeiffer Burns durante el mismo día.

El sitio web del parque tiene un mapa interactivo: Consúltalo aquí.

ROCKY POINT RESTAURANT, un restaurante con vistas

A 15m al sur de Carmel hay un tesoro escondido:  el Rocky Point Restaurant, que puede que sea el más acogedor a lo largo de la costa del Big Sur. 

Encaramado en un acantilado, desde aquí se obtienen unas vistas particularmente hermosas sobre el Océano Pacífico. Tanto desde el interior, a través de ventanas panorámicas, como desde la terraza al aire libre, se divisan nutrias marinas, focas, delfines o, con un poco de suerte, ballenas que migran por la costa.  

Rocky Point también es un buen lugar para pasear, ya que junto al restaurante hay un par de rutas muy accesibles que se pueden recorrer hacer antes o después de comer. Hasta se puede ver el Bixby Bridge a lo lejos.

Castle Rock View Point / Bixby Creek Bridge

A unos 21 kilómetros al sur de Carmel se halla este mirador con vistas hacia uno de los lugares más fotografiados del Big Sur:  el Bixby Bridge, el famoso puente que se eleva 85 metros sobre la desembocadura del río Creek. Uno de los más altos del mundo en su género y una maravilla de la ingeniería que data de 1932. Además, sus 218 metros de longitud, lo convierten en el puente de arco de hormigón más largo de California.

Por razones de seguridad, en 1998 fue reacondicionado para resistir terremotos en 1998. Debido a la complejidad de la obra, la modernización tardó 2 años en completarse y tuvo un coste de más de $20 millones. Y ni siquiera cumple con los estándares actuales para la construcción de puentes: sólo tiene una anchura de 7 metros, cuando lo mínimo son casi 10. 

Big-Sur-Bixby-Bridge
Big-Sur-Bixby-Bridge

El puente se puede observar desde múltiples puntos de vista pero, sin duda,  la mejor panorámica, la que te hará temblar las rodillas, la tendrás desde el apartadero de Castle Rock ¡A ambos lados de la carretera!

Pfeiffer Beach

La mayor parte del embellecimiento de Big Sur es visible: las altas montañas, una costa irregular y el hermoso azul del océano, pero también hay otros tesoros que están prácticamente ocultos.

Pfeiffer Beach es uno de ellos, una joya escondida que no se ve desde la autopista. Es más, el desvío hacia Skymore Canyon Road, la carretera que baja a Pfeiffer Beach ( a unos 22 km de Bixby Bridge ) no está bien señalizado, por lo que es fácil pasarse de largo.

El desvío está marcado solamente por un letrero amarillo que dice «Narrow Road», a unos unos  3km del cual se encuentra el área de aparcamiento desde donde se llega fácilmente a la arena a través de un breve paseo por un sendero de tierra rodeado de cipreses.

En la misma arena, la escena es sobrecogedora:  una gran playa con forma de media luna custodiada por altos acantilados y formaciones rocosas insólitas.  Un paisaje solitario e idílico donde el mayor entretenimiento es observar cómo las olas rompen contra los inmensos agujeros de las rocas. Hermosas puertas a través de las cuales se puede ver la inmensidad y la fuerza del mar.

BIG SUR BAKERY

Situada entre el Bixby Bridge y Julia Pfeiffer State Park, a la altura de Pfeiffer Beach,  la Big Sur Bakery es una parada perfecta para comprar pan recién hecho, pasteles o pizza al horno de leña. La panadería está ubicada en una encantadora casa estilo rancho de los años 30 con mesas limitadas, por lo que aconsejan reservar para el brunch y la cena. 

NEPENTHE RESTAURANT

Muy cerca, hacia el sur, el restaurante Nepenthe es famoso por sus vistas desde la terraza. También recomiendan reservar con antelación. 

Julia Pfeffer Burns State Park / McWay Falls

El mayor reclamo de este pequeño parque estatal, situado a unos 35-40 minutos al sur de Bixby Bridge,  es una preciosa cala sorprendentemente idílica que contiene la única cascada de California que muere en el Pacífico. 

McWay Beach, que es como se llama, se puede ver desde la carretera, pero la experiencia no sería completa si no se recorre el McWay Waterfall Trail, un sendero panorámico de casi 1 km. que discurre entre Redwoods, dramáticas vistas sobre la costa y un mirador en el que observar cómo las aguas azul turquesa entran y salen haciéndose un hueco entre las rocas. También vale la pena ver de cerca la cascada McWay Falls , que no es que sea especialmente grande, pero sí muy llamativa ya que cae por un precipicio de 25 metros de paredes de granito hasta una pequeña playita entre montañas, formando una composición paisajística magistral.  

Y aunque apetezca mucho bajar a ver la escena desde dentro, desafortunadamente, no hay acceso a la cala ni a la cascada. La peligrosidad del terreno lo impide y cualquier intento de llegar a ella es sancionable ( aquí se pueden consultar las condiciones del parque), por lo que habrá que quedarse con la maravillosa experiencia de ver la playa y el océano pacífico desde el sendero… Y si es posible, al atardecer. ¡Hasta puede que se vean ballenas!.

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McWay Falls, la cascada que cae directamente sobre la arena púrpura de McWay Beach

Desde el mirador de McWay Waterfall Trail se puede ver el lugar donde se encontraba la CASA DE LA CASCADA, la residencia de Lathrop y Helen Hooper Brown.

La casa, desaparecida hace mucho tiempo, todavía conserva sus palmeras importadas, algunos escalones y su terraza. 

La forma en que los Brown llegaron a poseer una propiedad tan notable se remonta al siglo XIX. En aquellos tiempos, grandes extensiones terreno salvaje de California fueron cedidas a pioneros dispuestos a trabajarlas. Una gran parte del Big Sur fue a parar a Christopher y Rachel McWay, quienes se hicieron cargo de ellas en 1887. Lo llamaron Saddle Rock Ranch y se ocuparon de él hasta que lo vendieron en 1924 a los Brown, quienes construyeron la Casa de la Cascada.

Viendo el entorno, es difícil imaginar por qué alguien abandonaría un lugar así, pero lo cierto es que cuando Lathrop murió, Helen cedió su rancho al estado, aunque con un par de condiciones: primero, debía de ser un parque estatal dedicado a la memoria de una buena amiga, Julia Pfeiffer Burns, una pionera muy respetada por los habitantes de la zona debido a su gran devoción por el Big Sur. En segundo lugar, antes de cinco años Waterfall House tenía que convertirse en un museo dedicado a la historia y la cultura de Big Sur.  De no ser así, la casa debería ser demolida.

Pero en este pequeño rincón natural del Big Sur no sólo hay una catarata con un final idílico.  El parque es el hogar de cientos de Redwoods, una especie de sequoya con más de 3.500 años de antigüedad. Además es un gran punto de observación para ballenas grises, leones marinos y muchas aves costeras que habitan la zona.

ES FÁCIL VER POR QUÉ ESTE LUGAR ATRAJO A LOS McWAYS, PFEIFFERS Y BROWNS… AQUÍ HAY MÁS BELLEZA DE LA QUE PUEDE CAPTAR CUALQUIER IMAGEN.

Para acceder al parque y al sendero se tiene que abonar una tarifa de entrada, que también cubre el estacionamiento. No hará falta si en el mismo día ya se ha visitado Point Lobos State Park ya que es la misma entrada para los dos parques.  Eso sí, para controlar la cantidad de personas que pueden estar ahí a la vez, el estacionamiento está limitado. Al mediodía los fines de semana puede que haya problemas. Y no hay otro estacionamiento cerca, por lo que habrá que esperar a que alguien se vaya.

Por cierto, puede que no haya a nadie a quien abonar los 10$ que cuesta la visita. En ese caso, en el aparcamiento hay un buzón en el que depositar un sobre con el dinero y la anotación de la matrícula. * Esta práctica es habitual en muchos parques en Estados Unidos, ya que la gente en este país suele ser muy responsable con sus obligaciones. 

AVISTAMIENTO DE BALLENAS

Entre finales de noviembre y principios de febrero, las ballenas grises navegan cerca de la costa durante su migración hacia las cálidas aguas de Baja California y México para su reproducción y cría. Suelen viajar en grupo y son fáciles de identificar gracias a sus característicos chorros de agua. Desde finales de febrero a principios de abril, la migración se invierte y se puede ver como regresan hacia el norte en busca de alimento en el mar de Bering, en la gélida Alaska. El mirador de McWay Falls Trail, es un lugar excelente para observar estos fenómenos.  

Ragged Point

A casi 60 km de Julia Pfeiffer Burns State Park se encuentra el que, para algunos, es el mirador con mejores vistas sobre los acantilados: Ragged Point Vista. Además, tiene el incentivo del estacionamiento gratis, los baños públicos y uno de los pocos restaurantes de la zona.

Desde aquí se puede coger el sendero Ragged Point Cliffside, de 1 km aproximadamente, que llega, después de pasar cerca de las Black Swift Falls, de 90 metros de altura,  hasta Young Creek Beach, una fabulosa playa paradisíaca de arena negra La caminata, eso sí, es exigente y necesita de un buen calzado.

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Vistas desde Ragged Point

Piedras Blancas

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Big-Sur-Piedras-Blancas-Vista-Point

Elephant Seal Vista Point, playas colonizadas por familias de elefantes marinos que viven impasibles ante la mirada de turistas y viajeros.

De camino a Cambria, se puede visitar el refugio Piedras Blancas Friends of the Elephant Seal, donde descansan, se aparean y pelean muchos de estos enormes pinnípedos.

Hearst Castle

La ruta pasa por el excéntrico y delirante Hearst Castle, la mansión del periodista, inventor de la prensa sensacionalista y magnate de los medios de comunicación del s.XX, William Randolph Hearst (1863-1951),  inmortalizado en la Gran Pantalla por Orson Wells en «Ciudadano Kane».

Hearst comenzó a construir una finca colosal en la cima de una colina con vistas a la localidad de San Simeón en 1919. El enorme retiro, al que llamó «Enchanted Hill», incluía una enorme mansión de 38 habitaciones con 50 hectáreas de terrazas, piscinas, fuentes ornamentales, jardines, pistas de tenis, cine y el mayor zoo privado del mundo. Todo levantado según los caprichos del multimillonario.

Las ostentosas estancias de la finca están decoradas con más de 25.000 valiosas antigüedades, muchas de ellas compradas a una Europa devastada tras la II Guerra Mundial.

Tan llamativas como la mansión, son sus piscinas principales, inspiradas en la Antigua Roma:

Neptune, llamada así por la estatua del dios griego que la preside, es una delicia. Con aguas que reflejan un brillante tono turquesa frente a la fachada de un reconstruido templo romano importado por Hearst desde Europa hasta California.

El desarrollo de su construcción define bien el carácter caprichoso de Hearst.

En 1922 compró unos fragmentos de un templo romano, que mandó colocar en uno de los jardines del castillo con un estanque para que se reflejaran en él. Un par de años más tarde, pidió que el estanque se convirtiera en una piscina para sus hijos. En 1926 amplió la piscina y le colocó una cascada. Un año después  la recubrió de marmol y mandó añadir vestuarios y una terraza. Y en 1931, que se derribara para construir una nueva, la actual, que se levantó entre 1934 y 1936.

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La Neptune Pool se construyó entre 1924 y 1936, ya que hizo falta cimentar hasta 3 piscinas, cada una de ellas sucesivamente más grande, para que W.R. Hearst quedara satisfecho con el resultado. Foto: John Perser. https://www.flickr.com/photos/webnuts/8704172844/in/album-72157633392133947/

La piscina interior, a la que llamó Roman Pool,  se construyó entre los años 1927-34 simulando unos antiguos baños romanos. Está decorada con mosaicos de colores intensos y ocho estatuas de héroes y dioses de la mitología clásica que, juntos, se combinan para crear un efecto impresionante.

Además, el soberbio recinto también fue diseñado para acoger una sala de ejercicios, una pista polideportiva, baños de vapor y unos vestuarios.

Finalmente, en 1957, la propiedad de Hearst Castle fue donada al Estado de California por la Corporación Hearst, siendo visitable desde entonces.

Roma-Pool Hearst Castle

The Roman Pool. Foto: Gagliardi Photography. @gagliardiphotography.  www.gagliardiphotography.com

Cambria

Cambria es un pueblo junto al mar pero no es un pueblo de playa. La mayoría de la gente lo conoce como la puerta de entrada a Hearst Castle, aunque su ambiente creativo, sus encantadoras casitas de madera, la animada Main Street y su entorno natural a lo largo de un escarpado tramo de costa, lo convierten, por sí mismo, en un destino irresistible.

Cambria-California
Cambria-California

Morro Bay

Puede que la actividad más interesante para hacer en Morro Bay sea sentarse al atardecer en cualquiera de los numerosos bares y restaurantes del puerto, pedirse un buen tazón de café americano y esperar a ver cómo se pone el sol por detrás de ese curioso peñón llamado «Morro Rock».

Morro-Rock-Morro-Bay
Morro-Rock-Morro-Bay-Sunset

Morro Rock, el pedazo de roca volcánica que sobresale de las aguas del puerto, marca el fin ( o el principio ) del viaje por el Big Sur. La puesta de sol es sublime. 

CONSEJOS PARA UNA ESCAPADA POR EL BIG SUR

    • Por desgracia, la Highway 1, a la altura del Big Sur es muy sensible a las inclemencias climatológicas y no es extraño el cierre de alguna sección de la ruta a causa de algún desprendimiento de roca o tierra. Por tanto, hay consultar el estado de la carretera si se tiene previsto hacer una escapada, ya que una vez en el Big Sur, si la carretera está cortada, la única opción de seguir adelante es volver para atrás, hasta Carmel. No hay vías alternativas.
    • Los que decidan recorrer algún sendero tienen que seguir el camino pautado, ser respetuoso con el medio y respetar las señales. Por la propia seguridad y por mantener el hábitat. 
    • En general, en la Costa del Big Sur hay pocos servicios como restaurantes, supermercados, tiendas, gasolineras. Esto ayuda a mantener su naturaleza virgen y accidentada, pero también significa que hay que estar preparado para la visita.  Procurar llevar algo de comida en el maletero, por si acaso, es una buena idea. O comprar sándwiches u otros alimentos en Monterey para hacer un picnic en algún mirador.  Hay que asegurare también de disponer de suficiente gasolina antes de salir de Monterey (asumiendo que se viene del área de la bahía).
    • Hay que descargar o fotografiar los mapas de la zona o lo que se necesite de internet antes de llegar, ya que es probable que en algunos momentos no se disponga de cobertura en el móvil.
    • Tener en cuenta que la highway 1 es una carretera de montaña de dos carriles llena de curvas. Si se es propenso a marearse, se recomienda dormir, desayunar bien y, sobre todo, evitar mirar el móvilo.
    • El clima en el Big Sur es muy impredecible, independientemente de la época del año. Por lo general el día se despierta frío y envuelto en una bruma densa. Como si estuviera enfadado. Pero ni la niebla más espesa impide que puedas disfrutar de la ruta como se merece a medida que vaya avanzando el día.

      • Levántarse pronto hará que apenas haya otros viajeros en los miradores, por lo que se podrá disfrutar del espectáculo prácticamente a solas. Y es que hacia el mediodía, ya puede resultar difícil aparcar en los puntos de observación. A no ser que se tenga muy claro, es mejor olvidarse del tiempo y dejar un poco de margen a la improvisación. Nunca se sabe…

      • Asegúrarse de llevar alguna capa de más, aunque sea en pleno julio. No olvidar el protector solar, gafas de sol y también un gorro de lana y un abrigo (en invierno).  
      • Por último, no olvidar traer la cámara y reservar un tiempo extra para tomar fotos memorables.

      Monument Valley: US-163, ruta escénica por el corazón de la Nación Navajo

      Monument Valley: US-163, ruta escénica por el corazón de la Nación Navajo

      Desde la frontera de Arizona, la US-163 viaja hacia el noreste a través de Monument Valley, pasa por Mexican Hat y luego termina en Bluff, Utah. Se trata de un tramo de belleza sublime que atraviesa la tierra de los navajos, donde el paisaje y la cultura nativa americana han creado un escenario perfecto para la fotografía. 

      El desierto de rocas rojas y las agujas del pintoresco Monument Valley han sido escenario de innumerables películas y anuncios. La milla 13 también ocupa un lugar destacado en la memoria de cualquier cinéfilo. Y es que es aquí donde ocurre la inolvidable secuencia donde el bueno de Forrest Gump finaliza su particular ultra-maratón por Estados Unidos.  Hacia el norte de Monument Valley se encuentra el pueblo de Mexican Hat, llamado así por la formación rocosa en forma de sombrero invertido visible desde la carretera. En Mexican Hat, un desvío cruza el río San Juan por un histórico puente colgante. Un poco más al norte, la US-163 se encuentra con la US-261, que conduce a la carretera UT-316 hacia Great Goosenecks.

      Se tarda aproximadamente una hora y media en recorrer los 72 km que cubre esta excepcional carretera panorámica desde Monument Valley hasta Bluff. Aún así, hay que asegurarse de planificar un tiempo adicional para disfrutar de excursiones y las paradas para tomar fotografías.

      Monument Valley

      Hogar de indios navajo, las obras maestras de arenisca de Monument Valley están coronadas por un sol que acentúa los magníficos colores de los asombrosos pináculos rocosos y los quilómetros de meseta que los envuelven. Todo ello se combina armoniosamente para conformar uno de los paisajes naturales más extraordinarios de Estados Unidos y una experiencia sensorial maravillosa.

      Monument-Valley

      Las enormes vistas desde Artist Point, uno de los mejores miradores de Monument Valley.

      En realidad, Monument Valley no es un valle, sino una amplia extensión de llanura desértica situada a una altitud media de unos 1.600 metros en la que sobresalen unas enormes formaciones de roca rojiza, que no son más que el sublime resultado de millones de años de creativa y caprichosa erosión.

      Los desgastados materiales de las primeras montañas rocosas depositaron capas y capas de sedimentos que elevaron lo que un día fueron unas tierras bajas. Esta débil arenisca se erosiona fácilmente con el viento, la lluvia, las heladas y el calor, elementos naturales que han ido perfilando pacientemente este paisaje hasta darle el aspecto actual, que tanto fascina a los viajeros de todo el mundo. 

      El Parque se halla en el centro de la NACIÓN NAVAJO que,  con una población de unos 350.000 indios navajo, es la reserva india más grande de Estados Unidos. Situada entre Nuevo México y los estados que albergan Monument Valley, Arizona y Utah, la Nación Navajo ocupa una superficie tan grande como dos Catalunyas y es la mayor área territorial en manos de una tribu nativa en EE.UU. 

      Para rentabilizar el paisaje más allá de Hollywood, en 1958 Monument Valley pasó a ser el Monument Valley Navajo Tribal Park, visitable todo el año excepto el 24 de diciembre, el 1 de enero y el día de Acción de Gracias (el cuarto jueves de noviembre).

      Monument Valley no es un Parque Nacional como sus vecinos Canyonlands o Grand Canyon, sino que está catalogado como Parque Tribal de la Nación Navajo.  Por lo tanto, son los herederos de esta importante tribu nativa los encargados de gestionarlo. 

      Aquí los turistas son bien recibidos y son una buena fuente de ingresos, pero no hay que olvidar que los indios relativizan la influencia que pueda tener Hollywood en la tremenda popularidad de este lugar. Para ellos, Tsé Bii’ Ndzisgaii (el valle de las Rocas) es territorio sagrado,  y una cosa es autorizar un rodaje o promover el turismo y otra que los visitantes comprendan que pisan suelo sagrado.

      ¡Ojo! Monument Valley se rige por el horario de Utah. Si se llega por el norte (Utah) no hay cambio de hora, pero si se viene del sur (Arizona) después de visitar, por ejemplo, el Gran Cañón o Antelope Canyon se tendrá que añadir una hora al reloj (o restarle si se va en dirección contraria).

      La entrada para visitar Monument Valley es válida para el día en que se paga y el siguiente, y cuesta:

      • 20$ por vehículo hasta 4 personas (10$ por persona adicional).
      • 10$ entrada individual, por si llegas andando, en moto o en bicicleta.

      Puesto que se trata de un Parque Tribal, el pase anual de Parques Nacionales aquí no sirve. El acceso incluye un mapa informativo básico para recorrer el área por cuenta propia.

      Estadísticamente los meses en que menos llueve son los de abril, mayo y junio. Son también los meses con temperaturas más suaves. Lo de la lluvia es importante porque el recorrido panorámico no está asfaltado y con mucha agua se vuelve impracticable. Los meses de verano, julio, agosto y septiembre, son los más calurosos, lluviosos e inestables.

      Monument Valley se encuentra a 1.670 metros de altura, por lo que en invierno la nieve cubre con facilidad el paisaje. El contraste del blanco con el color anaranjado de las formaciones rocosas del parque es hermoso y fotogénico.

      Pero si lo que de verdad apetece es recorrerlo en soledad, la mejor época para hacerlo es a principios de primavera o finales de otoño.

      Visitar Monument Valley

      A Monument Valley se puede ir a pasar el día, pero la visita cunde mucho más si se pernocta en el parque y se aprovecha para presenciar los espectáculos del atardecer y el amanecer. Y es que antes y después de que el cielo se llene de estrellas, los reflejos del sol sobre las arenas rojizas despliegan todo su abanico de tonalidades ocre y anaranjado en una exhibición fascinante de colores cálidos. Y eso, por supuesto, queda grabado en la memoria para siempre.

      El parque puede visitarse por libre, conduciendo por un recorrido escénico señalizado de 27 km o contratando una visita guiada a cualquiera de los operadores turísticos Navajo para hacer un tour en jeep, a caballo o a pie. 

      Si se decide hacer el recorrido panorámico por libre serán suficientes cuatro horas para disfrutar de las vistas, parar en los diferentes puntos de interés señalizados y hacer todas las fotos que hagan falta. Para quien esto no le parezca suficiente, también puede acceder a lugares más escondidos como Mistery Valley, Ear of the Wind u otros puntos de referencia, a través de las visitas guiadas. 

      Los horarios de la pista que recorre el valle son: del 1 de abril al 30 de septiembre : de 6:00 a 20:00 / del 1 de octubre al 30 de mayo : de 8:00 a 17:00. Si se decide hacer la visita por cuenta propia, hay que tener presente que la pista tiene muchos baches y algún desnivel, sobre todo al principio.  En condiciones normales no debería haber más problemas que un constante y cansino balanceo, pero si ha llovido o nevado puede que la carretera esté impracticable para vehículos con poca altura de bajos (siempre es mejor utilizar un SUV o un 4×4). En ese caso, la única opción será contratar una visita guiada. 

      En la página web del parque hay mucha información sobre los tour operadores, que son dirigidos por guías navajo y realizados en todoterreno 4×4 para acceder a lugares donde no se puede hacer con vehículo privado. 

      Quien piens que ha aprendido todo sobre geología visitando el Gran Cañón del Colorado, que espere a ver las formas que la caprichosa naturaleza ha esculpido en Monument Valley.

      El paseo empieza desde el centro de visitantes, donde hay una vista panorámica espectacular del Merrick Butte y la pareja formada por los Mittens (el del este y el del oeste) que, por su forma de manopla apuntando al cielo, tienen un gran significado espiritual para los navajo.

      Monument-Valley

      La visita comienza junto al Centro de Visitantes, con unas vistas que, por si mismas, ya justifican el precio de la entrada: las manoplas de West & East Mittens y Merrick Butte.

      A partir de aquí comienza la SCENIC LOOP ROAD, con  27 kms alrededor de los imponentes peñascos que tanto han aparecido en el cine o en las revistas. Hay 11 puntos señalizados  para admirar unos promontorios que los indios se han encargado de bautizar según su «parecido», como Elephant Butte o Camel Butte, o su imaginación, como Three Sisters, unas formas rocosas que, según se cuenta, se asemejan a una monja aleccionando a sus pupilas…

      Aglgunos de los sedimentos modelados por el tiempo tienen formas mágicas, como la extraordinaria aguja del Totem Pole, de más de cien metros de altura. North Window, es otro rincón que no hay que perderse. De todos ellos, además de las vistas desde el Centro de Visitantes, el John Ford´s Point (el enclave favorito del cineasta) y el Artist Point, son los miradores más celebrados por fotógrafos e instagramers de todo el mundo.  Y es que las vistas desde ahí son sublimes.

      Monument-Valley

      John Ford´s Point, el enclave preferido del realizador

      Elephant Butte Monument Valley

      Elephant Butte

      Totem Pole Monument Valley

       El Totem Pole se eleva junto a un conjunto de agujas más gruesas que los navajos llaman Yei Bi Chei. 

      Merrick Butte Monument-Valley

      En primer plano el Merrick Butte 

      Monument-Valley

       Otra de las curiosas formas en Monument Valley 

      Una de las normas del parque es que no se permite pasear más allá de 90 metros de las pistas marcadas ni de los miradores. Y ya hemos dicho que, en general, tampoco se puede practicar senderismo por libre. El ÚNICO SENDERO QUE SE PUEDE HACER POR CUENTA PROPIA es el Wild Cat Trail, una caminata circular de unos 6 km por los alrededores de una de las áreas mas pintorescas de Monument Valley, el West Mitten Butte. No presenta una dificultad excesiva pero si que hay que vigilar las temperaturas, sobre todo en verano, ya que pueden ser muy altas.  

      El sendero empieza en la esquina noroeste del área de estacionamiento del centro de visitantes y se puede tardar de 2 a 3 horas en recorrerlo.

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      Monument Valley y el cine

      Para cualquier cinéfilo, la visita a Monument Valley es una experiencia tan emocionante como difícil de explicar en palabras. Hogar durante generaciones de los indios navajo, Monument Valley había sido ignorado por el colono blanco hasta que John Ford rodó «La Diligencia», la película que llevó al estrellato a un joven John Wayne en 1939 e inauguró una tradición fílmica que convirtió el área en un territorio legendario ligado para siempre al imaginario audiovisual de cualquier amante del cine.

      Harry Goulding y su esposa Leone fueron los primeros en establecerse como comerciantes en esas tierras. En 1923 compraron a los indios 258 hectáreas de su reserva tribal y abrieron un negocio: el Goulding’s Trading Post and LodgeCon la llegada de la Gran Depresión, sus ingresos descendieron y cuando se enteraron de que la United Artists buscaba localizaciones para un Western, los Goulding acudieron a Hollywood con muy poco dinero y un álbum de fotos para convencer al estudio de que Monument Valley era el emplazamiento ideal para la película. Con una mezcla de suerte y perseverancia, Harry conoció a John Ford, al que habían entusiasmado las fotos de Monument Valley.

      A los pocos días, el director y su equipo se desplazaron hasta allí para empezar a filmar «La Diligencia».

      Por su propuesta, los Goulding se llevaron una recompensa de 5.000 dólares y el encargo de alojar a todo el equipo de rodaje de La Diligencia. Con el tiempo, la pareja continuaría albergado equipos de filmación, artistas y turistas, y expandiendo sus instalaciones para acomodar a su, cada vez mayor, número de invitados.

      De aquellos días, se conserva la casa de Harry y Mike Leone Goulding, donde Ford se alojó en cada rodaje y donde también durmieron John Wayne o una joven Natalie Wood.

      Los Goulding ya fallecieron, pero el Goulding´s Lodge todavía acoge a visitantes de todo el mundo que vienen a disfrutar del paisaje y del encanto de Monument Valley . Y es que gracias a su espíritu pionero, este territorio indio se ha convertido en uno de los iconos más reconocibles y visitados del oeste americano.

      «La Diligencia» (1939), no fue la primera película que se rodó allí, pero sí la primera de éxito. Tampoco fue el único western.

      El film supuso el inicio del idilio del realizador con Monument Valley, que aparecería en unos cuantos largometrajes más dirigidos por él. Y es que durante los años siguientes, Ford rodaría las célebres Fort Apache (1948), la legión invencible (1949), Río Grande (1950), Centauros del desierto (1956) o la Conquista del Oeste (1962), siempre con John Wayne como protagonista.

      Monument-Valley

      Una vista parcial desde John Ford´s Point

      Monument Valley es uno de los lugares más fotografiados del planeta y uno de los que han aparecido de forma más recurrente en películas, videoclips o anuncios, sobre todo del género Road Movie.  Easy Rider, Vacaciones de una chiflada familia americana, Regreso al futuro III o mil maneras de morder el polvo son algunos de los títulos más populares, pero no son los únicos. Thelma y Louise y Forrest Gump también gozaron de una excelente panorámica desde la US-163, que pasa junto al Parque.

      DONDE DORMIR

      Aquí no hay cadenas hoteleras. Monument Valley está dentro de la reserva de los indios navajo y ellos lo gestionan todo, así que si quieres dormir aquí ( ¡y es muy recomendable! ) tendrás que hacerlo en uno de estos dos hoteles ( y ninguno de ellos es económico, precisamente ): 

      El principal reclamo del The View son las vistas de ensueño desde todas sus habitaciones. Está junto al Centro de Visitantes y del comienzo del recorrido escénico. También dispone de unas cabañas de madera separadas de las instalaciones del hotel: un lujo para vivir el amanecer desde la cama. 

      El Goulding´s Lodge, junto a la US-163, en las afueras del parque, es un hotel con un gran peso histórico.

      Ya hemos dicho que Harry Goulding se estableció en estos territorios al abrir un puesto comercial y que, tras presentarse en Los Angeles con una serie de fotografías del lugar, convenció a John Ford para que lo escogiera como localización para su película. Desde entonces, Ford y su equipo se alojaron allí durante los rodajes en Monument Valley, así que el hotel, además de habitaciones, parcelas de camping y una tienda de recuerdos con artesanía navajo, acoge un interesante museo, de entrada libre, con una buena colección de fotografías y recuerdos de aquellos días de rodaje.

      Una alternativa más asequible es el Desert Rose Inn & Cabins,  en Bluff, a 40 minutos de Monument Valley.

      Forrest Gump Point, un lugar de película en Monument Valley

      Forrest Gump es uno de los personajes más queridos de la historia del cine. A través de una mirada pura e inocente, nos enseña algo más que anécdotas en su particular relato de algunos de los acontecimientos más importantes de la historia reciente de Estados Unidos. 

      Todos recordamos a Forrest, en un banco cerca de una parada de autobús dispuesto a hablar con cualquiera; a la maravillosa Jenny gritando «¡Corre, Forrest, corre!»,  o los siete minutos que cambiaron la historia del running para siempre. 

      Y es que la película está llena de momentos mágicos como estos.

      Señor, por qué corre ¿Lo hace por la paz mundial? ¿Por la gente sin hogar? ¿Lo hace por los derechos de la mujer? ¿Por el medio ambiente? ¿Por los animales? ¿Por las armas nucleares?” Forrest insiste a los periodistas que lo acosan en que no tiene un motivo especial para hacerlo, pero lo cierto es que sí tenia una razón:

      Mamá siempre decía que tienes que dejar atrás el pasado antes seguir adelante. Creo que fue por eso que corrí tanto”. Esa mañana, Jenny, el gran amor de su vida, se había marchado y Forrest quedó destrozado, así que la manera que encontró para aliviar su dolor fue correr. Y no sólo por Jenny, también lo hizo para huir de los abusos y las burlas de sus compañeros de colegio o para ahogar el sufrimiento por la ausencia de un padre.

      Si hay un referente en el mundo del running, ese es Forrest Gump. El cine se ha acercado muchas veces a ese mundo, pero nunca de la forma en que lo hacen los siete minutos que convirtieron al entrañable Forrest Gump en un referente para cualquier corredor de fondo.

      Un día,  y sin una razón aparente, salió a correr. 3 años, 2 meses, 14 días y 16 horas más tarde,  Forrest decidió terminar abruptamente su particular ultra-maratón por Estados Unidos. Y lo hzo en el mejor lugar posible, en Monument Valley. La misma lógica que lo impulsó a empezar a correr lo hizo para que,  después de haber corrido durante tanto tiempo, simplemente dejara de hacerlo.

      El Forrest Gump Point recuerda el lugar exacto donde el inagotable personaje decide pararse.   

      Forrest-Gump-Point

      El Forrest Gump Point es un lugar mágico para los fans de la película, pero también un paisaje perfecto para los que, simplemente, les guste tomar buenas fotografías panorámicas. 

      En mitad de una carretera, ante un buen grupo de atónitos seguidores y con Monument Valley como telón de fondo, Forrest dijo: «estoy muy cansado, creo que iré a mi casa». A sus espaldas quedaban un grupo de seguidores atónitos y una recta infinita que apuntaba hacia el Valle de los Monumentos. La secuencia acaba con la voz del Forrest narrador, que dice : «Y así, sin más, mis días de correr terminaron. Y me fui a mi casa. A Alabama»

      Monument Valley Forrest Gump point

      La US-163 es una de las localizaciones más especiales de la historia del cine.

      El lugar exacto donde ocurre esta inolvidable secuencia se encuentra en la milla 13 de la carretera panorámica US-163, a unos 20 km de Monument Valley. Para que nadie se pierda, al borde de la carretera, alguien dejó una señal que indica que:

      «FORREST GUMP ENDED HIS CROSS COUNTRY RUN AT THIS SPOT»  

      ( en agosto de 2023 no fuimos capaces de encontrarlo… Desconozco si alguien se la ha llevado o simplemente no la vimos – otras veces la encontramos fácilmente )

      El momento en el que se aparca el coche y, de repente aparece este célebre paisaje,… ese instante en el que realidad y ficción se fusionan, es, literalmente, memorable.  

      Forrest-Gump-Point

      Señal que alguien dejó para indicar el Forrest Gump Point, ahora ¿desaparecida?

      En realidad, Forrest nos da una lección a todos. Además de llenar nuestros corazones, nos enseña algo muy importante: A SER FELICES Y HACER FELICES A LOS DEMÁS. Con esa inocente y tan particular forma de ver el mundo, Forrest siempre consigue ver el lado bueno de las cosas y contagiar ese optimismo a todos los que le rodean.

      En Forrest Gump, EL CORRER NO ES MÁS QUE UNA METÁFORA VITAL DE SUPERACIÓN que viene a decir algo así : no importa lo oscuro que lo veamos todo a nuestro alrededor. Con un poco de esfuerzo y capacidad de superación, se puede hacer frente a cualquier adversidad. Y es que antes o después, la vida nos deparará momentos inolvidables que marcarán el resto de nuestros días.  Como dice

      Ese día, estábamos caminando como siempre, y luego, así como si nada, alguien paró la lluvia, y el sol salió.”

      Al norte de Monument Valley

      Mexican Hat

      Entre Monument Valley y Mexican Hat, la US 163 atraviesa tierras amplias, azotadas por el viento y serenas en su magnificencia.  La famosa formación rocosa se encuentra a unos 2 km al norte de la población de Mexican Hat por una camino de tierra bien señalizado que conduce directamente hacia ella.

      La leyenda local habla del amor de un joven vaquero mexicano por una doncella nativa americana que, por desgracia, ya estaba casada con un viejo curandero malvado. Cuando el curandero se enteró del asunto, convirtió al vaquero en piedra. 

      El pequeño pueblo de Mexican Hat hoy se beneficia del flujo de turistas que llegan a este remoto rincón de Utah. 

      Mexican-Hat US-163

      Mexican Hat

      Goosenecks State Park

      Goosenecks-State-Park

      Goosenecks State Park

      El desvío hacia Goosenecks State Park está a llegar a la autopista 261, a unos 6 km al norte de Mexican Hat por la US 163.

      Al borde de un profundo cañón sobre un sinuoso triple meandro del río San Juan, este pequeño parque recompensa con unas impresionantes vistas de uno de los ejemplos más sorprendentes de meandro fluvial en el continente americano. Y es que la Madre Naturaleza ha querido exprimir a lo largo de un profundo cañón más de 8 km de río en solo 1.6 km de línea recta. A estas alturas, el río fluye a unos 9 km/h hacia el oeste, abriéndose paso a través del desierto en su camino hacia el lago Powell. 

      La entrada al parque es de $5.00 por automóvil. Se puede acampar por $10.00/noche..

      Goosenecks-State-Park

      Desde el mirador en lo alto del meandro se contemplan los majestuosos resultados de unos 300 millones de años de actividad geológica.

      Valle de los Dioses

      US 163

      Saliendo de Goosenecks State Park

      En aproximadamente 13 km desde Goosenecks State Park se llega al Valle de los Dioses, que vendría a ser como una versión en miniatura de Monument Valley pero sin gente. La visita se realiza a través de un accidentado recorrido circular de 27 km que deambula entre diez imponentes monolitos de roca con nombres tan caprichosos como Lady In The Bathtub, Set Hen Butte y Devil’s Window. El camino es de grava y, aunque en su mayoría está en buenas condiciones, hay que esta atento.

      En cuanto a excursiones, aquí no hay senderos señalados ni restricciones a la hora de caminar o acampar. 

      Una de las dos entradas se encuentra bien indicada en la US-163, a unos 9 km de Mexican Hat.

      Valle-de-los-dioses Utah
      Valle-de-los-dioses Utah
      Valle-de-los-dioses Utah

      Las mesas y las formaciones rocosas del Valle de los Dioses están formadas por la misma arenisca que las algo más grandes de Monument Valley.

      Se vuelve al asfalto al llegar a la carretera estatal 261, junto a la estresante subida hacia Moki Dugway un mirador desde donde se contemplan amplias vistas sobre el valle. La subida, empinada y por un camino lleno de grava, tiene unos 5 km de largo y serpentea durante más de 350 metros sobre Cedar Mesa. A los pies de la subida se encuentra el desvío hacia Muley Point. Las curvas empinadas y el paisaje inmejorable hacen de los últimos quilómetros de subida hasta el mirador uno de los recorridos más emocionantes del estado.

       (Para llegar hasta aquí y recorrer el circuito en sentido inverso, hay que tomar la autopista 261 nada más pasar por Mexican Hat desde la US. 163 y dirigirse hacia el norte durante aproximadamente 14 km).

      Muley-Point-Valle-de-los-Dioses

      Vistas desde Muley Point

      Muley-Point-Valle-de-los-Dioses

      Vistas desde Muley Point sobre los meandros del río San Juan y, al fondo, Moument Valley

      Moki-Dugway-Valle-de-los-Dioses

      Empinada y sinuosa carretera que asciende hasta el mirador de Moki Dugway

      US 163

      US-163 a lo largo del Valle de los Dioses

      River House Cliff Dwellings / Comb Wash Ruins

      Al noreste de Mexican Hat, los paisajes se caracterizan por condensar estrechos cañones laberínticos tallados por la acción persistente de las aguas turbulentas del río San Juan. 

      Antes de llegar a Bluff, hay que tomar un pequeño desvío de 8km por la SJC Rd 235 para visitar unas más que interesantes casas de los acantilados al borde del río. Es un camino de tierra difícil de afrontar en un turismo bajo, pero vale la pena. El lugar es remoto pero la recompensa es excepcional: un paseo sin ataduras sobre varias viviendas al más puro estilo Mesa Verde.   

      Bluff

      Bluff es un lugar tranquilo ubicado en el atractivo valle del río San Juan, entre acantilados de arenisca y el río San Juan. Su mayor atractivo, a priori, es el senderismo y sus impresionante formaciones rocosas. Ahora bien, más allá de a hermosa área que la rodea, la visita al pueblo en sí también es muy agradable, con enormes sorpresas como el Fuerte Histórico, que desvela con entusiasmo los secretos de la fundación de la ciudad en 1880 por los pioneros mormones. 

      En 1880, Bluff fue colonizada por pioneros Santos de los Últimos Días que buscaban establecer una misión en el área de Four Corners. Setenta familias pasaron seis meses viajando a Bluff por el arduo sendero Hole in the Rock. Poco después de su llegada, construyeron cabañas de una habitación y establecieron el Bluff Fort. En años posteriores, más prósperos, los pioneros construyeron elegantes casas victorianas, muchas de las cuales han sido cuidadosamente restauradas en el distrito histórico de Bluff.

      Para los aficionados a los emplazamientos arqueológicos, en la cercana área recreativa de Sand Island se puede ver un panel de petroglifos anasazi que presenta cinco representaciones de Kokopelli, el flautista jorobado y algunas de cazadores de mamuts. 

      Bluff-Utah
      Bluff-Utah
      Bluff-Utah
      Bluff-Utah

      Gracias al magnífico trabajo de entregados voluntarios, en Fort Bluff se puede ver un vídeo explicativo muy interesante y una estupenda y precisa reconstrucción de la ciudad en la época de su fundación.

      En 1880, Bluff fue colonizada por pioneros mormones que buscaban establecer una misión en el área de Four Corners. Setenta familias pasaron seis meses viajando a Bluff por el arduo sendero Hole in the Rock. Al llegar, construyeron cabañas de una habitación (expuestas en Bluff Fort). En años posteriores, más prósperos, los pioneros construyeron elegantes casas victorianas, muchas de las cuales han sido cuidadosamente restauradas en el distrito histórico.

      Bluff-Utah
      Bluff-Utah

      Elegantes casas victorianas a la izquierda A la derecha, la casa más antigua de Bluff, construida en la década de 1890.