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CHLORIDE, un pueblo inclasificable en el norte de Arizona
Durante el viaje por la Ruta 66 se puede tomar un desvío de 37 km para descubrir Chloride, una ciudad original del lejano oeste convertida en un extravagante pueblo con muy pocos habitantes, pero de lo más pintoresco.
A un corto trayecto en coche desde Kingman, en plena Ruta 66, Chloride puede parecerse a cualquier otro pueblo kitsch del salvaje oeste reconvertido en una trampa para turistas, pero si se dedica un poco de tiempo en explorarlo rápidamente se descubre que lo que queda del campamento minero más antiguo de Arizona es un pequeño pueblo muy extravagante, tranquilo y lleno de encantos, como Cyanide Springs, los murales frente a petroglifos nativos, las inclasificables muestras de arte jardinero de los patios vecinales, el cementerio más raro que se haya visto jamás, un restaurante con recuerdos nostálgicos por todas partes y diversos edificios históricos..
Una muestra de arte basura en Chloride
Chloride se encuentra en la carretera 125 del condado, a la que se llega por la U.S. 93, aproximadamente a 37 km de Kingman o 140 de Las Vegas. Se puede visitar el sitio web de la ciudad para obtener más detalles.
Técnicamente, Chloride no es un pueblo fantasma, pero tiene muy pocos habitantes y apenas se dejan ver, pero es un lugar muy peculiar al que todavía no ha llegado el turismo masivo… Uno de esos sitios en el que, por momentos, se tiene la sensación de estar completamente solo.
Un poco de historia de Chloride
Chloride está considerado como el pueblo minero habitado más antiguo de Arizona. Se fundó en 1863 con el nombre de las minas de cloruro de plata que se encuentran en el área. En sus días de gloria, alrededor de 1890, contaba con una población que rondaba las 2,000 personas y disponía de un banco, hoteles, barberías, restaurantes y salones. Una conexión ferroviaria con Kingman transportaba tanto pasajeros como minerales. En aquellos tiempos mantenían en funcionamiento más de 75 minas, de las que se extraían minerales como el oro, la plata y la turquesa.
A finales de la década de 1920, cuando algunas de las minas ya se estaban agotando y la población ya se había reducido considerablemente, se propagó un incendio que (casi) acabó con la ciudad. En 1942, con la devaluación de la plata las minas cerraron y muchos de sus habitantes fueron a luchar a la guerra. A la práctica, Chloride se convirtió en una ciudad fantasma.
Actualmente es el hogar de unas 350 personas, algunas de las cuales son talentosos artistas y artesanos que trabajan en algunos de sus edificios históricos. Además, cuenta con atracciones tan variadas como simulacros de tiroteos, jardines basura, la oficina de correos más antigua de Arizona o la única compañía de «lucha con armas de fuego» exclusivamente femenina del mundo.
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Cyanide Springs
Para los nostálgicos de las películas del Salvaje Oeste, los pueblos fantasma son lugares para soñar, para fantasear con antiguas ciudades mineras del siglo XIX en tiempos en los que el mundo parecía estar patas arriba y donde muchos vivían al margen de la ley.
Los Immortal Gunfighters of Chloride, un grupo de recreación histórica, construyeron Cyanide Springs en 1997, una destartalada réplica de una ciudad del Viejo Oeste en medio de Chloride que ofrece a los fanáticos de John Wayne la oportunidad de vivir algo parecido a un sueño. Entre los edificios representados hay una cárcel, la oficina del alguacil, un banco, un salón y un consultorio médico junto a una funeraria.
Los «Longcoats and Lace Gunfighters» y las «Wild Roses», otro grupo de recreación, pero exclusivamente femenina, ofrecen sus espectáculos de recreación de escenas de tiroteos cada sábado al mediodía, alternándose uno y otro. En julio y agosto, las Wild Roses se toman un descanso, así que las performance se llevan a cabo el primer y el tercer sábado del mes.
Cyanide Springs está muy logrado, pero Chloride tiene otras joyas singulares que pueden pasar desapercibidas si uno se pierde entre tanto decorado y tiroteo.
El Arte Basura
La gente de Chloride recicla las cosas que la mayoría de la gente tira, las coloca de manera creativa en sus patios y lo llama «Arte de Jardín». El concepto, basicamente consiste en crear esculturas con pedazos de chatarra inservibles.
Cada una de las 20 residencias habitadas de Chloride presenta alguna muestra de Arte Basura.
En cada calle, en cada patio, se puede ver algún tipo de ejemplo de esta extraña disciplina : un flamenco hecho de un tanque de gasolina, un hombre de hojalata con un sombrero azul, un árbol de chatarra hecho con objetos oxidados que cuelgan de las ramas, una araña metálica junto a una oruga hecha de canicas… ¡Incluso las tumbas del cementerio de la ciudad están rematadas con teléfonos antiguos!
Los Murales
Durante el período de contracultura de la década de 1960, una banda de hippies liderada por un hombre llamado Roy Purcell acampó en las colinas de Chloride. Durante su estancia, Roy pintó lo que hoy se conoce como los «Murales de Chloride«.
Una destartalada carretera de 2 km que pasa por antiguas minas abandonadas y antiguos petroglifos nativos llega hasta «The Journey», que es como llamó el proyecto. Se puede conducir hasta allí si se dispone de un 4×4, de lo contrario, mejor ir andando tranquilamente.
Los murales, cuyos colores han resistido el duro clima del desierto durante casi cuatro décadas, cubren una superficie de unos 185 metros y representan pinturas cargadas de simbolismo, como un yin yang, una serpiente roja gigante que atraviesa varias rocas y una diosa de la fertilidad.
La oficina de correos y otros edificios históricos
En 1873, el Departamento de Correos de los Estados Unidos abrió una oficina en Chloride, que lleva funcionando continuamente desde 1893. Eso la convierte en una de las oficinas de correos en activo más antiguas del estado de Arizona.
La ciudad también se enorgullece de la preservación de otros edificios históricos como el Museo Jim Fritz, la antigua cárcel o la vieja estación de tren. Además, el Departamento de Bomberos Voluntarios de Chloride, el más antiguo de Arizona, muestra con orgullo su camión de bomberos Ford de 1939 a los visitantes.
Chloride General Store, Oficina de correos, histórica Lorig House, vieja estación de ferrocarril, ahora en desuso, y antigua cárcel.
Comer una hamburguesa en el Yesterdays y alojarse en el Shep´s Miner´s Inn
Para comer hay que ir al Yesterdays, que es un auténtico oasis entre Kingman y prácticamente Las Vegas. Y si se llega con sed, además de comer una buena hamburguesa, se puede elegir entre más de 150 tipos diferentes de cerveza, 40 de vodka y una extensa carta de vinos.
El Shep’s Miner’s Inn es el pequeño hotel donde poder alojarse en Chloride. Está construido en arena y barro (adobe) y data de finales de 1800, cuando se construyó como una posada para alojar a viajeros. La decoración es rústica y simple y cada habitación es diferente. Las habitaciones son cómodas, con aire acondicionado, tienen baños privados y las tarifas son bastante asequibles.
El Yesterdays
El Cementerio de Chloride
Las rarezas de Chloride no se limitan a los vivos. Las tumbas de «arte casero» del cementerio son tan raras como los patios de los residentes. Algunas tumbas serias, otras caprichosas, pero todas son creativas y parecen reflejar genuinamente la personalidad del difunto.