Contenidos de la página
Nueva York: el Lower East Side
Este barrio, ahora lustroso y brillante, ocupa el mismo terreno que antes ocupaban hacinadas casas de vecinos y, más adelante drogadictos atraídos por las rentas baratas y los parques sin vigilancia.
No es uno de los más visitados por los turistas y no siempre ha tenido buena reputación, pero el Lower East Side desprende historia por los cuatro costados y, además, sus calles esconden rincones muy auténticos…
El Lower East Side, localización e historia
El Lower East Side comprende la zona que está situada por debajo de Houston St. y está delimitada, a un lado por el Bowery y al otro por el East River.
Nada más llegar al barrio, una visita al Centro de Visitantes del Lower East Side (261 de Broome St.) es una buena manera de orientarse. No obstante, no hay problema en caminar por la zona e incluso perderse.
Algunos de los nombres de sus calles recuerdan su pasado colonial. Orchard St., por ejemplo, discurría a través de frutales, y el Bowery, una de las principales avenidas del barrio, conducía hasta la granja (bouwerij) del Gobernador holandés Peter Stuyvesant.
Precisamente, en esa época, algunas de las mejores casas estaban allí, en el Bowery, pero cuando empezó a llegar la inmigración en masa, a finales del s.XIX, el Lower East Side fue sufriendo cambios hasta convertirse en un suburbio prácticamente aislado del resto de la ciudad.
La primera de las oleadas de inmigrantes se produjo a mediados del s.XIX, cuando Nueva York se convirtió en la principal puerta de entrada a EE.UU.
En este periodo se produjo un crecimiento demográfico espectacular en la ciudad, que pasó de los 400.000 habitantes en 1840 a los 3.4 millones en 1898
Muchos de los que pasaron por Castle Clinton ( el fuerte que, entre 1855 y 1890, fue utilizado como centro de inmigración, antes de Ellis Island) siguieron su camino hacia el oeste, pero quienes quisieron probar suerte en Nueva York se dirigieron hacia el Lower East Side
A pesar de ser el vecindario más pobre de la ciudad, el Lower East Side rebosaba esperanza, energía y optimismo. El objetivo de sus habitantes era el de prosperar y abandonar el lugar lo antes posible. Y mientras eso sucedía, una nueva generación de inmigrantes se apresuraba en ocupar su lugar. Idéntico decorado con distintos personajes.
En EE.UU, las migraciones en masa empezaron a partir de 1845 con el éxodo de más de un millón de IRLANDESES, que huían de la hambruna provocada por la plaga de la patata. En 10 años, la comunidad irlandesa en Nueva York se convirtió en la más grande del mundo más allá de la propia Irlanda.
La integración no fue fácil. Fueron los primeros en sufrir acoso y discriminación. La mayoría de los que huían del hambre eran muy pobres, analfabetos y carentes de formación profesional, unas condiciones iniciales bastante precarias. Además, eran católicos y llegaban a una ciudad habitada principalmente por protestantes.
A la irlandesa, le siguió la comunidad ALEMANA que, en pasó de 24.000 miembros en 1840 a 370.000 en 1880.
Hester Street, la calle más concurrida del Lower East Side. Por aquel entonces, el barrio era un trampolín hacia el norte de la ciudad, una estación de paso hacia una vida mejor…
En Little Germany se abrieron talleres artesanales, pequeñas fábricas, escuelas, periódicos, un teatro, una librería, un hospital y, sobre todo, cervecerías. Los alemanes era grandes consumidores de cerveza y aquí se abrieron muchas de ellas, para disgusto de los puritanos anglosajones, que no veían con buenos ojos las continuas juergas los los recién llegados.
A diferencia de los irlandeses, sus ciudadanos no se veían obligados a competir por los puestos de trabajo peor remunerados. Los alemanes eran buenos artesanos y cotizados sastres, zapateros y ebanistas.
Viviendas en el Lower East Side. Los recién llegados en seguida entraban en contacto con el lado más descorazonador de Nueva York. Debió de parecerles muy triste empezar su nueva vida americana en una de las zonas más miserables y densamente pobladas del planeta, donde las condiciones de salubridad eran pésimas, los índices de criminalidad eran los más altos de la ciudad y la esperanza de vida era especialmente baja ( en 1875 el índice de mortalidad infantil rondaba el 40%, principalmente a causa del cólera).
Hoy apenas queda rastro de la colonia alemana en el Lower East Side.
En Tomkins Square Park, una fuente ornamental recuerda a las 1021 personas de la comunidad germana que murieron en el incendio de un barco de vapor en el río East en 1904. Para los supervivientes, este hecho sumado a la trasformación que estaba experimentando el barrio con la masiva llegada de judíos venidos de la Europa oriental, fue uno de los determinantes para abandonar el barrio.
La llegada masiva de inmigrantes agravó la ya existente escasez de viviendas en el Lower East Side.
Los codiciosos propietarios de edificios vieron una oportunidad en ello… Las primeras medidas que adoptaron consistieron en compartimentar los edificios y transformarlos en reducidos habitáculos para poder así alquilarlos a familias numerosas.
Y para cuando empezaron las grandes inmigraciones, los especuladores inmobiliarios levantaron los tenements, bloques de viviendas de alquiler, cuya superficie en planta no excedía de 30 metros de profundidad por 8 de anchura. Con 4 viviendas por planta, sin ventanas ni apenas ventilación esos cubículos se convirtieron en verdaderas ratoneras infames e insalubres.
La falta de equipamientos sanitarios también era un problema. Un lavadero y un único retrete se solían ubicar en el sótano o en el patio interior, y era utilizado por todos los inquilinos del edificio, que muchas veces superaba los 150.
En 1864 ya existían 15.000 de esas casas miserables.
Pero gran parte de la historia del barrio tiene que ver con su pasado JUDÍO, ya que desde finales del s.XIX hasta la 1ª Guerra Mundial dio cobijo a miles de inmigrantes de origen judío procedentes de Europa del Este, que llegaron a Ellis Island, la gran puerta de la inmigración en América, buscando una vida mejor.
En 1880 vivían 80.000 judíos en la ciudad, la mayoría de origen alemán. Muchos de ellos habían prosperado y se habían convertido en ciudadanos ricos y respetables. Treinta años más tarde, más de 1.2 millones de judíos vivían amontonados en terribles viviendas del Lower East Side en situación de extrema pobreza.
Como en los movimientos migratorios anteriores, el origen se hallaba en el Viejo Mundo: la pobreza y una creciente oleada de actos antisemitas provocaron la huida masiva de los judíos de sus guetos en el este de Europa. Más de 1.5 millones emprendieron la travesía hacia el otro lado del Atlántico a partir de 1881. La mayoría acabaron en el Lower East Side, un barrio que nunca había tenido que hacer frente a semejante avalancha humana.
Una sucesión interminable de vendedores ambulantes con sus carretillas repletas de mercancía configuraban Hester Street, la arteria principal del barrio.
Otra de las figuras callejeras era la de los porteadores, que corrían de un taller a otro acarreando montones de ropa en diferentes fases de su confección. Y es que quien no se ganaba la vida de esa manera, lo hacía en la industria textil, un sector al que muchos ya se dedicaban, como sastres o costureras, en su tierra natal.
Y después de las duras jornadas de trabajo, algunos reunían fuerzas suficientes como para asistir a cursos nocturnos. El deseo de progresar era enorme y los padres hacían lo imposible para que, al menos, la siguiente generación lograra ascender en la escala social.
Todos los miembros de la familia, incluidos los niños o los más mayores, tenían que trabajar, ya sea en casa o en talleres sofocantes e insalubres, durante eternas jornadas de hasta 16 horas.
Habitaciones en el Lower East Side . Familias enteras se hacinaban frecuentemente en pisos de una sola habitación, soportando penosas condiciones.
El masivo corriente migratorio se detuvo a partir de los años 20, tras la promulgación de la restrictiva legislación sobre inmigración.
Del antiguo asentamiento judío sólo quedan unas cuantas sinagogas, entre ellas la Eldridge Street Synagogue, la primera de las construidas por los inmigrantes judíos de Europa oriental, y algunos establecimientos del sector alimentario, como el Kat´s Delicatessen, célebre por su salami y sus generosos sandwiches de pastrami.
El barrio conserva muchos de los edificios construidos para alojar a inmigrantes, y en el LOWER EAST SIDE TENEMENT MUSEUM uno puede hacerse a la idea de las miserables condiciones de vida que se daban en esas habitaciones.
CÓMO VIVE LA OTRA MITAD
«Edificios viejos y peligrosos, casas de vecindad traseras abarrotadas, construidas en patios sucios, sótanos oscuros y húmedos, buhardillas con goteras, talleres aptos apenas para alojar bestias: ahí es donde habitan miles de seres en esta rica ciudad cristiana».
Así describía, a mediados del s.XIX, un informe de la sociedad filantrópica las condiciones de vida de buena parte de la población de Nueva York.
Cuarenta años después, la situación apenas había cambiado, y Jacob A. Riis, un periodista que había conocido personalmente las vicisitudes de la emigración y la pobreza, decidió dar a conocer, a través de su libro Como vive la otra mitad (1890), las penosas condiciones de vida de los inmigrantes.
Valiéndose de datos estadísticos, técnicas de reportaje y fotografías, puso al descubierto el hacinamiento y la explotación en los «barrios bajos» de Manhattan. El libro no sólo marcó un hito en la historia del periodismo gráfico, sino que, por la influencia que llegó a ejercer en materia de política urbanística, es uno de los pocos libros de los que puede decirse que cambiaron el perfil de una ciudad.
Jacob A. Riis, Cómo vive la otra mitad. Contraportada.
«El gallinero de los bandidos». Los artículos y reportajes fotográficos de Jacob A. Riis, además de describir perfectamente las pésimas condiciones de vida de los inmigrantes, propiciaron notables reformas sociales.
EL SUEÑO DE ELLIS, la otra cara del sueño americano
El sueño de Ellis (2013), es un drama ambientado a principios de los años 20, que narra el lado oscuro de la inmigración a través de las peripecias de Magda (Marion Cotillard), su sufrida protagonista.
Orchard Street
La columna vertebral del Lower East Side, Orchard Street, evoca las imágenes de los residentes de finales del s. XIX. A lo largo de la calle hay varios bloques de viviendas de ladrillo con las escaleras de incendios en la misma fachada. Estas fueron las viviendas principales de la ciudad para los inmigrantes en el siglo XIX. un orgulloso legado de la historia de la inmigración en el Lower East Side, cuando el vecindario era el primer hogar en el país para millones de personas de todo el mundo que quisieron empezar una nueva vida en Estados Unidos.
Los mismos residentes que dieron forma al Lower East Side, cuando instalaron tiendas y «mercados» de venta ambulante a lo largo de Hester y Orchard Street.
De hecho, algunas de las tiendas más icónicas de Orchard Street tienen su origen en las carretas de venta ambulante:
Dos de los imperios de gafas más conocidos de la ciudad, Moscot y Cohen’s Fashion Optical, comenzaron como empresas de carretillas en Orchard. Ahora, ambas son marcas mundiales, pero aún mantienen operaciones físicas en Orchard Street, justo enfrente en 108 y 117 Orchard St.
Pero en Orchard Street realmente se trabajaba la moda y los textiles. En esos tiempos, muchos de los residentes de Orchard Street eran trabajadores de la confección. Además de las fábricas de ropa (entonces el Lower East Side era la capital de la fabricación de ropa de toda la nación), las viviendas también funcionaban como talleres clandestinos.
Los tiempos han cambiado, pero todavía quedan algunas… El icónico edificio Beckenstein, en el 130 de Orchard Street, todavía luce los letreros rojos, blancos, amarillos y azules que exaltaban los valores y los descuentos de Beckenstein Men´s Fabrics, creada en 1919. Hoy en día, el edificio alberga una galería de arte, pero la empresa de telas sigue en funcionamiento, aunque en otra ubicación.
A la vuelta de la esquina, en el 72 de Hester Street, Mendel Goldberg Fabrics, siguen allí desde 1890…
Lower East Side Tenement Museum
Basta con visitar el Lower East Side Tenement Museum, para retroceder en el tiempo y hacerse una idea de cómo de espantosas eran las condiciones de vida de los inmigrantes que eligieron Nueva York como nuevo hogar desde 1860 hasta la década de 1930...
El Museo está instalado desde 1988 en un antiguo bloque de pisos en cuyo interior se restauraron 7 de sus apartamentos, que hoy se exhiben tal y como eran originalmente. Es especialmente emotivo y muestra el desgarrador pero estimulante patrimonio del barrio a través de la recreación de algunas de las viviendas que los acogieron durante ese periodo.
El edificio, que data de 1863, fue abandonado en la década de 1930. Estuvo vacío durante décadas hasta que se inició un proyecto de restauración que, además de preservar las viviendas, descubrió una gran cantidad de objetos que revelaron cómo era la vida de quienes vivieron y trabajaron allí, incluyendo una rata momificada, una aterradora cabeza de muñeca, fotografías diversas o trozos de periodico.
El Lower East Side Tenement Museum está situado en el número 103 de Orchard Street.
… o una entrañable carta de amor de principios del s.XX, que revela aspectos importantes de la vida y de las relaciones entre el inquilinato. La carta comienza de la siguiente manera: “La parte trasera de mis pantalones aún está caliente por donde tu encantador papá dejó una marca de sus zapatos brogan. Pero el amor ríe el último”. Los brogan eran un tipo de zapato de cuero popular a principios del siglo XX, por lo que es evidente que el «papá encantador» del destinatario no aprobaba este romance prohibido.
Actualmente, la sede del museo se sitúa unos metros más allá, en el número 103. En este edificio, que se construyó en 1888, malvivieron más de 10.000 personas hasta 1916, cuando se abandonó. Sus apartamentos restaurados revelan la vida de las familias que vivieron allí desde después de la Segunda Guerra Mundial hasta la década de 1980.
VISITAR LOS APARTAMENTOS DEL LOWER EAST SIDE TENEMENT MUSEUM
Los apartamentos sólo se pueden ver contratando una visita guiada, que se puede elegir y contratar aquí.
Graffitis en el Lower East Side
El Lower East Side es muy abarcable a pie, así que descubrir el arte callejero mientras uno se da un paseo por el vecindario es una forma diferente de conocer un poco mejor la ciudad. Y es que en aquí se pueden encontrar algunas de las mayores concentraciones de obras de arte callejero de Nueva York. Hay graffitis en casi todas las calles, y muchos reflejan las identidades de los diferentes grupos de inmigrantes que un día echaron sus raíces en el barrio.
Algunos son de talla mundial.
KOBE BRYANT Y SU HIJA GIANNA. El artista Madsteez elaboró su particular tributo a Kobe y Gianna Bryant en los límites del complejo que acoge las escuelas secundarias Sun Yat Sen y Emma Lazarus en el número 100 de Hester Street.
STOP GUNS, en el 233 de Eldridge St. es una de las obras, en Nueva York, de Kobra que más llama la atención, ya que se trata de un niño haciéndose un selfie con una pistola, una alusión (crítica) a la polémica de las armas en EE.UU.
Muy cerca, en Rivington con Forsyth St. está EL CLUB DE LOS 27, también de Kobra.
Mural de homenaje a Kobe y Gianna Bryant en the Lower East Side
EDUARDO KOBRA
Este artista brasileño se hizo famoso en los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro en 2016 después de pintar el mural callejero más grande del mundo. En 2018, pasó medio año viviendo en Nueva York pintando una serie de murales por toda la ciudad en un proyecto que pretendía promover la paz a través del arte callejero.
Essex Street Market
Pier 35
El recientemente inaugurado Pier 35 en Nueva York es un parque ecológico ubicado en uno de los extremos del East River Esplanade, que fue diseñado como un espacio recreativo para los locales. Lo que lo convierte en único, además de las vistas, son los con cuatro grandes columpios de madera que, encarados al Manhattan Bridge, se balancean suavemente mientras se disfruta de unas vistas perfectas sobre el East River.
Los columpios junto con los agradables sonidos de las olas crean un ambiente completamente relajado y agradable, lo que convierte al Muelle 35 en un buen lugar para tomar un descanso al atardecer.
Bares y restaurantes en el Lower East Sid
La oferta gastronómica del Lower East Side es interminable. Hay muchos bares y restaurantes donde poder sentarse y disfrutar del ambiente durante horas.
THE BACK ROOM (102 Norforlk St.) es uno de los pocos bares clandestinos en Nueva York que funcionó durante la Ley Seca y que todavía existe. El original de 1920 era conocido como «The Back of Ratner’s» y acogió a muchos actores de teatro y cine así como a gánsteres famosos de la época. Hoy, todavía se puede entrar por la misma puerta secreta por la que entraban Bugsy Siegel y Lucky Luciano para sus «reuniones de negocios»…
Encontrarlo no es fácil. Al llegar no hay un bar de referencia, sino una pequeña verja con un cartel desgastado que anuncia: “The Lower East Side Toy Company” … Hay que traspasar la verja, a ver qué pasa… Tras bajar por las escalera se atraviesa un sucio callejón que da a un pequeño patio. Una vez allí se sube unas escalera hasta llegar a una misteriosa puerta de madera. Atravesarla es viajar en el tiempo hasta los años 20: grandes sofás de terciopelo, tapices, madera, lámparas de época, chimenea… Y como se hacía en los tiempos de la Ley Seca… los cócteles se sirven en tazas de té y las botellas de cerveza se envuelven en bolsas de papel.
Cuando abrió en 1888, el KAT´S DELICATESSEN ( 205 E Houston Street ) solía ser una de las primeras paradas de los emigrantes recién desembarcados de Europa. Hoy en día, es un restaurante muy concurrido cuya especialidad es el sandwich de pastrami.
Aunque caro y algo sobrevalorado, sigue siendo el local más mítico del barrio, gracias en parte… a un orgasmo. Y es que más allá de sus famosos bocadillos de pastrami (que elaboran ellos mismos) y sus generosas raciones de comida, el local es conocido por haber acogido en 1989, la escena más memorable de «Cuando Harry encontró a Sally», el delirante «orgasmo» de Sally frente a su atónito amigo…
Sobre la mesa en cuestión, hay un cartel que lo recuerda : «Donde Harry encontró a Sally… Esperamos que tomes lo mismo que ella» (en alusión a la ocurrente petición de la clienta de la mesa de al lado, que pide a la camarera que le sirva lo mismo que ha tomado Sally.
El Lower East Side es uno de los vecindarios más antiguos y con más historia de Nueva York. Y aunque muchos inmigrantes de segunda generación se han desplazado a otros lugares al prosperar económicamente, este sigue siendo un barrio de fuertes contrastes raciales y culturales, donde se puede escuchar, además del inglés, yiddish, español y, sobre todo Chino.