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TEXAS (3): Amarillo / Cadillac Ranch. Km 1.842

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4 Jul, 2025
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TEXAS (3): Amarillo / Cadillac Ranch. Km 1.842

por | Jul 4, 2025 | RUTA 66, RUTA 66 TEXAS

Seguimos hacia el oeste donde, antes de dejar atrás Oklahoma, vamos a visitar dos de los lugares más memorables de la Ruta 66… Erick y Texola.

Amarillo

Al llegar a Amarillo, la ciudad más importante que atraviesa la Ruta 66 en Texas, el itinerario se vuelve escurridizo, así que si no se dispone de una guía, o el tiempo y la paciencia necesarios para zigzaguear por sus calles llenas de semáforos, es mejor ir directamente a lo que se quiere visitar.

Amarillo: Población: 203,662 (2025). Altura: 1.116 m. Está ubicado en los condados de Potter y Randall . Zona horaria: Central (CST): UTC menos 6 horas. Verano (DST) PDT (UTC-5).

AMARILLO, la ciudad más grande entre Oklahoma City y Albuquerque, es uno de los pocos lugares en Estados Unidos donde el Antiguo Oeste todavía está muy presenteen la vida cuotidiana. En cualquiera de los numerosos ranchos cercanos, por ejemplo, el funcionamiento no se ha modificado mucho desde principios del s.XIX.

La ciudad se fundó en 1887 como un campamento de cazadores de búfalos. Uno pocos años antes, Charles Goodnight condujo una manada de vacas Longhorn hasta el cañón de Palo Duro para poner el marcha el primer rancho de la zona, al sur de Amarillo. Con él, llegaron más ganaderos y pastores en busca de pastos frescos y de un lugar donde empezar una nueva vida.

Muy pronto se convirtió en la ciudad más desarrollada del Panhandle de Texas gracias a la industria ganadera y, sobre todo al descubrimiento de yacimientos de gas en 1918 y de petróleo en 1921, cuya explotación permitió que se amasaran  grandes fortunas de un día para otro.

Los años 30 trajeron el Dust Bowl a Texas. Grandes sequías y tormentas de polvo que multiplicaron el efecto de la Gran Depresión en la zona y llevaron a una cantidad emergente de vehículos a recorrer la Ruta 66 hacia California, lo que favoreció la rápida apertura de moteles, cafeterías, restaurantes y otros negocios relacionados con la atención a los sufridos viajeros, a lo largo de todo el recorrido de la Carretera Madre en dirección oeste.

La ciudad obtuvo su nombre del color que tenía la tierra en las cercanas orillas de lo que ahora es Amarillo Creek y por las abundantes flores amarillas que crecían en el área. Las primeras casas construidas en la ciudad fueron pintadas en ese color como homenaje al nombre de la ciudad.

En 1946, Amarillo era una próspera y bulliciosa ciudad de más de 70.000 habitantes que contaba con más de 40 hoteles y todas las instalaciones turísticas necesarias para atender a los viajeros de la Ruta 66, cuyos viajes por carretera ahora estaban más relacionados con el turismo y el ocio que con la inmediata necesidad de buscar un futuro mejor en otra parte.

Hoy todavía se pueden encontrar algunas viejas reliquias de aquella época repartidas por todo Amarillo. Las que destacan por encima de todas ellas son el Big Texan Steak Ranch, el distrito histórico de la Ruta 66 y el famoso Cadillac Ranch.

Big Texan Steak Ranch

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Dada la abundancia de vacuno en Texas, era inevitable que alguien pensara en abrir un gran restaurante donde poder saborear la carne local, pero lo cierto es que a finales de los 50, Amarillo, tierra de vacas, todavía no contaba con un solo asador. El visionario Robert J. Lee, vio en esa ausencia, una oportunidad de negocio y en 1960 el Big Texan abrió sus puertas afirmando servir el filete más grande de todo Texas.

Como declaración de intenciones, creó el el desafío del bistec de 2kg GRATIS. Prometió regalar una comida compuesta por un solomillo de 2kg guarnecido con una patata asada, un cóctel de gambas, una ensalada y un panecillo a quien fuera capaz de terminársela en menos de una hora, sin abandonar la mesa, compartir comida o vomitar. En caso contrario, que es el de la gran mayoría, se tenía que abonar el precio del plato (actualmen  72$).

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El Big Texas Steak Ranch celebra más de 100.000 comidas al año y es, posiblemente, la mejor experiencia culinaria de la Carretera Madre. El desafío no es menor. Muchos lo  han intentado, pero pocos (alrededor del 11% de los que lo intentan) lo han conseguido.

Según el Amarillo Globe, R.J. Lee inauguró su  desafío en noviembre de 1960, poco después de abrir el restaurante.

Bobby Lee, hijo del difunto R.J., dijo que el restaurante adoptó una temática western por la tipología de su clientela. Por su ubicación, su padre recibía a los vaqueros de los ranchos cercanos, que venían a tomar cerveza después del trabajo. Uno de estos vaqueros, entró en el restaurante un día y comió cinco bistecs de medio kilo, una patata al horno, una ensalada, un cóctel de camarones y un panecillo en una hora. R.J. declaró en ese momento que “cualquiera que pudiera comer tanta comida debería tenerla gratis”…

El resto es historia

La cantidad de carne recomendada para una persona de entre 40 y 59 años de edad es de 150 gramos. Terminar el filete representa consumir más de 13 veces la cantidad saludable de carne de una sentada. Para superar el monumental desafío, el o la valiente aspirante comerá en una mesa situada en una mesa elevada en medio del restaurante, y su experiencia será retransmitida en directo a través del canal de Youtube del restaurante.

Su sorprendente promoción, cuya promesa era plasmada en carteles colocados a cientos de quilómetros de Amarillo, se difundió rápidamente por todo el país y el restaurante no tardó en convertirse en una parada ineludible para los viajeros que recorrían la Carretera Madre.  El caso es que puede que Lee subestimara el atractivo de su ingenioso reclamo publicitario porque todavía sigue sirviendo una impresionante cantidad de carne de vacuno a quien quiera que visite el restaurante. 

La actual es la segunda ubicación del Big Texan. En 1968, cuando se terminó el desvío de la I-40, el Big Texan se alejó de la Ruta 66, aunque manteniendo la antigua promoción y toda su reputación como asador.

Con el tiempo ha ido ampliando sus inquietudes a otros servicios turísticos, como un motel temático que está justo al lado del restaurante.

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Distrito Histórico de la Ruta 66

Inscrito en el REGISTRO NACIONAL DE LUGARES HISTÓRICOS en 1994.

La mayor parte de la alineación original de la Carretera Madre en Amarillo todavía se puede conducir en Amarillo. El Distrito Histórico de la Ruta 66, ubicado en 6th Ave. entre Georgia y Western St., fue uno de los primeros distritos residenciales y comerciales de la ciudad. Unos tiempos en que la gente venía de los alrededores para visitar sus tiendas y restaurantes, y para bailar en el Nate Ballroom, que ahora se ha reactivado como centro comercial de antigüedades.

Los edificios de este barrio de principios del siglo XX representan las sucesivas fases de la evolución histórica de la cultura del diseño estadounidense, con elementos de estilo Pueblo Deco, Renacimiento español o Art Deco. Tanto en este como en el vecindario de San Jacinto que lo rodea, los visitantes encontrarán edificios catalogados como históricos, con cientos de escaparates rehabilitados que hoy albergan galerías de arte, tiendas de antigüedades y restaurantes.

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Antigua postal de Amarillo, Texas. El Teatro Paramount se inauguró en 1932 y cerró a mediados de la década de 1970. Se ha conservado la fachada exterior, de estilo Pueblo Deco,  y el letrero de neón, pero el auditorio, con capacidad para 1.200 personas,  se ha convertido en un estacionamiento.

THE NAT BALLROOM

Cuando uno lee un poco sobre el Amarillo Natatorium, el «Nat», casi nadie habla de los días en que fue concebido como una piscina al aire libre. Siempre se cuentan historias sobre Little Richard, Duke Ellington, James Dean, Buddy Holy, Roy Orbison, Marilyn Monroe o Elvis…  Y es que en poco tiempo, a aquella piscina de 1922 se le añadió un segundo piso y una fachada con forma de castillo…  Y se transformó en un salón de baile.

Durante décadas la música no paró de sonar y las estrellas se fueron sucediendo, pero todo cambió el 23 de agosto de 1956 durante un concierto de Little Richard. Aquel día, hubo altercados entre el público y alguien agredió al sheriff del condado. Como consecuencia, el local perdió su licencia para vender cerveza por suministrarla a menores y los miembros de la banda fueron denunciados por «conductas ofensivas para la decencia pública».

Con el tiempo, el número de shows disminuyó y el local tuvo que cerrar en los años 60.

Amarillo Natatorium. 2705 6th Ave, Amarillo, TX.

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Amarillo Natatorium

En 1994, el edificio del «Nat» fue incluido en el Registro Nacional de Lugares Históricos como parte del Distrito de la Ruta 66 y ahora funciona como un enorme centro comercial con más de 100 tiendas de antigüedades.

Cadillac Ranch

A Stanley Marsh 3 le gustaba llamar la atención.

Banquero, magnate del helio y ejecutivo de la televisión, Marsh nació en el seno de una acaudalada familia dedicada al petróleo y al gas, pero fue más conocido por su espíritu excéntrico, su inclinación por el sentido del humor y su profunda pasión por las artes. 

Su legado más célebre es, sin duda, el Cadillac Ranch, un insólito conjunto escultórico de participación pública que recoge una colección de 10 Cadillacs antiguos semi enterrados con sus morros apuntando al cielo y cubiertos de capas y capas de grafitis que van cambiando con el paso del tiempo y la intervención de los visitantes…

Más que una escultura, Cadillac Ranch es una experiencia colectiva, una invitación abierta a participar, pintar, dejar huella. Así, Marsh consolidó su lugar como un filántropo del arte que supo combinar lo lúdico con lo provocador, dejando una marca imborrable en el paisaje cultural estadounidense.

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Una postal antigua del Cadillac Ranch, en Amarillo, Texas. Foto: 66postcards.com

La idea de crear un llamativo homenaje a la cultura estadounidense del automóvil  surgió de las inquietudes artísticas y filantrópicas de  Stanley Marsh 3, un extravagante millonario y mecenas local decidido a pasar a la historia de la forma más notoria posible. Marsh deseaba que su particular homenaje a la cultura estadounidense del automóvil llamara poderosamente la atención y para  satisfacer su ego y su afán de notoriedad, donó para la causa un campo de trigo junto a la Ruta 66 en Amarillo, Texas, un presupuesto de $3,000 y contactó con un emergente grupo de artistas de San Francisco conocido como Ant Farm.

Su idea consistía en enterrar a 10 Cadillacs de época (modelos del 49 al 63), con el morro hundido en un campo de trigo y orientados hacia el oeste, de la misma forma en que lo hacen las pirámides de Keops en Egipto.  Y para conseguir un mayor impacto su tributo debía de ser colocado a lo largo de la Calle Mayor de Norteamérica, que en 1974  ya era un icono por si misma. 

Los artistas del Art Farm recorrieron depósitos de chatarra y tiendas de coches usados en busca de modelos de Cadillac que representaran la época dorada de los automóviles norteamericanos. Esa era la idea…

La obra finalizó en 1974 y en seguida el Cadillac Ranch, literalmente una obra hecha de automóviles abandonados, se convirtió en una de las atracciones de carretera más fotografiadas del país, quedando vinculado para siempre a la mítica y mágica Ruta 66. 

Stanley Marsh 3 fue el tercero de una línea sucesoria  de Stanleys Marsh. El hecho de que utilizara un 3 en lugar de III para dar a conocerse, se debe a que consideraba que los números romanos eran pretensiosos.

El excéntrico millonario también estaba detrás de una serie de falsas señales de tráfico esparcidas por todo Amarillo que ofrecían frases crípticas, citas filosóficas, imágenes o, en ocasiones, simplemente enunciados sin sentido (… o con sentido del humor). Mensajes como «El camino no termina», «Nunca serás el mismo» o «Avestruz X-ing», en conjunto, eran conocidos por el nombre de MUSEO DE LA DINAMITA, el “único museo del mundo que no está encerrado entre 4 paredes”.

En los años 50, los norteamericanos disfrutaban de una considerable bonanza económica. Y el Cadillac, con sus cromados, su brillante pintura exterior, su reconocido motor de combustión interna de 8 cilindros, sus neumáticos radiales y su insaciable apetito de combustible,  encarnaba como ningún otro la cultura del éxito.
En 1997, la ciudad de Amarillo había crecido tanto que a Marsh le preocupó que la expansión urbana pusiera en peligro el estado de su obra, por lo que desplazó los diez Cadillacs a su ubicación actual, unos 3 km más al oeste por la I-40, dejando atrás diez enormes agujeros y un cartel que mostraba el lado más bromista de Marsh: “tumbas sin nombre a la venta o en alquiler”.

Hoy, cada uno de los visitantes llegaba hasta la escultura con su propio propósito:  hacerle fotografías, deteriorarla con grafitis o  escribir sobre ella…

Paradójicamente, los mismos sueños que inspiraron la creación del conjunto escultórico, ahora quedan parcialmente enterrados a 2.5 metros de profundidad, recordando, de alguna manera, el deterioro de la cultura automovilística en Estados Unidos… Y es que en lo que respecta a la construcción de automóviles, las tres históricas grandes compañías fabricantes, hace tiempo que dejaron de ser líderes.

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El Cadillac Ranch en la actualidad. Incluso Bruce Springsteen le dedicó una canción.

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Quien quiera que pase por ahí puede traer su lata de pintura en spray y sellar su recuerdo en cualquiera de los vehículos. Eso sí, será una obra efímera porque los coches se limpian regularmente, convirtiéndolos, de nuevo, en un lienzo en blanco.

El Cadillac Ranch no es sólo un tributo al automóvil clásico estadounidense, sino que celebra con nostalgia (y un poco de kitsch) la cultura del consumismo, la reverencia casi enfermiza a la carretera y, ¿por qué no? también sirve como un recordatorio metafórico de la naturaleza fugaz de la vida.

Más allá del Cadillac Ranch, en las afueras de Amarillo, hay que reincorporarse a la I-40 para seguir hacia el oeste por una vasta tierra vacía, atravesando descuidados pueblos que crecen junto a la antigua carretera y algunas joyas ocultas atrapadas en el tiempo, como Vega, el Midpoint Cafe de Adrian o Glenrio, mitad Texas, mitad Nuevo México.

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