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Nueva York: el Greenwich Village

Bienvenidos a Greenwich Village, un agradable vecindario lleno de reminiscencias de su brillante pasado bohemio. Fiel a sus raíces, hoy en día sigue manteniendo una animada vida callejera y una gran variedad de pequeñas tiendas, restaurantes con encanto, pintorescas callejuelas y, sobre todo, una célebre cultura de diversidad.
Greenwich Village
11 May, 2022
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Nueva York: el Greenwich Village

por | May 11, 2022 | NUEVA YORK

El hecho de que las calles de Greenwich Village no sigan el característico diseño cuadriculado de las calles de Manhattan se debe a que el barrio ya existía en 1811, cuando se aprobó el plan urbanístico por el que las calles seguirían un entramado de calles y avenidas por toda la isla. Los lugareños de entonces se opusieron tozudamente al nuevo trazado, por lo que al oeste de la 6ª avenida, las calles continuaron siendo tal como eran.

Greenwich-Village

Escena cotidiana en el Greenwich Village

La tercera avenida separa el East Village de GREENWICH VILLAGE, donde las desordenadas calles de casas bajas abren paso a los desahogados paisajes del Hudson River. Los lugareños. En oposición a su igual de vibrante vecino, muchos lugareños se refieren a todo lo que queda al oeste de la Sexta Avenida como WEST VILLAGE.

Greenwich-Village

Esta zona, en otros tiempos un símbolo de todo lo artístico y bohemio, es el lugar perfecto para pasear ya que sigue conservando un aire genuino diferente al del resto de la ciudad.

El reconocimiento del  barrio como enclave creativo se remonta a principios del s.XX., cuando varios artistas y escritores se instalaron aquí. Desde entonces, el barrio ha sido un refugio natural para creadores y espíritus críticos. 

De la larga lista de quienes han pensado, compuesto música, pintado o escrito aquí, muchos han alcanzado renombre universal, como Thomas Wolfe, Jackson Pollock, Mark Twain, Bob Dylan, Jimmy Hendrix, Margared Mead, John Dos Passos, Dylan Thomas, Allen Gingsberg o Jack Kerouac.

Y aunque ya hace mucho tiempo que desaparecieron los apartamentos, estudios o talleres a precios económicos y actualmente son muy pocos los artistas o escritores que hoy en día pueden permitirse el lujo de vivir aquí, el Village sigue lleno de reminiscencias de su pasado bohemio.

Greenwich Village está lleno de agradables sorpresas y, sin duda, el mejor modo de visitar el barrio es a pie, paseando por sus sinuosas calles, en las que nunca se sabe lo que uno se va a encontrar. Y el punto de partida debería ser su corazón simbólico, Washington Square, el lugar de reunión favorito de artistas callejeros, paseantes de perros, jugadores de ajedrez, turistas y estudiantes de la vecina New York University. 

De noche, el ambiente recuerda al de Montmatre o al de Sant Germain des Prés en Paris, donde los turistas se mezclan con los artistas, intelectuales y estudiantes llenando cafes,  teatros y clubs nocturnos. 

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Washington Square, el jardín bohemio de Greenwich Village

Presidido por el imponente Washington Memorial Arch, construido en 1892 para conmemorar el centenario de la inauguración presidencial de George Washington, este pequeño parque de apenas 4 hectáreas, es uno de los espacios verdes más utilizados en Nueva York. El monumental arco, ubicado al pie al pie de la quinta avenida es la entrada más apropiada a la famosa arteria.

Washington-Square-Park.-Greenwich-Village

 No hay mejor lugar para ver el Nueva York auténtico que Washington Square, un auténtico imán que atrae a visitantes de todo el mundo.

Antes de ser remodelada en 1826, la ciudad utilizó este antiguo terreno pantanoso como campo de entrenamiento para las milicias voluntarias de la ciudad y como cementerio para pobres e indigentes, en su mayoría víctimas de fiebre amarilla. También se realizaban allí los duelos y se ejecutaban las sentencias de muerte en la horca. 

En torno al olmo grande de la esquina noroeste del parque, el llamado Olmo de los ahorcados, hay una leyenda según la cual de ese viejo árbol, en otros tiempos, pendían los ajusticiados en público.

Después de su transformación en parque, una vez nivelado y ajardinado, se le dio un nuevo uso como patio de armas, lo cual confirió un estatus privilegiado al área y ayudó a elevar el valor de las propiedades inmobiliarias que la rodeaban. 

En los años 30, Washington Square North era un enclave residencial de moda,  con casas señoriales de ladrillo rojo, como las 12 de estilo neoclásico conocidas como “The Row”, en, donde se alojaron personas tan notables como Richard Morris Hunt, Henry James o John Dos Passos, que escribió Manhattan Transfer mientras vivía en el nº 3.

La novela Washington Square, de Henry James, describe la vida de la aristocracia local en aquellos tiempos.

En 1870, lo que para entonces era una zona degradada, se transformó en un elegante parque diseñado por estrechos colaboradores de Frederick Law Olmsted (Central Park de Nueva York, Collar de esmeraldas, en Boston). Y aunque desde aquellos tiempos ha sido remodelado varias veces, los elementos del proyecto de 1970 aún son evidentes en el Washington Square de hoy, como la elegante fuente que permanece en el corazón del parque.

En 1889, los líderes cívicos y culturales de la ciudad planearon un espectáculo para conmemorar el centenario de la investidura de George Washington como primer presidente de los EE.UU. Para asegurarse de que los desfiles del Centenario pasaran cerca de Washington Square, se encargó al arquitecto Stanford White el diseño de un arco del triunfo temporal para la ocasión. Adornado con banderas y coronado por una antigua estatua de madera de Washington, el arco de papel maché y yeso blanco de White causó sensación.  

White recibió tales elogios que, al cierre del Centenario, el arquitecto recibió el encargo de diseñar una versión permanente en mármol para colocarla en el parque. El nuevo monumento seguiría los modelos romanos y el Arco del Triunfo de París, construido medio siglo antes.

En el lado norte de Washington Square residían escritores y artistas (Mark Twain, Henry James y Edith Wharton, entre otros), pero el lado sur parece ser que no tenía nada de bohemio. A principios del siglo XX, la escritora Djuna Barnes describió la diferencia entre el lado norte y el sur de Washington Square en estos términos: “satén y automóviles a un lado, inmundicia y carretillas en el otro”. 

Incluso hoy en día, la plaza sigue separando dos barrios bien distintos. En el lado norte, cerca del arco que conmemora el centenario presidencial de George Washington, las calles son tranquilas, arboladas y aristocráticas, mientras que en dirección sur el ambiente es más étnico y mundano.

El vecindario de Washington Square se estableció como corazón del Village y centro de emergente comunidad bohemia joven. Artistas, escritores y radicales de todo el país se instalaron en Greenwich Village y el área central alrededor de la fuente de la flamante plaza floreció como un espacio de actuación que palpitaba todo tipo de música y otras expresiones culturales y reivindicativas.

Cantautores como Joan Baez y Bob Dylan explotaban allí su música folk mientras que Allen Ginsburg y otros poetas beat recitaban sus obras. A su vez, la plaza absorbía el apoyo a las causas del trabajo, el pacifismo y los derechos de las mujeres.

En la actualidad Washington Square sigue siendo el indiscutible corazón del barrio y se ha convertido en el campus «oficioso» de la NYU, a la que pertenecen muchos de los edificios que la rodean.

Con la llegada del buen tiempo, la plaza  se llena de vida, ofreciendo sosiego al estresado habitante de la gran ciudad, descanso a los estudiantes de la omnipresente Universidad de Nueva York, una plataforma pública para artistas incipientes o un decorado para una gran película.

Alrededores de Washington Square

De establos a residencias de lujo

Detrás de Washington Square North, entre University Place y Firfth Avenue, surge una pequeña calle empedrada en la que, en otros tiempos, hubo establos y viviendas de los sirvientes de las grandes mansiones de la parte norte de Washington Square. Hoy estas casitas que bordean Washington Mews parecen fuera de lugar en medio de la gran ciudad, pero su encanto y su particular intimidad ha atraído a artistas, escritores y actores desde que en 1916 fueron reconvertidas en viviendas independientes. Hoy en día, la mayoría de casas son propiedad de la Universidad de Nueva York y son utilizadas por su personal.

Washington Mews
Washington Mews

Muy cerca de Washington Square se encuentra Washington Mews,  una de las calles más bonitas de Nueva York

 MacDougal Alley es también un pasaje ( sin salida ) lleno de encanto, aunque sólo se pueda disfrutar de él a través de una verja, puesto que es un callejón privado.

Igual que su calle vecina, los antiguos establos y cocheras fueron transformados en casas adosadas, que a la vez fueron reconvertidos en estudios para artistas, como Gertrude Vanderbilt  que en 1907 abrió una galería de arte en el número 19 que terminó siendo la precursora del Whitney Museum of American Art ( la decisión de montar el  estudio la marcó para siempre como la oveja negra de la familia )… y Jackson Pollock, que  vivió en el número 11 durante 1949 y 1950.

Macdougal-Alley

Si no puedes conformarte con una foto desde la valla, siempre puedes esperar a algún residente amable que te deje pasar

Triangle Shirtwaist Factory, o la tragedia del Brown Building

El edificio de diez plantas que actualmente ocupa el 23-29 de Washington Place fue terminado en 1901 y, originalmente, albergó tiendas en la planta baja y fábricas a partir de la segunda planta.

Allí tuvo lugar, el 25 de marzo de 1911, el mayor desastre industrial en la historia de la ciudad. Aquella tarde se incendió el octavo piso de la Triangle Shirtwaist Garment Factory, uno de los talleres clandestinos más notorios de la ciudad. Una terrible combinación de telas inflamables, puertas cerradas, escaleras de incendios colapsadas y la incapacidad de las escaleras de los camiones de bomberos para llegar más alto que el sexto piso, significó el fallecimiento de 146 personas, casi todas mujeres jóvenes e inmigrantes. Algunas contaban con tan sólo 13 años.

La fábrica estaba ubicada en los pisos octavo, noveno y décimo del, por aquel entonces, edificio Asch, donde trabajaban unas quinientas personas, la mayoría mujeres y niñas jóvenes que cosían sin apenas descanso y en condiciones precarias.

La chispa de una cerilla o la colilla mal apagada de un cigarrillo encendieron un contenedor lleno de recortes de tela situado en el octavo piso. El material, altamente inflamable, originó un violento fuego que consumió en muy poco tiempo toda la planta.

El rescate fue un caos. Las trabajadoras de la 10ª planta lograron escapar hacia el tejado, no así las de la octava y novena que quedaron atrapadas. La puerta de salida estaba cerrada con llave, un método que utilizaban los propietarios para evitar que los empleados tomaran descansos no autorizados o evitar hurtos.

Algunas, sin otra forma de escapar de las llamas, saltaron desde las ventanas a la calle, treinta metros más abajo. Los transeúntes, horrorizados no pudieron hacer nada más que mirar. La desvencijada escalera de incendios también colapsó, arrojando a más personas al vacío. El resto, murió por quemaduras o por inhalar el denso humo.

El suceso resonó más allá Greenwich Village y la indignación popular dio forma a una nueva visión del mundo laboral en la que los trabajadores empezaron a exigir derechos.

Una semana después, miles de dolientes desfilaron por la Plaza en solemnes y llorosas procesiones.

En el desfile del Día del Trabajo de 1912, 20,000 trabajadores, una cuarta parte de ellos mujeres, marcharon por la Quinta Avenida para mejorar las condiciones laborales.

A raíz del accidente, las autoridades adoptaron una serie de medidas para garantizar la seguridad contra incendios y mejorar las condiciones de trabajo. Además, las trabajadoras de la confección se organizaron en un  Sindicato que exigió justicia para las víctimas del incendio.

Incendio Brown Building New York

The Miriam and Ira D. Wallach Division of Art, Prints and Photographs: Photography Collection, The New York Public Library. (1908). Group waiting at Ellis Island Retrieved from https://digitalcollections.nypl.org/items/510d47d9-a960-a3d9-e040-e00a18064a99.

 

Tras el incendio, el edificio fue renovado y vendido a Frederick Brown, que lo alquiló a la cercana Universidad de Nueva York. Más adelante, en 1929 Brown lo donó a la NYU,  quien le cambió el nombre en su honor.

Tres placas en una esquina del edificio recuerdan a los hombres y mujeres que perdieron la vida en el incendio. 

Macdougal Street: música y espectáculo en el corazón del Village

Desde el  Caffe Reggio, donde presumen de ser la primera cafetería de EE.UU en servir un Capuccino, hasta Minetta Tavern, un clásico de la hamburguesa en Nueva York, MacDougal Street alberga una buena cantidad de locales históricos. Las placas conmemorativas salpican las fachadas e interiores de unos cafés y restaurantes que apenas han cambiado desde mediados del s.XX.

No es de extrañar que esta sea una localización muy buscada para aquellos que buscan una Nueva York histórica. Sus calles se ven perfectamente capturadas en A propósito de Llewyn Davis (2013), de los hermanos Coen, cuya trama gira en torno a un cantante folk en apuros en la década de 1960. 

El sitio con más historia en la calle es quizás el CAFFE REGGIO, cuyos primeros dueños aseguraban haber importado el «capuccino original». Desde 1927 se enorgullece de ser el café más popular de Greenwich Village, que en su día acogió a los líderes del movimiento, incluidos Kerouac y Ginsburg. Sus mesas al aire libre son perfectas para tomar un refresco en verano.

Al lado, el COMEDY CELLAR por el que han pasado desde que abrió sus puertas en 1982 (… y siguen pasando cada noche), los mejores humoristas de Nueva York, algunos tan conocidos como Seinfield.

Caffe-Reggio

EL CAFFE REGGIO

Esta cápsula del tiempo apenas ha cambiado desde el día de su inauguración en 1927, cuando Domenico Parisi, introdujo oficialmente el capuccino en Estados Unidos. Su máquina de Espresso todavía se conserva junto a algunas obras de arte de su Italia natal, como una pintura del siglo XVI de la escuela de Caravaggio o un banco que perteneció a la familia Medici y que tiene unos 500 años de antiguedad.

Jack Kerouac y Allen Ginsberg solían beber aquí cuando no lo estaban haciendo en la White Horse Tavern. Una vez dentro, puedes imaginártelos fumando como carreteros mientras garabatean sus pensamientos en uno de los rincones con poca luz de Reggio, el último reducto de una generación perdida.

Mientras que otros lugares de reunión arquetípicos de Greenwich de la época han cerrado o se han convertido en trampas para turistas, Reggio de alguna manera todavía tiene esa nostalgia auténtica y mágica, así que si tienes algo que tiempo, toma asiento junto a la ventana, pídete un capuchino, un trozo de pastel de queso y disfruta del momento.

119 MacDougal St, Greenwich Village

En el cruce de Macdougal con Minetta Lane se encuentra el Cafe Wha? cuyo mítico escenario ha adornado el talento musical de grandes íconos como Jimi Hendrix, Bruce Springsteen o Bob Dylan. No tiene el empuje «underground» de aquellos tiempos, ni a clientes tan ilustres como Allen Ginsberg, pero sigue siendo un lugar sagrado para los amantes de la música y un magnífico lugar para escuchar buenos directos mientras se toman unan hamburguesas o unos cocktails.

Cafe-Wha-Greenwich-Village

Allen Ginsberg  era uno de los ilustres clientes del Cafe Wha?.

Comedy-Cellar

El Olive Tree Cafe & Comedy Cellar

CAFE WHA?, el sótano de Bob Dylan

En una gélida noche de invierno de 1961, un adolescente flacucho se bajó del metro y llegó al Café Wha?, entonces en el corazón de la bohemia de Nueva York, para tocar algunas canciones de Woody Guthie.

Fundado en 1959, el Cafe Wha? se convirtió en el fugaz hogar para talentos como Bob Dylan, Jimmi Hendrix, Bruce Springsteen y otros artistas que esperaban encontrar su oportunidad.

En la actualidad, cuando no hay artista invitado,  el escenario lo ocupa su propia banda, con talentosos músicos capaces de acaparar cualquier estilo de música. Sólo hay que  asegúrarse de reservar mesa con anticipación.

115 Macdougal St, Greenwich Village

Justo al lado está MINETA TAVERN una de las históricas referencias para comer algo por la zona, aunque es caro y, para muchos, sobrevalorado. Hoy es algo más elegante que cuando abrió en 1937 (gracias en parte a su estrella Michelin) y aunque ha sido renovado todavía conserva gran parte del encanto de una época en la que era una de las tabernas preferidas de escritores como Hemingway, Eugene O´Neill o Dylan Thomas. Su refinado interior está decorado con fotos de las celebridades que han visitado el local.

El infame GASLIGHT CAFE abrió sus puertas en 1958 en el sótano de 116 McDougal St., y durante su funcionamiento fue un lugar bastante legendario en Greenwich Village. Desgraciadamente para los fans de Marvelous Miss Maisel, el Club ya no está, ya que cerró sus puertas en 1971.

Durante las décadas de 1920 y 1930, la bodega había servido como un bar clandestino para una clientela mayoritariamente gay y literaria.  Más adelante, en 1957, un hombre llamado John Mitchell vio potencial para que el lugar se convirtiera en un café bohemio subterráneo, centrado en la poesía, el arte y todo lo creativo. En su apogeo, poetas famosos como Allen Ginsberg, Jack Kerouac, o Bob Kaufman recitaron para su público.

El 6 de septiembre de 1961  Bob Dylan, que lo consideraba el mejor bar de la zona, hizo su debut en el Gaslight Cafe: «tenía una presencia dominante en la calle, más prestigio que cualquier otro lugar». Dylan incluso grabó un álbum llamado Live At The Gaslight en el club en 1962.

Gaslight-cafe
Gaslight-cafe

Puede que ya no exista, pero todavía se puede echar un vistazo a las escaleras y al local que inspiró The Marvelous Mrs. Maisel, la serie que recrea el club en su época dorada.

El FAT BLACK PUSSYCAT original estaba a la vuelta de la esquina en la tranquila Minetta Street. En este paraíso beatnik fue donde supuestamente un joven Bob Dylan escribió e interpretó por primera vez  Blowin’ in the Wind  en 1962. Durante décadas, un viejo letrero permaneció en su sitio inicial, un lugar ocupado por un mediocre Panchito’s Mexican Restaurant desde la década de 1970, pero en 2011 el restaurante lo cubrió con pintura roja brillante, lo que provocó la enérgica protesta de los defensores de la preservación del pasado artístico de  la ciudad de Nueva York. 

En cuanto a los ilustres vecinos de esta calle, en  la intersección de MacDougal y Waverly Place vivió una de las residentes más famosas de la calle, Eleanor Roosevelt. Tras la muerte de su marido en 1945, Roosevelt, una neoyorquina de toda la vida, se mudó al apartamento que había comprado en 1942. Otro de los célebres inquilinos fue Bob Dylan, que se alojó durante un tiempo en el 92-94 de Macdougal St.

ARTURO´S COAL OVEN PIZZA, una pizzzeria con jazz en vivo

Arturo’s todavía ocupa la misma esquina (Houston  y Sullivan St.) donde abrió sus puertas en 1957 y aún conserva  el encanto desaliñado que la mayor parte de los antros del Greenwich Village perdió hace mucho tiempo.

No es sólo que el local está desgastado por el tiempo y que su decoración sea de los más extravagante ( incluyendo paredes cubiertas con fotografías de celebrities y óleos  del mismo Arturo ), sino que, el hecho de  que  sigue ofreciendo jazz en directo todos los días, lo convierte en un local único y original.

Además, en comparación con otras pizzerías históricas en la ciudad, esta rara vez se encuentra en las listas de las diez mejores, por lo que no corre peligro de convertirse en una trampa para turistas.

Arturo´s Coal Oven Pizza es una institución local en el Greenwich Village desde hace  más de medio siglo. Sus pizzas sólo se sirven en un tamaño, grande, así que hay que venir con un cierto apetito.  De todas formas, si no estás de humor para pizza, Arturo´s también ofrece un menú completo de deliciosa comida italiana. 

106 W Houston St, Greenwich Village

The Cage

Mucho más que una pista de baloncesto. Hoy en día es imposible encontrar jugadores de la NBA en estas pistas, pero el nivel que se exhibe en esta pista sigue siendo tan alto como cuando se dejaban ver los jugadores de los Knicks en los 90. Básquet en estado puro.

West Village: Christopher Street y alrededores

Jefferson Market Garden

En el extremo este de Christopher Street, donde la 6th Ave se encuentra con Grenwich Avenue,  se puede disfrutar de uno de los jardines más bonitos de West Village, el Jefferson Market Garden, cuyos esmerados voluntarios mantienen los jardines hermosos e inmaculados durante todo el año para que aquel que lo desee pueda tomar un descanso, leer o pasear. 

Justo al lado, salta a la vista el antiguo Jefferson Market Courthouse, un interesante edificio victoriano que fue elegido como el quinto edificio más bello de Estados Unidos en 1885.  Hace ya mucho tiempo que dejó de utilizarse como sala de justicia, que fue para lo que inicialmente fue construido, para servir en la actualidad como biblioteca pública.

Jefferson-Market-Garden
Jefferson-Market-Garden

Patchin Place

¿Hay un enclave más encantador que PATCHIN PLACE en toda la ciudad?

Frente a la Jefferson Market Library hay una pequeña calle sin salida sombreada por árboles y bloqueada al tráfico por una cerca de hierro forjado. Una cápsula del tiempo congelada en la década de 1840, que es cuando se construyeron las casas que vemos hoy. Actualmente es un lugar en mal estado, pero estéticamente mantiene todo el encanto y el romanticismo de cuando fue el hogar de muchos escritores de principios del siglo XX.

En el número 5 Djuna Barnes , la escritora desconocida más famosa del mundo, como se definió a si misma, vivió recluida como una ermitaña durante sus últimos 41 años.  E. E. Cummings, que vivió en el número 4, solía preguntar por ella al grito de «¿Estas viva?». Otros vecinos de Patchin Place fueron John Reed, que escribió aquí Diez días que estremecieron al mundo, Theodore Dreiser, John Masefield o Marlon Brando, quien vivió con su hermana Joselyn en 1943.

Además de inquilinos célebres, este pequeño rincón escondido de West 10th Street, entre Greenwich y Sixth Avenue, también contiene una increíble reliquia de la Nueva York del siglo XIX.

En su extremo más alejado se encuentra la última lámpara de gas  original de Nueva York que, con su diseño simple y elegante, todavía ilumina el callejón por la noche y acompaña al árbol de Navidad que los residentes colocan frente a él cada diciembre.

La lámpara, justo en el centro de la foto, ya no funciona con gas ya que en la década de 1920 fue adaptada a la tecnología de entonces, la electricidad.

Patchin-Place

Patchin Place, hogar de escritores y artistas.

Gay Street

Greenwich-Village
Entre Waverly y Christopher, justo al oeste de 6th Avenue, hay una pequeña calle llamada GAY ST., cuyo nombre, no tiene nada que ver con el movimiento, sino más bien lo adopta de alguno de sus primeros vecinos. Alguno, porque no está nada claro cuál de los Gays de la época prestó su nombre a la calle. 

Aunque ahora es estrecha, en sus primeros años de vida lo fue todavía más. En la década de 1830 se amplió, lo que requirió la demolición de algunos edificios en su lado este y la construcción de otros nuevos. Es por eso que las casas en el lado oeste datan de las décadas de 1820 y 1830, mientras que la mayoría de los edificios en el lado este son del estilo del Renacimiento griego, popular un par de décadas después.

Gay Street Greenwich Village

 Aunque Gay St. es bastante corta, no se puede ver toda su longitud desde ninguno de los extremos debido a la curva que toma justo al sur de Christopher Street. 

Monumento al amor

En West Village, el ambiente gay se concentra en torno a Chistopher St., donde siempre se ha vivido con un poco más libertad que en el resto de la ciudad.

Antes de la década de 1960, casi todo lo relacionado con vivir abiertamente como lesbiana, gay, bisexual, transgénero o queer era ilegal. Y en Nueva York, las leyes contra las actividades homosexuales eran particularmente duras. En este sentido, el levantamiento de Stonewall fue la chispa simbólica que encendió los ánimos de cientos de valientes que se enfrentaron a años de opresión, un hito histórico que dio impulso al movimiento en favor de los derechos civiles LGTBI+. 

Gay-liberation-Stonewall-Inn-New-York

El grupo escultórico de George Segal “gay liberation” recuerda aquellos disturbios que se iniciaron en el Stonewall Inn y que dieron lugar al inicio del movimiento en favor de los derechos de la comunidad LGTB+. 

Stonewall-Inn

En la actualidad. tanto el Stonewall Inn, como Chirstopher St. son un símbolo internacional el Orgullo Gay. 

LOS DISTURBIOS DEL STONEWALL INN

El 28 de junio de 1969 estallaron una serie de protestas violentas durante una redada policial en el Stonewall Inn, un conocido bar gay en Christopher Street. Unos disturbios que se extendieron a los vecindarios circundantes y que continuaron durante días.  Como consecuencia, el levantamiento catalizó el movimiento en favor de los derechos civiles LGTBI+, lo que resultó en grandes avances para la comunidad. 

En 2016, Stonewall Inn   fue designado Monumento Nacional y Sitio Histórico del estado de Nueva York. Cincuenta años después, el legado de Stonewall sigue vivo en cada Marcha del Orgullo, cuya tradición se inició un año más tarde en las ciudades de Nueva York, Los Angeles, San Francisco y Chicago en ocasión del aniversario de los disturbios.

Una placa en la puerta del Stonewall reza:

«Los eventos que comenzaron en el Stonewall Inn en 1969 marcaron un cambio monumental para los estadounidenses lesbianas, gays, bisexuales, transgénero y queer (LGBTQ). Stonewall, que ocupaba 51-53 Christopher Steet, era un bar gay que fue allanado el 28 de junio de 1969. Los clientes y una multitud afuera resistieron, y las confrontaciones continuaron durante las siguientes noches en el cercano Christopher Park y en las calles adyacentes. Este levantamiento catalizó el movimiento de derechos LGBTQ, lo que resultó en una mayor visibilidad para la comunidad que continúa resonando en la lucha por la igualdad».

53 Christopher St., West Village

El terreno privado más pequeño de Nueva York

Donde Christopher Street se encuentra con la Séptima Avenida hay un peculiar estanco, con una distintiva fachada roja y forma triangular. Frente a su puerta, un pequeño mosaico triangular en el suelo en el que se lee: “Property of the Hess Estate Which Has Never Been Dedicated For Public Purposes” («Propiedad de Hess Estate, que nunca se ha dedicado a fines públicos»).

Village-Cigars

 La familia Hess vendió el triángulo a Village Cigars en 1938 por $1,000. Estos optaron por conservar esta peculiar pieza de historia del Greenwich Village. 

El triángulo es el resultado de la expropiación y demolición de docenas de edificios en la década de 1910 con motivo de la ampliación de la séptima avenida y de línea 1 del metro. Uno de ellos era un edificio de apartamentos conocido como Voorhis, propiedad de los herederos de David Hess.

Como muchos otros propietarios, estos se resistieron a ceder su propiedad al Ayuntamiento, pero finalmente perdieron su batalla en los juzgados…

Cuando el edificio fue derribado, no se sabe muy bien por qué razón, un topógrafo despistado se olvidó de registrar la esquina más oriental de la calle, de forma que un pequeño triángulo de terreno de poco más de un metro cuadrado siguió en posesión de los Hess.

La Ciudad intentó que estos entregaran voluntariamente ese pequeño pedazo de tierra, pero no solamente se negaron en rotundo, sino que el 27 de julio de 1922 instalaron la placa que indicaba que continuaban siendo sus propietarios.

McNulty’s Tea & Coffee Co:  Prepárate para viajar en el tiempo a un lugar deliciosamente nostálgico donde se puede comprar toda clase de tes y cafés tal y como se hacía hace 125 años. Un verdadero fumadero de opio moderno para los adictos a la cafeína.

El local, oscuro y acogedor, mantiene toda la esencia de cuando se fundó en 1895, así que la experiencia en si va más allá de la compra… Y es que nada más entrar en la tienda, los sentidos cobran vida con la mezcla de los aromas que desprenden los sacos de café y las cajas de té procedentes de todo el mundo. 

Según cuentan, el propietario original era el juez McNulty, un inmigrante rico afiliado a la corrupción política del Tammany Hall, que manipuló las elecciones para llevar a los irlandeses al poder ( la tienda todavía vende el «secret Judge Blend» un café que supuestamente fue creado solo para él ).

Hoy, McNulty’s es propiedad del amable Wing H. Wong y su hijo David, quienes siguen dirigiendo y manteniendo próspera la tienda después de cuarenta años.

109 Christopher St., West Village

Jardines privados de la Iglesia de St. Luke in the Fields

Los altos muros que recorren el perímetro de este pequeño y laberíntico oasis «secreto» en la parte posterior de la iglesia crean un refugio perfecto en el West Village para hacer un pequeño receso y desaparecer un rato. 

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St-Luke-in-the-fields-garden

Grove Street

Justo enfrente de St. Luke´s in the Fields, Grove Street se dirige hacia Bedford Street. De camino, entre el 10 y el 12  está verja de la entrada a Grove Court, el hermoso patio interior rodeado de casitas bajas donde O. Henry desarrolló la acción de su novela corta La última hoja. Un “Private, No trespassing” sobre la verja de hierro forjado  frena el paso a los curiosos, aunque nada les impide mirar el interior desde lejos. Y es que los que pagan enormes alquileres por vivir en este lugar tranquilo y selecto no está dispuesto a compartir su jardín con los admiradores de O. Henry.

Grove Court

Un poco más adelante, en el cruce con Bedford Street está el apartamento de Rachel, Monica, Chandler y Joey en Friends.

También muy cerca se encuentra la «casa más estrecha de Nueva York» que cuenta con tan sólo 2.85 metros de anchura y media dirección, el nº 75 ½ de Bedford Street. A pesar de tener 3 plantas, únicamente dispone de tres habitaciones, dos baños y cocina (repartidos en un total de 139,5 m²). En 1923, la casa fue alquilada por un consorcio de artistas que la usaron para alojar a  los actores que trabajaban en el cercano Teatro Cherry Lane.

Cary Grant y John Barrymore fueron algunos de los que se quedaron en la casa mientras actuaron allí. Una de sus últimas ocupantes, antes de que la casa fuera vendida en 2013 por 3.25 millones de dólares, fue la antropóloga Margaret Mead.

West Village : Bleecker Street y alrededores

Podría decirse que esta es la calle principal del Greenwich Village, con una gran concentración de bares, restaurantes, tiendas y gente de todo tipo, aunque si lo que uno quiere es saborear el verdadero ambiente del Village (tranquilo, silencioso, distinguido y sobrio) es mejor recorrer la 4th street entre la 7th Ave y la 8th Ave, y tomarse un café, un vino o degustar una cena tranquila en alguno de sus pequeños locales.

La esquina de la 4th St. con la pequeña Jones Street es un popular lugar de encuentro para melómanos. Y es que en febrero de 1963 en esta calle se tomó la fotografía que ocupa una las portadas de álbum más reconocibles de todos los tiempos, la del segundo disco de Bob Dylan: The Freewheelin´ Bob Dylan, una obra maestra que recogía himnos tan universales como  Blowin’ in the wind.

Eran tiempos en los que el trobador de Minesota se alojaba en el 161 West 4th St. con su novia de entonces Suze Rotolo ( en la foto).

Los amantes de la pizza tienen su santuario en  John´s of Bleecker St , en el 278 de Bleecker St., donde se sirve una de las mejores pizzas de la ciudad. 

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“Surgió de manera bastante casual; ciertamente no fue planeada ni producida de ninguna manera”, “Bob metió las manos en los bolsillos de sus jeans y se inclinó hacia mí. Caminamos a lo largo de Jones Street frente a West Fourth con Bleecker Street a nuestras espaldas”, recuerda Suze Rotolo en su libro de 2009 A Freewheelin’ Time: En el camino con Bob Dylan.

El músico dejaría a Rotolo por Joan Baez, pero Suze estuvo en el epicentro de la época más instintiva de Dylan, un periodo fundamental para entender su obra.

Ubicado en la esquina de Bleecker Street y Barrow Street, sobre Five Guys Burgers and Fries y con vistas a la 7th Avenue , se encuentra un ático reconvertido en una coctelería clandestina llamada The Garret. No hay letreros que lo anuncien, sólo un neón con la palabra «Soul» en la ventana, y la única forma de acceder es a través del restaurante de comida rápida, dirigiéndose directamente a la parte de atrás y subiendo unas escaleras frente a las parrillas.

Ambos establecimientos pertenecen a propiedades diferentes y operan por separado, pero nada impide que pueden  funcionar en conjunto. Es más, se anima a los clientes a pedir su propia hamburguesa de Five Guys de camino hacia el salón fresco y peculiar de The Garret.

No es que sea un bar clandestino de los de verdad, de hecho, aparece en el Google Maps, pero la experiencia promete ser tanto diferente como divertida. 

Difícil de ver: West 11th cementery

Rodeado de edificios residenciales, justo al este de Sixth Avenue en W.11th Street, hay un pequeño terreno triangular cercado. Es fácil suponer que este corto tramo cercado sea la entrada ajardinada a un apartamento o tal vez un patio trasero, pero si uno presta atención en seguida da con un obelisco, dos tumbas de mesa y varias lápidas gastadas…. Lo que se esconde tras la cerca es, en realidad, el cementerio más pequeño de Manhattan, suficientemente grande como para albergar unas 30 tumbas que bordean un camino de ladrillos gastados y cubiertos de musgo.

¿Y que hace aquí esta pequeña y extraña reliquia de un West Village que ya no existe?  El cementerio data de 1805 y es todo lo que queda del Segundo Cementerio de la Sinagoga Shearith Israel, una especie de anexo al cementerio principal, para aquellos que murieron de enfermedades contagiosas como la fiebre amarilla o la malaria, los que no tenían fuertes lazos con la congregación o personas que se habían suicidado.

Hasta 1825, Shearith Israel fue la única sinagoga de Nueva York y, por lo tanto, cubría los entierros de todos los residentes judíos de la ciudad. Después de 1823, cuando las ordenanzas de salud pública de la ciudad prohibieron más entierros allí, el cementerio de West 11th Street se convirtió en el único de la congregación y se usó de manera mucho más general.

Hacia 1829, Nueva York estaba creciendo y el desarrollo del sistema de “cuadrículas” necesitó que gran parte del terreno que ocupaba el cementerio se expropiara para la creación de W. 11th Street., lo cual requirió el desentierro de muchos de los enterrados aquí. Entre los que descansan en esta pequeña parcela se encuentran el veterano de la guerra de la independencia americaricana, Ephraim Hart, y el célebre pintor Joshua A. Canter.

Después de casi 200 años, gran parte de las escrituras en las lápidas son ilegibles.

Más escenarios literarios

Dylan THOMAS tomó en la White Horse Tavern su última copa. El poeta irlandés se desplomó en esta taverna en el 567 de Hudson Street, la segunda más antigua de la ciudad, antes de morir en el cercano st. Vincent´s Hospital con tan sólo 39 años.

Edgar Allan Poe vivió durante un tiempo en el 137 de Waverly Place. Hacia el oeste por Waverly Place esta el edificio triangular del Northern Dispensary, en el que Poe y oros recibieron asistencia médica gratuita.

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