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Nueva York: el East Village
Aparentemente, el East Village resulta bastante diferente a su homólogo occidental, el Greenwich Village.
De pasado radical e inconformista, sus calles han alojado a artistas, músicos, escritores, activistas políticos o drogadictos desde la década de 1950. En la actualidad no dispone de ningún gran atractivo turístico, por lo que no suele ser tan frecuentado como otros puntos de la ciudad. Eso lo convierte en un destino agradable para pasear sin rumbo fijo y descubrir interesantes rincones en los que sumergirse…
El East Village, localización e historia
De oeste a este, el East Village comprende el área situada entre Bowery y el East River y, de norte a sur, entre la 14th y Houston Street.
En sus orígenes, la zona formaba parte de la finca del gobernador holandés Peter Stuyvesant. A comienzos del s.XIX, al oeste de lo que es hoy 2nd Avenue se construyeron elegantes mansiones para acoger a la flor y nata de la alta sociedad neoyorquina. Con la llegada del s.XX, los barrios obreros, donde residían los inmigrantes polacos, ucranianos y alemanes quedaron alejados, más al este.
Durante los años 50, los arrendamientos baratos y el aire bohemio del barrio atrajeron a los inconformistas miembros de la Generación Beat, que cuando no estaban recorriendo el país en tren, se reunían en el apartamento que compartían Allen Ginsberg, Jack Kerouac y William Borroughs, en el 206 East de 7th St para leer poesía y emborracharse. La movilidad geográfica y el desmesurado consumo de drogas y alcohol eran dos de las características de la forma de vida de estos jóvenes idealistas. A finales de la década de 1960, el East Village era uno de los centros neurálgicos de la cultura «hippie» de Estados Unidos.
Con la llegada de los 70 empezaron los años gloriosos de la música «punk» y «rock», así como de otras vertientes destacadas de la contracultura neoyorquina. Grupos de música de la talla de los Ramones o Blondie lograron hacerse un nombre en el CBGB o el Fillmore East, mientras que anarquistas, poetas, rebeldes, artistas, un surtido variopinto de Ángeles del Infierno y miembros del hare Krishna llenaban las calles de un barrio absolutamente desmadrado. Y con la vida nocturna llegaron las drogas y el éxodo de muchos de sus vecinos.
Durante los salvajes años 70, el East Village se convirtió en el epicentro del mundo de la droga en Nueva York, una ciudad que, por otro lado, se encontraba sumida en una profunda crisis económica. En esos años, las avenidas A, B y C eran tierra de nadie. Un territorio donde ni tan siquiera la policía se adentraba.
A principios de los 80 el barrio fue recuperando algo de vitalidad. La llegada de nuevos artistas se sumó a los que no habían abandonado el barrio y se empezaron a abrir nuevas y flamantes galerías de arte al este de 3rd Avenue.
En un momento en que la marginación, la violencia y la drogadicción coincidieron con una época de una extraordinaria vitalidad artística, no era infrecuente la imagen de las elegantes damas del Upper East Side desfilando de inauguración en inauguración rodeadas de basura y miseria.
A principios de los 90, la ciudad emprendió la remodelación del barrio e invirtió millones de dólares para limpiarlo de vagabundos, ocupas e indigentes. Inevitablemente, el paisaje urbano cambió con el tiempo y los antros de música, la energía popular y los hoteles baratos dejaron paso a las tiendas gourmet, los restaurantes refinados, las boutiques de moda y los hoteles de lujo.
Explorando el East Village
St. Mark´s Place y alrededores
Para explorar el East Village, lo mejor es utilizar St. Mark´s Place como punto de partida. Y es que entre la 2nd Ave y la Avenida A, la principal arteria del barrio, llamada así por la vecina iglesia de St. Mark´s-in-the-Bowery, conserva parte de su pasado rebelde. Una muestra es el East Village Books & Records (99 St. Marks Place), un popurrí de libros alternativos que detrás de una apariencia caótica, esconde algunas joyas ocultas. Y es que entre pilas de libros y CDs dispuestos al azar, se pueden encontrar desde una guía (seria) para sobrevivir a una invasión de robots a una copia de un Penthouse de hace veinte años.
En la acera de enfrente, la fachada de los números 96-98 recordará a los fans de Led Zeppelin la portada del álbum «Physical Graffiti» (en realidad, el edificio tiene 4 plantas y no 3 como aparece en la cubierta del disco, y es que una de las ellas se eliminó para que cupiera en la portada del álbum) y a los de los Rolling Stones, el lugar donde Mick Jagger espera a su amigo Keith Richards en el ya muy desfasado videoclip de Waiting for a friend, de 1981 ( el bar que aparece en el video musical es el St. Mark’s Bar & Grill, en la esquina con 1st Avenue, pero ya no existe).
Seventh St. también acoge algunas perlas a las que hay que echar, cuanto menos, un vistazo. Vale la pena visitar Trash & Vaudeville (95 East 7th St.), una emblemática tienda gótica nacida de la escena rock y punk de la década de 1970 en St. Marks Place, que siempre ha ofrecido una amplia variedad de moda alternativa para rockeros, mods, punks, góticos, rockabill y otros héroes cotidianos de clase trabajadora que querían darse una paseo por el lado salvaje. En este mismo lugar Yoko Ono hizo algunas performance en los años 70.
En el 15 de East 7th St McSorley´s Old Ale House presume de ser el bar irlandés más antiguo de Nueva York. Está ahí desde 1854. El serrín en el suelo y las fotos, descoloridas por el paso de los años y el humo, añaden autenticidad a este mítico pub que todavía conserva su esencia original.
Alphabet City
A estas alturas de Manhattan, la isla sobresale más allá de la estructura cuadriculada de la ciudad, por lo que alguien decidió numerar las avenidas que siguen al este de la 1st. Ave con las letras del alfabeto A,B,C y D.
No hace tantos años, Alphabet City era un lugar especialmente inseguro de la ciudad, totalmente dominado por camellos y gánsters. Casi todo ello desapareció a partir de 1983, tras una contundente campaña policial que con el tiempo consiguió que las calles volvieran a ser un punto de encuentro para bohemios y gente del barrio.
En Alphabet City se encuentra el primer apartamento de Madonna en Nueva York, un cuarto piso sin ascensor que en 1978 dio cobijo a la entonces joven promesa. El edificio se encuentra en el 230 East 4th St entre las avenidas A y B (en 1978 era el número 232), en el que entonces era un vecindario abandonado a las drogas y delincuencia callejera. Era lo que Madonna podía permitirse en aquel momento…
Y aunque hoy en día, el 230 East 4th St. sigue siendo un edificio apto para rendas bajas, Alphabet City ya no es asequible para ningún aspirante a Diva del pop. Todo lo contrario, este es uno de los barrios más deseables para los jóvenes neoyorquinos, donde se venden apartamentos por más de $2,000,000.
Otra dirección destacable es el 151 de la Avenue B. Aquí, con vistas a Tompkins Square Park, se encuentra el que fue el hogar de Charlie Parker que murió en 1955 a la temprana edad de 34 años. El gran saxofonista de jazz ocupó el apartamento de la planta baja de esta casa adosada desde 1950 a 1954 con su esposa y sus tres hijos. Desde 1993, su figura cobra vida todos los veranos en Tompkins Square Park durante el Festival de Jazz de Charlie Parker.
Los jardines comunitarios del East Village
Aprovechando las parcelas públicas abandonadas en los años 70, los vecinos crearon una extensa red de zonas verdes que, con el tiempo, se fueron conservando como verdaderas joyas muy apreciadas por los muchos vecinos que se daban cita en ellos.
La remodelación del barrio a principio de los 90 incluía la eliminación de estos jardines comunitarios. Al alcalde Giuliani no le pareció buena la idea de reconvertir «espacios libres» en zonas verdes y propuso poner a la venta los jardines y dejar los terrenos libres para su edificación. Muchos vecinos se opusieron activamente y hasta se llegaron a practicar detenciones. La cantante, actriz y humorista Bette Midler ayudó a recaudar más de 4 millones de dólares (250.000 de ellos de su propio bolsillo) para impedir que muchos de los terrenos cayeran en manos de codiciosos promotores inmobiliarios…
Finalmente a través de una ordenanza municipal se prohibió la destrucción de aquellos pequeños oasis de vegetación, que hoy se prestan a las barbacoas, dominós o partidas de cartas y que suelen estar abiertos al público los fines de semana. Y es que en una zona en la que los árboles escasean, los jardines comunitarios de Alphabet City son una bendición.
Algunos de los más destacables serían:
El Liz Christy Community Garden (East Houston St. entre la 2nd Ave y Bowery), que fue el primer jardín comunitario que abrió en Nueva York, en 1973.
Le Petit Versalles (247 East Second Street), un producto de Allied Productions, una organización sin ánimo de lucro que presenta de mayo a octubre todo tipo de estrafalarios proyectos comunitarios relacionados con el arte, la música, el cine o el teatro.
El 6 & B Garden (6th St. esquina Ave B), que organiza actuaciones musicales o teatrales gratuitas, sesiones de yoga, eventos culinarios o talleres de horticultura / artesanía.
Tompkins Square Park
En enero de 1874 acogió las insurrecciones populares contra el paro y la miseria generalizada.
Durante la década de los 60, desde Charlie Parker hasta Jimi Hendrix, pasando por los Ramones, fueron muchos los que interpretaron sus canciones en Tompkins Square.
En los 70 y 80 la plaza fue la sórdida guarida de toxicómanos, vagabundos y marginales de todo tipo. El acaparador de la extrema violencia en la ciudad, pero también el núcleo neoyorquino de la contestación en contra de la Guerra del Vietnam y del desalojo del campamento de drogadictos y sin techo en 1988.
 
			Tranquilidad en Tompkins Square Park
Tras una profunda renovación, a partir de 1990 se instaló en el barrio una nueva oleada de familias de clase media y jóvenes con inquietudes artísticas. El parque volvió entonces a ser un lugar tranquilo y seguro, donde la gente se dejaba ver paseando a sus perros o tumbándose en el césped, y en el que coexistían en armonía diferentes clases sociales y grupos étnicos.
Hoy en día ha recuperado parte de su espíritu original, acogiendo festivales musicales y actividades estivales. Sus jardines mucho más agradables, suelen reunir a vecinos para jugar al ajedrez, hacer un picnic cuando llega el buen tiempo, asistir a un concierto improvisado o, simplemente para pasear a sus bebés o sus perritos.
Uno de sus pocos monumentos es una fuente ornamental que homenajea a los fallecidos en el desastre del General Slocum, en el que murieron 1021 personas, la mayoría vecinos del East Village y del Lower East Side.
St. Mark´s in the Bowery
La segunda iglesia más antigua de la ciudad, ST. MARK´S IN THE BOWERY (131 E 10th St., entre la 2nd y la 3rd Avenue), fue construida en 1799 y ocupa una parte del terreno de la granja (bouwerie) del gobernador holandés Peter Stuyvesant.
Históricamente, esta iglesia progresista ha sido un centro de activismo político, abrigando siempre a las voces disidentes, como en los tiempos de la caza de brujas anticomunista de McCarthy, la Guerra de Vietnam o manifestaciones en pro de los derechos civiles donde apoyó sin fisuras a las voces críticas.
También abrió sus puertas a los poetas y al arte, secundó movilizaciones, acogió las primeras citas de los Panteras Negras y albergó el primer centro del país para el asesoramiento a lesbianas.
Junto a ella, hay un pequeño cementerio donde está enterrado Stuyvesant, además de varias generaciones de su familia y otros miembros ilustres de la sociedad neoyorquina de la época.
Después de la de St. Paul´s en Broadway, St. Mark´s in the Bowery es la segunda iglesia más antigua de Nueva York.
 
			Cooper Square
Entre los logros de este empresario autodidacta está el de construir la primera locomotora de vapor del país.
De los tres centros relacionados con la arquitectura, la ingeniería, el arte, las humanidades y las ciencias sociales, el edificio principal, el de la Cooper Union Foundation, es el más representativo. Tiene la cualidad de poseer la estructura de acero más antigua de los EE.UU, encima de la cual se puede leer el emblema «To Science and Art«.
Históricamente, también tiene un valor innegable. Este fue el lugar donde, en 1860, Abraham Lincoln pronunció su famoso discurso antiesclavista contra los estados del sur.

EL DERECHO NOS DA EL PODER
El 27 de febrero de 1869, 1500 personas abarrotaron el auditorio del edificio Cooper Union para escuchar el discurso que, Abraham Lincoln, futuro candidato a la presidencia del país, iba a ofrecer acerca de la esclavitud. Con el argumento de que la Constitución permitía al gobierno federal controlar la esclavitud en los territorios federales, acabó su discurso con estas palabras:
«Tengamos fe en que el derecho nos da poder y, con esa fe, cumplamos con nuestro deber tal y como lo entendemos».
Y sigue ofreciendo educación gratuita.
Astor Place
Cuesta creer que en otros tiempos Astor Place fuera uno de los lugares más distinguidos de Nueva York. Colonnade Row, en la hoy insignificante Laffayette Street, es todo lo que queda para que uno pueda hacerse a la idea de lo que fue el barrio en otros tiempos.
En 1825, John Jacob Astor, entonces el hombre más rico de América (entre otras cosas, a base de haber conseguido su enorme fortuna traficando con pieles de castor y defraudando a todo el mundo, incluido el Presidente… ) convirtió Laffayette Place (hoy Street) en el hogar de los más ricos e influentes de la ciudad. Aquí se construyó en 1832 el edificio residencial más exclusivo de la ciudad, LaGrange Terrace, también conocido como COLONNADE ROW.
En esas fechas el conjunto constaba de nueve soberbias casas muy codiciadas entre los miembros de la alta sociedad, aunque ahora sólo se conservan cuatro de las nueve casas originales (428-434 Lafayette Street) hoy lamentablemente deterioradas. El mismo John Jacob Astor, algunos de los Vanderbilt y la familia Delano formaron parte del selecto vecindario.
La élite también atrajo a las iglesias al vecindario. En 1846 se construyó la elegante Grace Church (820 Broadway), una preciosa mini iglesia con forma de catedral que, hoy en día, ofrece a los visitantes momentos de paz y silencio, conciertos de órgano y un bonito suelo de mosaico complementado con unas exquisitas vidrieras.
El gigantesco edificio de ladrillos marrones situado frente a Colonnade Row fue, en su día, una biblioteca pública fundada por John Astor en 1854, la primera en Nueva York y embrión de la New York Public Library. De repente, más de 100.000 volúmenes estaban a disposición de los lectores de forma gratuita, una idea revolucionaria en aquel momento. En 1967, el edificio, entonces abandonado, se convirtió en el Public Theater, sede del Festival de Shakespeare de Nueva York y una especie de leyenda del off-Broadway. Durante años fue el escenario original de los musicales Hair (1967) y A Chorus Line (1975), que adquirieron fama aquí.
Hoy en día, el orgullo de Astor Place es la boca de metro del mismo nombre, que data de 1904. Una lograda restauración le devolvió, en su momento, su antiguo esplendor. Otro de sus símbolos es una enorme escultura con forma de cubo giratorio, llamada el Álamo.
El Bowery
«Hay muchos lugares en el mundo, ciudades y pueblos donde los desvalidos son más numerosos que en Manhattan. Pero aquí, los indigentes no tienen siquiera con lo que hacer una súplica muda. No son más que lo que parecen. No son más que su indigencia». John Berger, en El sentido de la vista.
Desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX, los del Bowery fueron los bajos fondos más famosos del mundo. Crecieron al final de la Guerra Civil, en el que entonces era el barrio de las prostitutas de Manhattan, cuyos hoteles baratos acogieron a la multitud de veteranos de vuelta a casa.
Antes de que pasara mucho tiempo, el Bowery se convirtió en la calle de las almas perdidas, «la meca de los que no tenían donde caerse muertos», como la definieron David Isay y Stacy Abramson en Flophouse. Life on the Bowery. En su mayor apogeo, bajo las sombras del tren elevado de la Tercera Avenida, cada noche dormían entre 25.000 y 75.000 indigentes.
En 1955 se prohibió la construcción de nuevos hoteles cuchitril. Bares, restaurantes baratos y viajas pensiones fueron reemplazados por otros negocios menos sombríos y el valor inmobiliario del Bowery empezó a crecer. Diez años más tarde, «sólo» quedaban 5.000 indigentes en sus calles.
Hoy, las pensiones de mala muerte y los tugurios de borrachos han desaparecido por completo. No quedan salones de tatuaje, ni oficinas de empleo. Ni siquiera el tren elevado.
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Los años dorados del rock y el punk en el East Village
El psicodélico FILLMORE EAST (105 Second Ave), hoy sustituido por una triste sucursal bancaria, vivió durante 3 años 3 meses y 19 días la fiebre del Rock. Y aunque sólo fue un corto periodo de tiempo, dejó una marca imborrable en la escena musical de finales de los 60.
Entre los que allí actuaron hay gigantes como The Doors, The Grateful Dead, Joni Mitchell, Otis Reding, Elton John, Janis Joplin, Crosby, Stills, Nash and Young, The Allman Brothers… O The Who, quienes presentaron su ópera rock Tommy durante 6 noches seguidas. También acogió los primeros shows de la Velvet Underground, entonces bajo la supervisión creativa de Andy Warhol.
En 1971, su propietario y promotor musical Bill Graham consumó el prematuro cierre del Fillmore aludiendo la necesidad de «encontrarse a si mismo»….
Tras 10 años de abandono, el edifico abrió como una discoteca privada gay llamada The Saint, pero con la llegada de la epidemia del SIDA también cerró sus puertas.
En 1996, el teatro y el auditorio fueron demolidos, pero el antiguo vestíbulo del Fillmore permanece como una sucursal de Apple Bank.

Existen varios recuerdos del Fillmore East. Uno de ellos es una mini exhibición en el propio vestíbulo de la sucursal bancaria. Fuera del edificio, un curioso mosaico inmortaliza a The Doors en la farola que está fuera del edificio. Por último, la 2nd Avenue en 6th Street lleva el nombre de su propietario «Bill Grahams Way».
El 16 de agosto de 1974, The Ramones realizaron su primer show en el CBGB (315 Bowery), ante media docena de personas. Casi 50 años más tarde, la esquina de Bowery con 2nd St., la Joey Ramone Place sigue rindiendo homenaje a este ilustre vecino, considerado como uno de los padres del punk.
Este epiléptico local, con capacidad para 300 personas, abrió sus puertas a finales de 1973, un momento en el que el East Village era un hervidero de artistas jóvenes dispuestos a satisfacer a un público apasionado y con muchas ganas de expresarse.
Lo hizo de la mano de Hilly Kristal, quien antes de abrir el CBGB, ya había regentado un local más orientado al jazz.
El nombre, CBGB, acrónimo de «Country, Bluegrass and Blues», no es más que un error de cálculo… (que corrigió más adelante rebautizándolo como CBGB OMFUG (Other music for uplifting gormandizers – Otra música para animar a los glotones).
Y prácticamente sin quererlo, Kristal fue decisivo para la aparición y el desarrollo de la emergente escena underground neoyorquina.
Jóvenes desconocidos como Blondie, Patti Smith, Sonic Youth, Television, Andy Warthol, Lou Reed, Talking Heads o The Police, quienes ofrecieron aquí su primer concierto en Estados Unidos, fueron sólo algunos de los que inflamaron este antro mítico del punk (más tarde, en su evolución, también fue considerado como un templo para la New Wave).
Con el tiempo ( … y los planes de tolerancia cero del alcalde Giulianni), el barrio fue cambiando y adoptando otras costumbres, dejando cada vez menos espacio para locales de estas características.
Así que después de 30 años de decibelios, drogas y agonías económicas a causa de la deuda por el alquiler del local, el 15 de octubre de 2006, el CBGB echó el cerrojo definitivamente.
Ese día, su hizo un emotivo concierto homenaje en el que participaron Blondie y Patt Smith.
Un año más tarde, Kristal falleció.
Hoy, las chaquetas de cuero de 3.000$ de John Varvatos han sustituido a los desaseados melenudos. Eso sí, en su interior todavía se conservan paredes forradas de posters y grafitis originales.
Desde 2013 se celebra en NYC el festival de música CBGB.

En 2013 se estrenó CBGB, un película sobre la historia del local y de su dueño, Hilly Kristal.  
 
			Es solo una esquina más en el East Village, pero para los fanáticos del punk o del rock de los 70, este es un magnífico lugar de peregrinación.
Se calcula que hasta 50.000 bandas se dejaron ver por el CBGB en sus 33 años de vida.
El CBGB era un antro descuidado, con paredes forradas de mugre, grafitis y publicidad, y con unos baños que aunque legendarios, eran infames.
Interior de la tienda de John Varvatos, con las paredes y algunos elementos interiores originales. El CBGB nació el 10 de diciembre de 1973, en el mismo sitio donde Hilly Kristal tuvo, entre 1969 y 1972, un bar llamado Hilly’s.

BLONDIE MURAL
En la esquina de Bleecker St con Bowery, just enfrente de lo que fue el CBGB, hay un enorme mural creado por Shepard Fairey que inmortaliza a Blondie, pioneros del punk/rock de los 70-80.
Debbie Harry, su cantante y rostro más visible del grupo, vivió en este vecindario durante su juventud (113 St. Marks y 266 Bowery).
 
			Otros lugares de interés en el East Village
Inevitablemente, muchas cosas han cambiado en las últimas décadas. El barrio se ha aburguesado bastante. El aumento de los precios ha obligado a muchos a marcharse y, aunque todavía se pueden encontrar algunos vestigios que recuerdan su pasado salvaje, lo cierto es que el East Village ya no es la cuna de la disidencia y la creatividad que fue en otros tiempos.
Aunque muchos de los antiguos habitantes del barrio no admiten esta tendencia e insisten en que, en esencia, el ambiente de su barrio no ha cambiado en nada, la verdad es que las tiendas gourmet, los restaurantes refinados y las boutiques de moda son cada vez más frecuentes en el paisaje urbano del East Village.
Aún así, el barrio sigue siendo uno de los más vibrantes y populares del Downtown de Manhattan.













