CARRETERAS INFINITAS

OATMAN, algo más que burros salvajes

Las vistas, los sonidos y los sabores de EE.UU cobran vida en este pequeño pueblo que combina historia, leyendas y excentricidades.
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20 May, 2021
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OATMAN, algo más que burros salvajes

por | May 20, 2021 | RUTA 66, ARIZONA

Burros salvajes, tiroteos al estilo Salvaje Oeste y un pueblo polvoriento en un tramo desolado de la Carretera favorita de los Estados Unidos…. Bienvenido a Oatman, uno de los destinos más especiales de la Ruta 66, pues sus vecinos más famosos son, en realidad, burros salvajes que pasean tranquilamente junto a residentes y turistas. 

Oatman

Una de las estampas más curiosas de la Ruta 66

Oatman fue en su día un próspero pueblo minero que, como tantos otros, fue abandonado tras agotarse la mina y condenado a la desaparición después de construirse el desvío por la autopista I-40 en 1953. Podría haber sufrido el mismo destino que muchas ciudades mineras de Arizona y haberse desvanecido en una ciudad fantasma si no hubiera sido por la nostalgia de la Ruta 66 y el filón turístico que supone tener a un montón de simpáticos asnos salvajes campando a sus anchas a lo largo de la estrecha calle principal.

LO QUE QUEDA DE AQUEL POBLADO MINERO ES UNA PEQUEÑA LOCALIDAD CON CURIOSAS TIENDAS ALINEADAS A LO LARGO DE SU ÚNICA CALLE Y HABITADA POR MÁS BURROS QUE PERSONAS. 

Welcome-to-Oatman
Oatman

Oatman está situada en las Black Mountains, en la frontera entre Arizona y California, y sólo se llega después de sortear las pendientes más empinadas y las curvas más estrechas y cerradas de toda la  Ruta 66, a través de una antigua sección que todavía conserva su aspecto original.

Una breve historia de Oatman

La historia de este simpático pueblo empieza en la década de 1860, cuando se encontró oro en las montañas cercanas. No fue hasta principios del siglo XX cuando el campamento inicial se convirtió en una bulliciosa ciudad que llegó a tener una población de 3.500 habitantes. Entre 1900 y 1940 fue el hogar de más de 10,000 personas.

En 1921, un incendio arrasó la ciudad, destruyendo la mayoría de edificios de Oatman. En 1924, la mina más grande cerró.

Después de que Estados Unidos se involucrara en la Segunda Guerra Mundial, las minas fueron cerrando ya que en ese momento sólo interesaba la extracción de minerales útiles para la guerra. La consecuencia directa fue una disminución importante de la población.

Pero Oatman no llegó a desaparecer del todo. La Carretera Madre atravesaba el corazón de la ciudad, sosteniendo un negocio turístico que se mantuvo saludable entre 1926 y 1952, atendiendo y acomodando a los viajeros antes de que entraran en el tórrido desierto de Mojave.

Hoy, los burros que deambulan libremente por las calles de Oatman son los descendientes de las bestias de carga de los antiguos mineros.

El auge del turismo no duró mucho. La Interestatal 40 pasó por alto a Oatman a principios de la década de 1950 y en 10 años, toda el área quedaría prácticamente abandonada.

Un interés revitalizado en la histórica ruta 66 salvó al pueblo de la desaparición. Y aunque a menudo se refieren a Oatman como una ciudad fantasma, eso no es del todo exacto. La población humana actual de Oatman, Arizona ronda las 130 personas…

La de burros se acerca a los 2000.

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Excursión a Oatman + Museo de la Ruta 66

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Recorre un típico pueblo del oeste americano y conoce su historia en esta excursión a Oatman. Además, te adentrarás en un museo dedicado a la ‘carretera madre’. ¡Una visita imprescindible para los amantes de la ruta 66!

Planes para un día perfecto en Oatman

Oatman Arizona

En seguida darán la bienvenida los habitantes más amigables y pacíficos del pueblo: los asnos, que campean a sus anchas y se acercan a los visitantes para que les den las zanahorias que previamente han comprado en cualquiera de las tiendas de la calle principal. Después de años de recibir comida de los turistas, estas adorables criaturas son extremadamente amables con los visitantes.

Los asnos fueron abandonados en su día por los mineros y estos son sus auténticos descendientes, que han continuado viviendo por los alrededores del pueblo, al que vienen en busca de alimento.

Pero estos simpáticos animales son sólo una de las muchas razones para visitar Oatman, que puede que no sea tan próspera como en los tiempos de la fiebre del oro, pero que tiene mucho que ofrecer a aquellos visitantes que disfrutan de ese lado kitsch de la cultura americana.

Oatman

Medio día es todo lo que se necesita para explorarlo a fondo, pero si se dispone de suficiente tiempo, no hay que dejar de pasear por las pocas calles secundarias, donde se puede encontrar alguna sorpresa, como esta extravagante casa-tienda-museo.

El mal llamado pueblo fantasma de Oatman recibe a más de 500.000 visitantes al año.

Main Street

Main Street, la calle que atraviesa el pueblo es pequeña, con sólo un puñado de tiendas de recuerdos y restaurantes que dependen por completo de los dólares de los turistas.  Algunos de sus edificios todavía se conservan de los tiempos de la fiebre del oro y la Ruta 66. 

Oatman Arizona
Oatman Arizona
Oatman Arizona

El Hotel Oatman

El Hotel Durlin original fue construido en 1902 y destruido en un incendio. El actual edificio de dos plantas fue levantado, también como Hotel Durlin en 1924. A lo largo de los años pasó por varias propiedades hasta 1967, cuando Robert Whitaker lo compró y lo rebautizó como Oatman Hotel, que hoy se conserva como el más antiguo de los construidos con adobe en el condado de Mohave y comos una de las atracciones de visita obligada en la ciudad. Y no sólo por el exterior, de puertas adentro también tiene su encanto.

Resulta que este hotel de 8 habitaciones hacia negocio, sobre todo, con los mineros locales, que tomaron por costumbre cubrir las paredes y el techo con billetes de un dólar firmados y fechados. Esa práctica todavía está muy viva y son muchos los turistas que dejan su billete con dedicatoria como recuerdo.

Hotel Oatman

El fabuloso cartel del Hotel Oatman da la bienvenida a los visitantes. El sitio fue incluido en el Registro Nacional de Lugares Históricos en 1983.

El hotel ya no alquila sus habitaciones, pero sigue manteniendo la suite que ocuparon en su día Clark Gable y Carole Lombard cuando se casaron en Kingman en 1939. Esa habitación sigue siendo una de las principales atracciones del hotel. El propietario asegura que la pareja tuvo tan buen recuerdo de su paso por el hotel que se negó a abandonarlo definitivamente. Muchos lugareños afirman que  a menudo se les oye susurrar y reír en la habitación vacía. Pero el célebre matrimonio no es el único Poltergeist en el hotel. Se cree que otro fantasma, Oatie, es el espíritu de William Ray Flour, un minero irlandés que murió detrás del hotel.

Oatman-Hotel
Oatman-Hotel

OLIVE OATMAN, LA CHICA DEL TATUAJE AZUL EN LA BARBILLA

Así es como se conoce a la chica que dio nombre a la ciudad. Una mujer con una apasionante y reveladora historia de vida que intentó adaptarse y sobrevivir a cada revés que le deparó el destino.

Estamos en 1850, en un camino solitario y pedregoso en las áridas tierras de Colorado, donde circula una caravana de colonos abriéndose paso con sus animales, sus carros y sus infinitas esperanzas por prosperar en el “nuevo mundo”. Entre ellos estaba la familia Oatman, que no conocía nada sobre aquellas tierras. No advirtieron que estas ya tenían propietarios, una tribu salvaje y muy violenta: los Yavapai.

Los indios acabaron con prácticamente toda la expedición y decidieron llevarse a dos niñas como esclavas: Olive, de 14 años y su hermana Mary Ann, de 8.

Después de ver morir a su familia, las dos pequeñas tuvieron que resistir casi  un año de maltrato, de carencia y de humillación continua por parte de aquella tribu india que despreciaba profundamente al hombre blanco. Sin embargo, su suerte cambiaría cuando una tribu vecina se enteró de la historia de aquellas niñas blancas. Eran los Mohave, que decidieron rescatarlas entregando a cambio varios caballos y mantas.

Con el intercambio sellado, Olive y su hermana menor iniciaron una nueva vida con el afable pueblo Mohave. Para demostrar su unión con la comunidad, se les hizo el tatuaje tradicional de su pueblo, con el que culminaba la comunión con los suyos. Fueron unos años tranquilos, donde Olive tuvo la oportunidad de asumir el duelo por la pérdida de sus padres y estrechar lazos con aquella, su nueva familia.

Hubo también momentos difíciles, años de sequía donde el pueblo pasó hambre y donde murieron muchos niños, entre ellos Mary Anne, la hermana de Olive. A ella se le permitió enterrarla según su propia religión, regalándole incluso un pedazo de tierra donde Olive plantó un jardín de flores silvestres.

Olive Oatman tenía casi 20 años cuando al poblado Mohave llegó un mensajero del Fort Yuma. Se habían enterado de la presencia de una mujer blanca y exigían su devolución. Cabe decir que esta tribu jamás tuvo cautiva a la joven, siempre le dijeron que era libre de irse cuando así lo deseara, pero Olive nunca tuvo especial interés por marcharse.

Todo cambió cuando se enteró que quien la reclamaba era Laurence, su hermano pequeño, al que creía muerto desde el brutal ataque de los Yavapai. Olive decidió marcharse y volver con los suyos… Por su parte, los mohave, lo aceptaron resignados. 

Aquella fue una decisión de la Olive se arrepentiría años después.

Tras su vuelta a la civilización todo pasó muy rápido. La apodaron la “mujer del tatuaje azul”. Y es que los trajes victorianos con los que la obligaron a vestirse para borrar su pasado indio no pudieron cubrir el llamativo tatuaje que adornaba su barbilla. Eso sí, los de sus brazos y sus piernas nunca más verían la luz del sol.

Se escribió un libro sobre su historia, cuyas ganancias le sirvieron para estudiar una carrera universitaria y pagar la formación de su hermano Laurence. Lo que se contaba en el libro eran anécdotas sobre el salvajismo, ignorancia e inhumanidad de los indios. Era lo que la gente quería leer.

Más adelante, empezó a dar conferencias por todo Estados Unidos para hablar de su experiencia con los Yavapai y los Mohave. Olive, presionada, tuvo que mentir para sobrevivir en ese pueblo que ahora la había acogido en una nueva etapa de su vida.

En 1865 se casó con un rico ganadero. Un hombre que le pidió que olvidara su pasado, que dejara las conferencias y que para salir, se pusiera un velo que cubriera el tatuaje. Y así lo hizo.

De esta forma fue sometida, año tras año, al que quizá seria el peor cautiverio de su vida, donde se originó en ella un nuevo tatuaje: el del dolor y el recuerdo de aquellos años con los Mohave, en los que su existencia era completa, libre y feliz…

Olive-Oatman

Olive Oatman nunca se sintió tan libre como en esos días en los que convivió con los Mohave. De hecho, casi 100 años después, se le puso su nombre a una pequeña ciudad, un rincón donde vivió aquella joven en compañía de los nativos y donde curiosamente, fue más feliz que nunca.

Olive Oatman

Secuestrada de niña por los indios Yavapai, acogida posteriormente por los indios Mohave y rescatada finalmente por su hermano, dedicó parte de su vida a hablar sobre la supervivencia y la fortaleza del ser humano sin percibir lo rota que había quedado su mente e incluso su propia identidad.

Olive Oatman sufrió dos tragedias que la marcaron de por vida: primero la pérdida de su familia biológica por el ataque de los yavapais, y después, al ser arrancada de su segunda familia, los mohaves.

Olive falleció a los 65 años, después de pasar gran parte de su vida con una terrible depresión y la inmensa añoranza de su verdadera familia adoptiva. 

Ver a los pistoleros en Main Street

La ciudad se enorgullece de mantener el vínculo con el salvaje oeste a través de unos cuantos edificios de madera, unos tiroteos que se celebran puntualmente todos los días a las 13:30 y un montón de tiendas kitsch.

Al mediodía el tráfico se detiene para una performance de los Oatman Ghost Riders, el grupo de pistoleros más antiguo de Arizona. ¡Tienen hasta su propia web!.  El espectáculo combina historia, teatro y comedia, y puede durar una media hora. ¡A los niños les encanta!

Comprar caramelos en Gold Rush Candy Shop

A aquellos a los que les gusten los dulces no deben perderse una de las sorpresas agradables de la visita a Oatman. Los chocolateros deberán abstenerse de comprar,, a menos que se lo vayan a comer en seguida.

Freir huevos en la acera

Dicen que en Oatman hace tanto calor que se pueden freír huevos en la acera. En consecuencia, el 4 de julio se celebra el Oatman Sidewalk Egg Fry, donde los concursantes tienen 15 minutos para freír sus huevos usando solo energía solar. Todo el mundo está invitado, así que…

Durante años, los turistas han alimentado a los burros con zanahorias y un “burro chow” especial que podían comprar en casi todas las tiendas. En los últimos años, la Oficina de Administración de Tierras ha comenzado a desalentar la alimentación de los burros de Oatman. Consideran que permitirles pastar en las colinas es más saludable y seguro, tanto para los burros como para los visitantes.

Oatman, Arizona
Oatman, Arizona
Oatman
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